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8M: tres directivas del sector consumo explican los obstáculos para llegar a la cumbre si eres mujer
Elegir entre la maternidad y el ascenso profesional es un falso dilema al que se han enfrentado y reivindican más visibilidad y modelos de referencia
La travesía hacia la paridad es larga, tediosa y, en ocasiones, frustrante. A pesar de que en los últimos años se han logrado avances, todavía queda mucho camino por recorrer. Del total de los sillones de los Consejos de Administración de las sociedades cotizadas en España, sólo el 25,78 % lo ocupan mujeres --330 de 1.280 puestos--. Esta cifra, correspondiente al cierre del año pasado, supone un incremento del 2,64 % frente al ejercicio anterior, según los datos del informe anual del IESE sobre este asunto. Sin embargo, ese impulso es insuficiente: la recomendación del código de buen gobierno de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) era que en 2020 ese porcentaje fuese de, al menos, el 30 %.
Dice el refrán que los mares en calma no hacen buenas marineras. Y precisamente de eso, de capear temporales, saben bastante las líderes del sector consumo con las que ha conversado Consumidor Global en el marco del Día de la Mujer. Se trata de Carlota Pi (cofundadora de Holaluz), Teresa Vallés (directora general de El Pastoret) y Lina Mascaró (presidenta del Grupo Mascaró). Estas capitanas de buques insignia de la electricidad, la alimentación y el calzado en España, reflexionan y comparten con este medio cómo es ser mujer en la alta dirección empresarial. Un mundo históricamente dominado por los hombres.
Cambiar los sesgos masculinizados
“El mundo está pensado por y para los hombres blancos, heterosexuales y del primer mundo. Cualquier otra cosa genera dificultades, retos y la necesidad de trabajar más para conseguir las mismas cosas”, asevera tajante Carlota Pi. Este fue uno de los motivos, junto a la idea de un mundo 100 % renovable, por los que, hace ya una década, ella y sus dos socios --Oriol Vila y Ferrán Nogué-- acudieron a la notaría para registrar Holaluz. “Un profesor que teníamos en el IESE nos enseñó que una empresa tiene que convertirse en una herramienta para cambiar las cosas. Antes pensaba que esa tarea sólo estaba destinada a las ONG y a los gobiernos”, relata.
Con esa visión y un capital de 300.000 euros --100.000 cada uno de los socios-- se embarcó en una aventura para la que tuvieron que pedir dinero e hipotecar sus casas. Hoy, con una compañía cotizada y que ha impulsado un cambio en las reglas del juego del modelo de generación eléctrica en España, la semilla sigue creciendo. “Cuando el mundo está hecho a tu medida, es muy difícil detectar las cosas que no funcionan. Ese sesgo --todos tenemos uno, matiza--, está en los hombres con posiciones de poder. Eso provoca que haya perfiles con ese mismo sesgo y que se traslade a las decisiones que toman y se perpetúe el sistema”, reflexiona. Sin embargo, considera que en España la situación está un poco mejor que hace 10 años: “Por lo menos se habla del tema y hay una cierta conciencia”. En ese sentido, se declara defensora a ultranza de las cuotas de género. “Sin su aplicación salvaje en cualquier organismo, posición o nivel de decisión no se va a alcanzar una situación parecida a la paridad hasta que los actuales estudiantes de primaria se jubilen”, vaticina.
Las habilidades femeninas para el liderazgo
Teresa Vallés es la directora general de la empresa de alimentación El Pastoret y comparte la idea de que todavía queda mucho camino por recorrer para lograr la paridad de género en España. “Estamos muy lejos de la normalidad”, resume. A pesar de ello, señala que uno de los cambios de mentalidad que flota en el ambiente empresarial es que cada vez se valoran más las habilidades de gestión femeninas. “No son mejores ni peores --subraya--, pero sí que definen un liderazgo distinto y muy necesario para los retos a los que se enfrenta la sociedad actual”, argumenta.
Al pedirle que ahonde en esta cuestión, Vallés reflexiona y argumenta que entre las fortalezas del liderazgo femenino destacan las habilidades de escucha y de empatía. “Tenemos una sensibilidad y una forma de ver el mundo diferente. En las organizaciones es necesario tener en cuenta todos los puntos de vista y está claro que las gestiones más autoritarias hacen que la forma de llevar una empresa sea distinta. El abordaje de los problemas y de los obstáculos que surgen es diferente y en estos momentos se necesitan otras perspectivas. La aportación de la mujer puede y debe ser muy relevante”, agrega.
