0 opiniones
El alto precio de un crédito rápido para salir de un apuro económico
Este tipo de financiación se caracteriza por la rapidez y facilidad en su concesión, pero es esencial leer los detalles para evitar sustos con el retorno
La figura del prestamista existe desde hace muchos años, cuando comerciantes y agricultores hacían préstamos de sus cosechas para garantizar la alimentación futura. La invención del dinero cambió algunos aspectos, pero mantuvo la esencia: el prestamista moderno deja capital a otra persona a cambio de la devolución de esa cuantía con intereses.
Especialmente en épocas de crisis, así como en verano y Navidad, los micropréstamos son una alternativa de financiación muy común. La agilidad y facilidad para su solicitud sirven de reclamo para aquellas personas que requieren de liquidez con urgencia. Sin embargo, este dinero rápido tiene truco y es que su precio suele ser muy superior a otras formas de préstamo.
Uso responsable
La mayor parte de los préstamos rápidos son créditos al consumo, es decir, se destinan a la compra de bienes o servicios, explica a Consumidor Global Joan Llobet, director del Máster en Dirección económica y financiera de la empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Este tipo de financiación se caracteriza por prestar importes bajos, por la inmediatez en la concesión y por un análisis de riesgo por parte del usuario prácticamente inexistente. “No preguntan casi nada y admiten clientes inscritos en Asnef y otras listas de morosos, es decir, con impagos declarados”, critica Llobet.
Siempre que se utilice con cabeza, estos préstamos pueden ser de gran utilidad para salir de un apuro económico. El problema viene cuando se utilizan para aumentar el nivel de vida --por encima de lo que uno se puede permitir--, para devolver otro crédito o para apostar, añade Llobet. De hecho, son conocidos los casos de personas con deudas de miles de euros por culpa del juego online.
La importancia de los detalles
Aunque su contratación es totalmente legal, “hay un segmento de productos con los que hay que tener cuidado”, advierte Patricia Suárez, presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin). Se trata de los minicréditos, los créditos rápidos, las llamadas tarjetas revolving u operaciones como la reunificación de deuda. A juicio de Suárez, todos ellos coinciden en prometer soluciones instantáneas normalmente a través de créditos “muy costosos o con unos tipos de interés desorbitados”.
Para evitar cifras inesperadas, “hay que leer siempre la letra pequeña de los contratos”, matiza esta experta. Así, se debe atender siempre a la Tasa Anual Equivalente (TAE), que ofrece el precio real del crédito, incluyendo el tipo de interés y las distintas comisiones. “En la TAE es donde se encuentra normalmente la trampa financiera”, coincide Llobet. Este profesor de la UOC advierte de que no hay que dejarse llevar por los reclamos publicitarios. “Hay quienes venden el producto con un 2% de interés, pero no matizan con qué frecuencia se paga. Si es mensual, el TAE será del 24% y el importe final será mucho más elevado de lo que se creía”, lamenta. Además de esto y como regla general, Suárez aconseja evitar la contratación de muchas tarjetas, tener muy controlada la deuda contraída y amortizarla en plazos cortos en la medida de lo posible.
Los peligros del sobreendeudamiento
El principal riesgo que conlleva contratar este tipo de productos es el sobrecoste. Los tipos de interés, según la presidenta de Asufin, puede ser de más del 70% en el caso de un microcrédito. Además, el gancho habitual de muchas operadoras para captar clientes con rapidez es ofrecer un primer préstamo a coste cero. Sin embargo, su modelo de negocio reside en que los clientes repitan en el futuro.
Esta dinámica conduce directamente al peligroso efecto bola de nieve, que genera la acumulación de deudas por la incapacidad de ir devolviendo las anteriores. Como alternativa, hay que recordar que la banca tradicional también cuenta con productos financieros a medida para las pequeñas economías domésticas, como las tarjetas de crédito que liquidan la deuda cada mes sin generar intereses. “En esos casos, el banco debe asesorar muy bien al cliente, pero las empresas de crédito instantáneo operan al margen del sector financiero tradicional”, critica Suárez.
El control del sector
Hace años que las empresas del sector se unieron bajo una agrupación profesional, la Asociación Española de Micropréstamos (Aemip), que trabaja con préstamos inferiores a 500 euros y devolución en una única cuota mensual. “Damos respuesta a una necesidad social concreta al dar financiación a personas que, debido a los restrictivos requisitos de la banca tradicional, quedarían excluidas”, aseguran desde Aemip a este medio. Esta organización se encarga además de garantizar “la protección del sector y de sus clientes” por medio del obligado cumplimiento de un código ético que afecta a las políticas de publicidad o el recobro de deudas. Cuentan además con un fichero, bautizado con el nombre de Eficaz, de autoprotección de personas que no se consideran aptas para la obtención de un micropréstamo. “Este fichero pretende evitar que personas con determinadas adicciones realicen solicitudes en momento de debilidad”, matizan.
El control del sector y la responsabilidad individual ayudan a realizar un uso responsable de este tipo de financiación. Pero, puesto que este tipo de préstamos no están avalados por el Banco de España, es importante comparar siempre las condiciones con otras ofertas similares, leer y asegurarse de entender las condiciones del contrato antes de dar el consentimiento y planificar la situación financiera para evitar los impagos y el sobreendeudamiento, ya que, en última instancia, el cliente deberá responder con su patrimonio presente y futuro.
Desbloquear para comentar