El uso de la mascarilla ha experimentado un boom como consecuencia de la pandemia. En este contexto, y para sacar provecho de la situación, algunos vendedores comercializan mascarillas defectuosas, falsifican los certificados de seguridad u ofrecen cubrebocas y pedazos de tela como si fueran equipos de protección.
Aunque los ministerios de Sanidad y Consumo trabajan para identificar y retirar del mercado este tipo de productos, está también en la mano de los consumidores asegurarse de que los artículos que adquieren son los adecuados. Pero, ante tanta variedad, elegir la opción segura se complica.
Las que no pasan el filtro
Desde marzo de 2020, el Ministerio de Consumo ha retirado al menos 18 modelos y lotes de mascarillas del mercado por suponer un posible riesgo para la salud. “El principal motivo suele ser que el filtrado no cumple los requisitos impuestos por Sanidad”, explica a Consumidor Global Nieves López, médico y profesora del Máster en Gestión de la Seguridad Clínica del Paciente y Calidad de la Atención Sanitaria de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Los filtros de las homologadas deben impedir que las partículas de 0,3 micras o más de diámetro penetren en el tejido. Sin embargo, “esas mascarillas pueden estar fabricadas con un material de menor calidad que hace que el filtro no sea todo lo eficaz que debería”, matiza.
Eso mismo ha ocurrido con las mascarillas KN95, modelo repartido de forma gratuita por la Comunidad de Madrid. Su venta está prohibida a partir de este año. ¿La razón? El pasado abril, en pleno confinamiento, el Gobierno emitió una orden que autorizaba la venta de ciertos equipos de protección aunque no tuvieran el marcado CE de Conformidad Europea “dada la situación excepcional”. Es decir, aunque no cumplían con la normativa europea, se consideraba que ofrecían un nivel adecuado de protección y estaban permitidas de forma temporal. Por ello, a partir de este año, no se podrán vender en farmacias ni tiendas, aunque sí se podrán usar si ya se poseen.
Productos engañosos
Ante la proliferación de mascarillas de dudosa eficacia, la Generalitat Valenciana y el Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo han publicado una lista con más de 170 modelos no conformes, es decir, que han sido objeto de alerta por no adecuarse a alguno de los requisitos esenciales de salud y seguridad. En la gran mayoría, la retención de partículas del filtro es inferior al nivel exigido o no han sido certificadas por un organismo competente.
Además, en el mercado también se han detectado mascarillas sin ningún tipo de certificación, que se reducen a un trozo de tela y ofrecen serias dudas sobre su eficacia protectora. E incluso algunas falsifican el marcado CE y no incluyen los dígitos de certificación.
Consejos para elegir la mascarilla correcta
Aunque el Gobierno identifica y retira las mascarillas que no son eficaces, es importante que los usuarios también sean cuidadosos a la hora de elegir qué compran. “No debemos fiarnos de cualquier mascarilla de tela que se venda. Es importante que provenga de un vendedor de confianza, que esté sujeta a controles de calidad y homologada por Sanidad”, recomienda López. Es clave leer las etiquetas y utilizar sólo las que incluyan la regulación UNE 0065:2020 para las reutilizables, la UNE-EN 14683 en el caso de las quirúrgicas y UNE 0064-2020 en el de las higiénicas.
Así, para comprar mascarillas quirúrgicas, la mejor opción es acudir a una farmacia, mientras que las higiénicas pueden adquirirse también en las diferentes cadenas de supermercados. Y los artículos homologados deben incluir la referencia a la normativa española, así como una serie de dígitos de certificación. En caso de optar por la fabricación de una casera, tampoco vale hacerlo de cualquier forma. “Debe tener tres capas: una exterior, impermeable; la interior, de tela; y la intermedia, que incluya el filtro”, explica López. Y la calidad del filtro es también esencial. “Tienen que cumplir las especificaciones técnicas de la norma europea que lo regula y contar con el registro de la Asociación Española del Medicamento”, añade.
Uso adecuado
Por otro lado, la higiene es un factor determinante para la protección de la salud. “Debemos asegurarnos de tener las manos limpias al colocar la mascarilla, ajustarla correctamente al puente de la nariz, a los lados de la cara y a la barbilla. Es esencial que cubra la nariz también, aunque, inexplicablemente, hay quienes la llevan por fuera”, lamenta la profesora López.
Además, cuando se lleva puesta, no se debe tocar ni manipular al hablar, pues se corre el riesgo de que pase de ser una barrera de protección a un vehículo de transmisión. La retirada debe realizarse con la misma pulcritud, y guardarla en un recipiente especial cuando no se utiliza. Por otro lado, deben respetarse también los tiempos de utilización y los ciclos de lavado marcados por el fabricante pues, aunque se permita su reutilización, tampoco son eternas.
¿Cuál comprar?
En los últimos meses, las tiendas, online y físicas, se han llenado de una amplia variedad con distintos colores y diseños. Sin embargo, es esencial tener en mente que lo importante no es cómo se vea por fuera, sino su eficacia. Mientras que las mascarillas higiénicas --que incluye las de tela-- están recomendadas para personas sanas, las quirúrgicas –también llamadas FFP1-- lo están también para los infectados y para el personal sanitario. Estas últimas “están diseñadas para filtrar el aire exhalado, lo que evita la dispersión del virus al frenar las gotitas que se producen al estornudar, toser o hablar”, detalla López.
Para un nivel de protección mayor, existen las FFP2 y FFP3, que filtran las partículas mayores de 0,3 micras con un 95% y un 98% de eficacia, respectivamente. Algunas de este tipo tienen válvulas, pero sólo protegen a quien las lleva porque filtran el aire inhalado, pero no el exhalado. “Es preferible que no tengan válvulas, pero, si las tiene, deberemos colocar una quirúrgica encima para proteger a los que están a nuestro alrededor”, explica esta experta. Sea como sea, las mascarillas serán parte de nuestro día a día por un tiempo indefinido.