“Las mujeres somos luchadoras por naturaleza”
Cuando Lina Mascaró, presidenta del Grupo Mascaró, empezó su andadura en el sector del calzado hace casi 30 años, éste “era un mundo de hombres”, asevera. “Cada vez hay más mujeres en posiciones directivas. Somos luchadoras por naturaleza, incansables, y estoy convencida de que lograremos jugar un papel cada vez más importante en el liderazgo empresarial y en la sociedad en general”, vaticina. Sin embargo, esa realidad con la que se topó hace ya alrededor de tres décadas nunca ha supuesto un problema para ella. No obstante, no es ajena a que su visión no refleja la que hayan podido experimentar otras mujeres y recalca que cada una ha vivido su propia experiencia.
Esta empresaria asegura que siempre le gusta pensar en positivo y que, a pesar de que “obstáculos hubo, hay y habrá”, considera que éstos son los que a veces hacen mejorar a las personas. Y sobre qué le diría a las mujeres que aspiran a ser una alta ejecutiva como ella, Mascaró lo tiene claro: “Sobre todo, que hay estar dispuesta a trabajar mucho si quieres llegar, y también para mantener lo que tienes. No te deben importar las horas ni el esfuerzo porque esto, más que un trabajo, es un estilo de vida”.
La falsa encrucijada de la maternidad
Si bien Lina Mascaró señala que no ha tenido ningún problema por el hecho de ser mujer, Carlota Pi y Teresa Vallés coinciden en cuál ha sido uno de los momentos más críticos en su carrera: el de la maternidad. La cofundadora de Holaluz tiene tres hijas y la directora general de El Pastoret tiene dos. “¿Quieres ser madre o tener una carrera profesional? Esa encrucijada es la gran mentira a la que nos enfrentamos todas las mujeres y es una discriminación bestial. ¿Por qué tengo que escoger? Por suerte cada vez hay más hombres que tampoco están dispuestos a dividirse por la mitad”, reivindica Pi.
Por su parte, Vallés señala que el hecho de ser mujer nunca le ha supuesto una traba en su camino, con una salvedad, el momento de ser madre. “Aquí es cuando una mujer tiene que lidiar muy bien para poder construir una empresa y una familia de una manera sana. Gran parte del problema es que nos autolimitamos. Queremos estar al 100 %, ser una superwoman, y eso genera desgaste. Es un tema cultural y generacional. Aunque por suerte cada vez eso está cambiando más. Compartir las obligaciones familiares ahora es más común”, relata. En ese sentido, enfrentarse a esa situación se hace todavía más complicado porque, por lo general, el momento óptimo de la maternidad coincide con la época en la que más se puede promocionar en el ámbito laboral.
La necesidad de modelos de referencia
Mascaró asegura que uno de sus referentes fue su padre. “Somos tres hermanas y desde pequeñas nos hizo entender que siendo mujer puedes llegar donde quieras, puedes liderar proyectos y puedes dirigir. Y eso crea confianza”, resalta. Sobre esta cuestión, Carlota Pi detalla a Consumidor Global que “es importantísimo que se generen modelos de referencia, espejos en los que las mujeres se puedan mirar y piensen: es posible. Que no tengan que acudir a personajes tan lejanos como Marie Curie, por ejemplo. Se necesita visibilidad para generar un nuevo sesgo y una nueva realidad en la que haya hueco para todos los hombres y mujeres, sea cual sea su orientación sexual o su raza”, defiende.
En ese sentido, algunas de las herramientas que se utilizan para mejorar esa visibilidad del papel de la mujer en roles de liderazgo son los galardones que otorgan algunas entidades. De hecho, tanto Mascaró como Vallés fueron reconocidas en la última edición del Premio Mujer Empresaria de CaixaBank. A pesar de recibirlo con orgullo, la directora general de El Pastoret señala que lo ideal sería que este tipo de certámenes no tuviesen que existir. “Sin embargo, a día de hoy, todavía son necesarios para normalizar la aportación de la mujer en el ámbito empresarial. Este tipo de premios ayudan mucho a que en el futuro no sean necesarios”, concluye.
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