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Un aire acondicionado barato que consume mucho o uno caro, pero eficiente: ¿qué sale más a cuenta?
Hay unos requisitos imprescindibles para que el dispositivo de refrigeración resulte lo más económico posible ahora que el precio de la luz está por las nubes
Por fuera son todos iguales. Blancos. Impolutos. Neutros. Se colocan en puntos elevados, estratégicos, para que no se vean demasiado y porque el aire frío baja. Por dentro, no hay dos iguales. Antes, los consumidores buscaban los más potentes. Los que bajasen la temperatura del habitáculo en el menor tiempo posible. Ahora, en cambio, con un precio de la luz disfrazado de ladrón de guante blanco, la mayoría los prefieren eficientes. Pero, ¿cuál sale más a cuenta? ¿Un aire acondicionado barato, pero que consume más, o uno más caro que enfría sin necesidad de consumir tanta energía? Así debe ser tu climatizador para que pasar un verano fresquito no salga por un ojo de la cara.
De media, el gasto energético del aire acondicionado sólo representa un 2,5 % del consumo eléctrico anual de un hogar español, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), dependiente del Gobierno de España. No obstante, los picos de demanda durante los días de calor en verano “no son nada despreciables y ahorrar es sencillo con una buena elección”, expone el profesor de la Universidad Europea de Valencia (UEV) experto en eficiencia energética, Roberto Gómez.
Función Inverter
Al plantarse frente a una pared repleta de aparatos blancos y empezar a leer las especificaciones, a uno le entran las dudas. ¿A+ o A++? Los más básicos cuestan poco más de 200 euros, y también los hay que superan los 1.500. ¿3.000 frigorías son muchas o son pocas? ¿Con 2.600 vatios es suficiente? Dice que alcanza para enfriar 30 metros cuadrados, pero “el espacio que pueden enfriar siempre es un poco menos de lo que especifica la marca”, confiesa el responsable de los aparatos de aire acondicionado del MediaMarkt de Plaza Cataluña, en Barcelona. Entonces, ¿por cuál decantarse?
Comprar un aparato de aire acondicionado que no tenga la tecnología Inverter --velocidad variable del compresor para bajar el rendimiento cuando se alcanza la temperatura de confort-- “estaría desfasado”, apunta Gómez, para quien esta funcionalidad es “esencial” a la hora de hablar de un dispositivo eficiente. Sin embargo, algunos de los más básicos, los que cuestan alrededor de 200, todavía no cuentan con esta tecnología. “Para una persona que utilice el aparato una o dos semanas al año, no importa tanto. Pero, si le das un uso más frecuente, el Inverter marca la diferencia a fin de mes”, advierte el experto.
Eficiencia energética y potencia
Otro de los parámetros que marcan la eficiencia energética del aparato, o la falta de ella, es la calificación que va de la A a la G, siendo esta última la peor. En la actualidad, como casi todos los aires acondicionados split --no portátiles-- obtienen la A, existen las variables A+, A++ y A+++, siendo esta última la que mejor funciona a máximo rendimiento de frío por energía consumida.
Además de la función Inverter y de la calificación de eficiencia, la potencia del equipo también está directamente relacionada con el consumo. De hecho, “la diferencia entre un A+ y un A+++ es sutil. Mientras que, a mayor potencia, más cara será la factura”, remarca Gómez, en referencia a los vatios de cada electrodoméstico, que suelen oscilar entre los 1.000 que tienen los modelos más baratos de Mitsubishi (274 euros), los 3.400 W de un Fujitsu de 600 euros o los más de 5.000 W de un TCL de 450 euros. “El consumo está relacionado con el volumen que enfriamos y con la potencia del split”, resume el especialista.
La importancia de las frigorías
Las frigorías son la unidad de energía que se utiliza para absorber el calor de un espacio y expulsarlo al exterior. Hablando en plata, “es lo que necesita una máquina para enfriar el salón”, explica el técnico de MediaMarkt. Sin tener en cuenta los diferentes niveles de eficiencia ni la tecnología y potencia de un equipo, entre muchas otras que se desvelarán a continuación, sólo con las frigoríasse puede hacer un cálculo aproximado del consumo de un aparato de aire acondicionado.
