En un pequeño espacio del barrio de Gràcia, Barcelona, Joan y Marta han creado algo que se ha convertido en un referente discreto pero notable en el mundo de la joyería artesanal. Lo que comenzó hace diez años como un humilde proyecto, tomando como base un pajarito enjaulado, hoy se ha convertido en una joya de la industria, literalmente.
Materia Rica, la marca de joyas que fundaron en 2014, es más que un negocio; es una declaración de intenciones, una reivindicación del arte como accesorio personal, una oda a la sostenibilidad y una puerta abierta a la creatividad. Consumidor Global ha tenido la oportunidad de conocer de cerca este proyecto, entendiendo cómo cada joya narra una historia que va más allá de la estética.
Una década de historia: del mercado al museo
Joan Ayguadé y Marta Chojnacka no imaginaban que aquellos primeros pasos, presentando sus piezas en ferias y mercados locales, los llevarían a exponer en algunos de los museos más importantes del mundo. En ese entonces, su propuesta era simple pero revolucionaria: diseñar joyas originales que capturaran la esencia del arte. “Siempre nos preguntaban si teníamos algo para adultos”, recuerda Joan, con una sonrisa, “y ahora nos lo piden en museos de todo el mundo”.
El éxito de Materia Rica no es casualidad. Su apuesta por la sostenibilidad, el diseño artesanal y la producción local les ha permitido construir una red de admiradores que va desde los apasionados del arte contemporáneo hasta instituciones como la Tate Modern de Londres o el Museo Reina Sofía en Madrid. Marta, pintora de formación, y Joan, diseñador de productos, han sabido transformar lo cotidiano en piezas únicas que hablan un lenguaje universal: el del arte.
Todo empezó con un pajarito en una jaula
La primera pieza que diseñaron, un pájaro en una jaula, marcó el inicio de una narrativa que ha acompañado a la marca durante toda una década. En su taller, en Barcelona, Materia Rica diseña y elabora joyas únicas con madera de nogal certificada FSC y metales REACH; siempre siguiendo un proceso que integra tecnología digital y acabados manuales. Cada pieza es pintada a mano por Marta con colores intensos, mientras Joan asegura que las técnicas de corte láser se combinen a la perfección con el trabajo artesanal.
Para ellos, las joyas no son meros objetos decorativos, sino pequeñas obras de arte que cuentan historias, un concepto que resumen en su lema Wear Your Story (Lleva tu historia). Y es que cada diseño de Materia Rica no solo es una creación, sino una invitación a que quien lo lleva lo haga parte de su vida.
Colaboraciones con la Fundación Dalí y el Museo Thyssen
Con el paso del tiempo, Joan y Marta han logrado que su trabajo traspase fronteras y explore nuevas dimensiones creativas. Desde su taller en Gràcia, han colaborado con artistas emergentes de todo el mundo, como la ilustradora Miriam Frank o la tatuadora Perrine Honoré, y han transformado las joyas en lienzos en miniatura, donde conviven la tecnología de corte láser y el meticuloso trabajo artesanal. “Picamos muchas puertas, pero finalmente conseguimos colaboraciones muy interesantes”, señala Joan. Y no es para menos. Muchas de sus piezas se exhiben en museos internacionales, desde Japón y Estados Unidos hasta, por supuesto, España.
Entre sus colaboraciones más destacadas se encuentra la creación de una colección exclusiva para Casa Batlló, inspirada en la genialidad de Antoni Gaudí, y la licencia de la Fundación Gala-Salvador Dalí, que les ha permitido reinterpretar las icónicas obras del pintor catalán en forma de joyas. En 2023, lanzaron también una serie de piezas para la exposición del centenario del pintor británico Lucian Freud en el Museo Thyssen-Bornemisza, confirmando que su relación con el arte no es casualidad, sino la piedra angular sobre la que se construye toda su propuesta.
Más allá de la joyería: ‘Pretty Little Icons’
Con motivo de su décimo aniversario, Materia Rica ha dado un paso más allá en su búsqueda de la innovación artística. Su nueva colección, Pretty Little Icons, marca un hito en su trayectoria. Con piezas en latón bañadas en oro de 24 quilates y plata de ley, esta serie –con precios que oscilan entre los 59 y 119 euros– representa una evolución natural para la marca, sin perder de vista su esencia, que no es otra que el equilibrio entre arte y artesanía. “Queremos que cada pieza sea un trocito de museo, algo que conecte con la historia personal de quien lo lleva”, explica Marta.
Para ellos, la joyería es mucho más que un accesorio; es una forma de expresión. Y eso lo han entendido bien sus clientas, algunas de las cuales incluso han llegado a hacerse nuevos agujeros en las orejas solo para poder lucir sus pendientes. “Nos encanta ver cómo la gente se apropia de nuestras piezas, cómo las hacen suyas”, comenta Marta emocionada. “Es como si llevaran una pequeña obra de arte colgada en la oreja”, añade, reflejando la conexión íntima entre la creatividad y quienes la portan.
El museo que nadie puede ver… Aún
Pero si hay algo que distingue a Materia Rica es su capacidad para seguir sorprendiendo. En una esquina de su taller, junto a un espejo, guardan una colección de piezas que no están en el catálogo y que solo se mostrarán en su futuro museo. Es un proyecto todavía en ciernes, pero que refleja la ambición y el alcance de lo que han construido. “Sería un museo donde cada pieza expuesta haya sido parte de la historia de alguien, como si cada joya contara su propio relato”, reflexiona Joan.
Lo que empezó con una pareja diseñando joyas en Londres se ha convertido, diez años después, en un fenómeno que ha conquistado museos, artistas y coleccionistas por igual. Y mientras Materia Rica continúa creciendo, no es difícil imaginar un futuro en el que su museo se convierta en una realidad tangible, un espacio donde el arte y la joyería se fundan de forma definitiva.