A muchas mujeres, y también hombres, les gusta comprar cosmética, ya sean cremas para la cara, tratamientos corporales o algo de maquillaje. Sin embargo, hay algunos errores de uso, según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que es mejor evitar.
Los cosméticos que se venden en el mercado ya pasan por unos controles para confirmar que son unos productos seguros. Sin embargo, la seguridad de la cosmética en otras condiciones de uso --que no sea el propio del artículo-- no está garantizada.
Errores más comunes a la hora de usar cosmética
Tras analizar varios casos, la Aemps ha observado en los últimos años un uso inadecuado de los productos cosméticos por parte de los consumidores.
Algunos de los fallos más comunes se deben a no seguir el modo de empleo que se indica en la etiqueta, no ver ni atender a las advertencias del fabricante, usar el producto con otro fin al que fue creado y no respetar la fecha de caducidad o el tiempo recomendado de uso.
Otros malos usos de los productos cosméticos
La Aemps ha recopilado una serie de malos usos o errores que cometen los consumidores con los productos cosméticos que tienen en casa y usan, en muchas ocasiones, a diario.
- Diluir el producto: A menudo se hace esto con el fin de aumentar el volumen, mejorar la fluidez o rehidratarlos. Pero esta práctica puede contaminar microbiológicamente el producto y afectar negativamente al conservante. Además, también puede afectar a la eficacia, seguridad y a la estabilidad de la formulación.
- Mezclar cosméticos distintos: En estos casos, la seguridad del producto resultante no puede asegurarse, dado que sus ingredientes pueden reaccionar generando otros no identificados, y por un efecto sumatorio alcanzarse niveles no seguros de ingredientes comunes.
- Usar otro recipiente: Al hacerlo se corren dos riesgos, el primero es que se pierden las garantías de información del fabricante como la lista de ingredientes, las advertencias, el modo de empleo y la trazabilidad y se incrementa el riesgo de contaminación microbiológica.
- Rellenar dispensadores no reutilizables: Se pierden las garantías de información e identificación del producto que figuran en el etiquetado, y se incrementa el riesgo de contaminación. Una vez acabado el producto, los envases deben ser eliminados, su reutilización no garantiza un uso seguro, pudiendo poner en riesgo la salud de consumidores.
- Conservar los productos inadecuadamente: La exposición a temperaturas extremas o a la luz solar directa así como no cerrar los envases o que estos estén sucios, puede afectar tanto a la estabilidad como a la seguridad del producto.
- Compartir lápices de ojos o barras de labios: Puede originar la trasmisión de enfermedades infecciosas como, por ejemplo, conjuntivitis o herpes.
- Utilizar el producto con las manos sucias: Especialmente cuando el envase permite el contacto directo del consumidor, como es el caso de los tarros, ya que se incrementa el riesgo de contaminación microbiana.