Las mujeres transexuales se enteraron, casi por sorpresa, de que un medicamento que utilizan con frecuencia, el Climen, se había agotado.”Fui a una farmacia y no tenían, luego a otra y tampoco. Me di cuenta de que ya no podía comprar más”, detalla Cacao Díaz, una mujer trans venezolana que vive en Barcelona. Esta situación obligó a Díaz y a otras muchas mujeres a cambiar de tratamiento o abandonar el proceso de transición. “Dicen que, como mínimo, este desabastecimiento durará hasta el 31 de enero de 2022”, señala Laura Durán, técnica de salud en la plataforma Federación Trans y presidenta de la organización sin fines de lucro Balears Diversa.
Sin embargo, no es la primera vez que este colectivo sufre un desabastecimiento de este tipo. “Cuando no pagas por pastillas, lo haces por terapia”, se queja al respecto Díaz. Las hormonas de la marca Climen pertenecen a la farmacéutica Bayer y su escasez se debe a un problema de suministro, según detalla la compañía. Pero ¿qué alternativas tiene ahora este colectivo y cómo puede seguir con sus respectivos tratamientos?
Cambiar de fármacos, todo un “trauma”
Díaz no tiene claro que las pastillas Climen vuelvan al mercado. “Antes de Climen teníamos Meriestra, pero en el 2016 suspendieron este medicamento”, recuerda. De hecho, el colectivo siente hartazgo de tener que cambiar de fármaco cada cierto tiempo. “Es un auténtico trauma”, insiste Díaz, quien asegura que las personas transexuales mantienen una relación de dependencia con su medicación. Aparte de las ventajas estéticas que les otorga -- piel más fina, menos vello, crecimiento de pecho y caderas--, las pastillas también influyen en la propia aceptación. “Al principio de mi transición, cuando me tomaba la pastilla, me sentía guapa”, confiesa.
De hecho, cuando se inicia un tratamiento con hormonas se emprende un largo proceso que, por lo general, no se inicia de la noche a la mañana, sino que requiere de un tiempo y es una decisión muy meditada. Por eso, cuando falta stock y hay desabastecimiento, más allá del colapso físico que sufren los consumidores, esto les afecta, también, a un nivel psicológico. Dejar las pastillas implica sentir, ver y palpar cómo las características masculinas que se habían intentado reducir aparecen de nuevo. “Vuelven a tener erecciones cuando hacía tiempo que no las tenían y la voz se agrava otra vez”, explica el endocrino Diego Concha del Hospital Clínico de Barcelona y miembro de Doctoralia.
¿Por qué se han agotado las hormonas para trans?
La farmacéutica Bayer ha confirmado a Consumidor Global que esta alteración del suministro de estrógenos está causada por “las limitaciones de capacidad en la red mundial de suministro de productos hormonales de la compañía”. De ahí que tengan dificultad para producir Climen y Progyluton.
Asimismo, la farmacéutica alemana destaca que, debido a la naturaleza específica de las formulaciones, no es factible “aumentar la producción o mover volúmenes significativos a otros centros”, pero insiste en que se hará “todo lo posible para limitar el impacto de esta situación y asegurar el reabastecimiento con urgencia”.
Otras alternativas difíciles de conseguir
Tras el desabastecimiento de Climen y Progyluton, los endocrinos se han visto obligados a buscar alternativas u otras fórmulas. De hecho, la Agencia Española de Medicamentos y productos Sanitarios (Aemps) dijo que para el segundo trimestre de 2021 el problema estaría resuelto, “pero seguimos esperando”, lamenta Durán. Mientras, la organización se defiende ante este medio explicando que "hay limitaciones de principios activos a escala mundial" y que ante esta crisis "existen alternativas que, aunque puedan suponer cierta incomodidad a las personas que las necesitan, permiten seguir con el tratamiento que su médico determine".
En este sentido, las mujeres trans pueden recurrir a otro tipo de fármacos, como el Espironolactona, de laboratorios Alter. Sin embargo, “no es una medicación propia para el consumo de las personas trans”, afirma Díaz. Y es que, según su prospecto, se trata de un fármaco que se utiliza para reducir la tensión arterial elevada o la hinchazón por acumulación de líquidos que causan ciertas enfermedades del riñón, hígado o del corazón. “Y después la gente se extraña de que la esperanza de vida de las mujeres trans sea más corta”, denuncia. Asimismo, los parches de Evra son otra de las posibles recomendaciones. Sin embargo, Díaz se lamenta de que “los endocrinos no los recetaban antes, pero ahora parece que sí valen”. Por otro lado, existe la opción, no subvencionada, del fármaco Progynova, pero como confirma el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona a este medio “ya hay problemas de suministros”.
Las farmacias, sin los componentes necesarios
Este panorama ha dejado a las mujeres trans en una situación muy delicada. Por eso, algunas comunidades autónomas, como Baleares, han facilitado que las farmacias puedan crear y vender una fórmula magistral --preparada por los propios farmacéuticos en los laboratorios de las boticas-- para reemplazar el Climen y buscar una solución a este problema.
A Baleares se le ha sumado, también, Cataluña. Sin embargo, “ya no podemos ofrecer este servicio porque nos hemos quedado sin estradiol, el ingrediente principal y no dispondremos de él hasta mediados de septiembre”, aseguran desde la farmacia Coliseo de Barcelona. Desde esta misma botica explican que India es el principal proveedor de medicamentos del mundo y con la crisis sanitaria que tienen ahora mismo “no se están cumpliendo con determinadas entregas”.
Fórmulas subvencionadas vs. fórmulas de pago
Las mujeres trans deben tomarse cada día dos pastillas de hormonas femeninas --estrógenos-- y una dosis de hormonas masculinas --antiandrogénicas--. Los estrógenos son el denominado Climen, el fármaco que se ha agotado, mientras que el antiandrogénico es el Androcur. Sobre este último medicamento, todavía hay existencias en el mercado, de momento.
En España ambos tratamientos --Climen y Androcur-- están financiados por la Seguridad Social. Así pues, el precio del fármaco varía según la renta de cada persona y el Estado paga entre un 40 % y un 60 % del coste del fármaco. Según explican desde la farmacia Universitat de Barcelona, el precio original de mercado de Climen o Progyluton no es tampoco muy elevado sin la subvención. "Cada caja de 21 comprimidos no cuesta más de 6 euros”, aseguran. En cambio, el coste del Progynova, que no entra por la Seguridad Social, es de 18,34 euros por 20 pastillas y el Androcur, la hormona masculina, asciende a los 41,84 euros sin receta.
No queda más que esperar
Las fórmulas magistrales de las farmacias habían supuesto una esperanza para todas las personas afectadas por esta crisis de medicamentos. No obstante, esta alternativa también ha caído en saco roto y el colectivo sigue sin una solución clara y rápida a la vista.
“Para el Estado nosotras somos minoría y para Bayer un simple negocio”, denuncia Durán, desesperada ante esta situación. De hecho, tanto ella como otras afectadas lamentan que no sea vea la luz al final de este túnel y tienen miedo de que el problema no haya hecho más que empezar.