Hace ya un año que el mundo se escandalizó con las imágenes del asesinato de George Floyd por la policía de Estados Unidos (EEUU). Este suceso trajo una ola de indignación y protestas contra el racismo en todos los continentes ante un problema que, lejos de solucionarse, se ha repetido en varias ocasiones en el país. Coincidiendo con el aniversario de este hecho, Correos ha lanzado la campaña Equality Stamps con la que pretende concienciar acerca de la "injusta y dolorosa realidad a la que se enfrentan millones de personas cada día".
El problema es que, aunque la intención ha sido buena, a la empresa pública le han llovido las críticas precisamente por lo que pretende denunciar: por ser racista. Su nueva colección de sellos incluye cuatro modelos con tonos de color distintos. El más claro, que se asemeja al tono de piel de una persona blanca, es el más caro y tiene un precio de 1,60 euros. Y, a medida que el precio baja, el color del sello se oscurece. De manera que, el último, que simbolizaría a una persona negra, cuesta sólo 70 céntimos.
Críticas contra la campaña
A Correos le ha salido el tiro por la culata y en redes sociales no se ha visto bien que, mientras más oscuro es el color, menos valor tiene el sello. De hecho, esta campaña ha llegado hasta The Washington Post que se ha hecho eco de la iniciativa y ha criticado que “el servicio postal de España introduce sellos con diferentes tonos de piel para luchar contra el racismo y convierte al más blanco en el más valioso”.
Sin embargo, algunas asociaciones contra el racismo, como SOS Racismo, han apoyado la campaña. Otros, como el periodista y escritor Moha Gerehou, autor de Qué hace un negro como tú en un sitio como éste han criticado en Twitter que este tipo de iniciativas las hagan personas de raza blanca sin ningún tipo de sensibilidad o conocimiento acerca de los verdaderos problemas que tiene este colectivo.