El tamaño medio de un salón en España es de 20 metros cuadrados. De media, se precisan entre 100 y 150 frigorías por metro cuadrado. Por tanto, para enfriar un espacio de 20 metros cuadrados se necesitarían entre 2.000 y 3.000 frigorías. Al multiplicar el consumo del aparato por el precio del kilovatio hora (KWh), cuya media a 6 de julio fue de 0,3201 euros/KWh, según la Red Eléctrica de España, se obtiene el gasto que supone cada 60 minutos un acondicionador Split de 2.300 frigorías (0,32 euros) y uno de 3.000 frigorías (0,42 euros). Si se usa una media de 4 horas al día, el incremento en la factura de la luz es de 38,4 euros y 50,7 euros al mes, respectivamente. “La tabla de necesidades de potencia con respecto a las frigorías necesarias es correcta. No obstante, el compresor, si se ha instalado en un salón de alrededor de 20 metros cuadrados, sólo trabajará el 50 % del tiempo --o incluso menos, si es Inverter--, por lo que el incremento de euros en la factura a final de mes será un poco menor al estimado”, matiza Gómez.
Entonces, ¿qué sale más a cuenta?
El coste adicional de un aparato de aire acondicionado más eficiente --tecnología Inverter y A+++-- “se amortiza de forma rápida, y más todavía con los elevados precios de la electricidad que tenemos en la actualidad”, expone a Consumidor Global el investigador especializado en economía ambiental de la Universidad de Barcelona (UB), Jordi Roca.
“Lo que te ahorras en la compra inicial, en muchos casos supone una eficiencia menor”, coincide el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Diego Rodríguez, quien explica que, al final, casi siempre sale rentable optar por uno de calidad superior porque los aires acondicionados son aparatos con una vida útil de entre 15 y 20 años. “La inversión inicial, dividida a lo largo de la vida útil del electrodoméstico, puede suponer alrededor de 20 euros más al año. Una suma que compensarás en poco tiempo con una mayor eficiencia, confort y otras ventajas”, insiste Rodríguez.
Otros puntos que marcan la diferencia
Los expertos también coinciden a la hora de señalar que es esencial elegir una máquina que esté en consonancia con lo que se necesita. “Si tienes un salón muy grande, decántate por un Split de 3.600 frigorías capaz de enfriar un espacio de 30 metros cuadrados. Si lo quieres para la habitación, elige uno más pequeño y menos potente”, explica Gómez.
Por supuesto, la temperatura y la intensidad de uso también marcan la diferencia y pueden suponer pagar la mitad o pagar el doble a fin de mes. Cuanto mayor sea la diferencia de temperatura con el exterior, más aumentará el consumo de una manera exponencial. “De 24 a 23 grados, se nota en la factura. Pero de 23 a 22, todavía de nota más”, matiza el experto en referencia a la mayor o menor intensidad a la que deberá trabajar el compresor en función de la temperatura, sin duda un factor determinante. Que la instalación de la unidad externa y la interna –split-- estén lo más cerca posible y en zonas resguardadas del sol también reduce el consumo.
Renovar o no renovar
¿Cuándo debería renovarse el aparato y cuándo no es prioritario? Según los conocimientos del profesor de la Universidad Europea de Valencia, “si se utiliza cada día y no dispone de tecnología Inverter, sí me plantearía renovar el equipo para tener una mejor climatización y un ahorro considerable. Pero si lo utilizamos tres semanas al año, no le exigimos demasiado y funciona, lo mantendría”.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta “el coste ecológico” de la producción de uno nuevo, en cuanto a energía y materiales, sentencia Roca, que se muestra partidario, siempre que sea posible, de prescindir del climatizador y refrescarse con las corrientes de aire.
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