El problema de la salud mental lleva años en boga tras las cifras publicadas sobre el consumo de antidepresivos y otros fármacos para tratar determinadas enfermedades. Sin ir más lejos, poco antes del confinamiento de marzo de 2020 se estimaba que el 6,7 % de la población española padecía ansiedad y la misma cifra se ajustaba, también, a los casos de depresión. Además, la Organización Mundial de la Salud ha declarado que en 2030 los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo.
Ahora, en medio de la pandemia, un informe del Centro Europeo de Monitoreo de Drogas y Adicciones (Emcdda) ha demostrado que en este último año el consumo de ansiolíticos y antidepresivos ha aumentado de manera considerable, tanto en el continente, como en España, país que se ha posicionado como el tercero de la Unión Europea, sólo superado por Croacia y Portugal.
Efecto pandémico
El 2020 ha marcado un antes y un después en las compras de diazepam, comercializado como Valium, y lorazepam, vendido bajo el nombre de Orfidal, dos ansiolíticos recetados para casos de depresión o ansiedad crónica. Además de sus efectos sedantes, este tipo de fármacos también cuentan con el problema añadido de que el paciente pueda desarrollar una adicción física y psicológica.
Asimismo, tanto la OMS como el Emcdda han destacado un aumento en el consumo de drogas ilegales a causa de la ansiedad provocada por el Covid y sus efectos socioeconómicos en la sociedad.