Los baúles son el legado del señor Louis Vuitton, las icónicas piezas sobre las que fundó su compañía en París en 1854. Empleando material de lona repelente al agua, diseñó sus baúles de viaje con tapas y cubiertas de líneas rectas, completamente planas, en contraste con las tradicionales maletas de formas redondeadas, que sufrían un mayor desgaste. Su hijo, Georges Ferréol Vuitton, amplió enormemente la empresa y creó el monograma LV, que elevó aún más el prestigio y la exclusividad de la marca. La calidad, el ingenio y el diseño de productos que van más allá de aquellos baúles han consolidado la reputación de la firma a lo largo del tiempo, pero cabe preguntarse: ¿se mantiene hoy en día la meticulosidad que le impregnó su fundador?
El imperio Louis Vuitton, sinónimo de elegancia inmaculada y artesanía excepcional, ha empezado a presentar grietas inesperadas en su impecable fachada. La empresa se enfrenta a una ola de críticas por parte de sus clientes, que han expresado su descontento en cuanto a la calidad de sus artículos y la gestión de su servicio posventa.
Las quejas de los clientes
“Lo único que tiene esta marca de lujo es el precio. Se me han roto hasta tres artículos después de dos años”, alerta Anna Rodrigo sobre la calidad de la firma francesa, y no es la única que advierte de ello. En la plataforma de opiniones Trustpilot las protestas se multiplican y hacen dudar sobre la manufactura de Louis Vuitton.
Mario A., un cliente que solía comprar piezas de joyería de Louis Vuitton, relata una experiencia que ha trastocado su fe en la marca. En octubre, adquirió una pulsera con el icónico candado de LV, un símbolo de lujo y distinción. Sin embargo, sólo cuatro meses después, la pulsera comenzó a deteriorarse. “Nos dijeron en la tienda de Puerto Banús (Marbella, Málaga) que, al ser bisutería, era normal que no durara”, cuenta Mario con frustración. La situación se complicó aún más cuando la pulsera fue enviada a París para su evaluación, enfrentando un coste adicional y una espera interminable de más de dos meses sin respuesta. “Las pulseras que venden en cualquier mercadillo tienen más calidad”, se lamenta, sintiendo que la promesa de la marca se ha desvanecido en humo.
El servicio posventa de Louis Vuitton
Myriam Fernández invirtió 5.000 euros en dos bolsos, pero uno de ellos llegó defectuoso. “Me vendieron un bolso con un defecto que noté días después”, narra. La odisea para resolver el problema resultó en un laberinto de obstáculos, desde la falta de respuesta por la compra realizada en París hasta la frustración de un mes de espera sin noticias. La promesa de un servicio posventa de Louis Vuitton que debería ser ejemplar se convirtió en una amarga decepción.
Marc Serrat, quien adquirió una cartera para hombre, también se unió a la ola de insatisfacción. Su cartera se despegó repetidamente, y la respuesta de Louis Vuitton, aunque prometió repararla, ha sido inadecuada. “Siendo la marca que pretenden ser no demuestran nada con el servicio posventa. Tengo una empresa en el sector del lujo y esto es intolerable cuando hay problemas de estas características”, afirma Marc.
En defensa de Louis Vuitton
Entre el mar de quejas, Jesús Reyes, experto en moda, estilista y CEO de CoolHunting Madrid, ofrece una perspectiva contrastante. Él rememora una experiencia positiva con su Speedy 35 by Louis Vuitton. “Mi bolso tenía un arañazo muy visible, así que lo llevé a la tienda ubicada en Madrid, y el equipo rápidamente me ofreció un artículo idéntico y nuevo, sin ningún tipo de pega”, asegura Reyes, a quien le volvieron a grabar sus iniciales y le entregaron un artículo nuevo.
“Mi bolso Speedy 35 by Louis Vuitton, en 2024, vale (PVP) casi el doble de lo que me costó hace ahora casi 10 años. Este es el valor del lujo”, resalta el experto en moda. “Recomiendo esta firma y recomiendo también la compra de diseños directamente en sus boutiques para evitar cualquier problema a futuro”, declara Reyes. Sin embargo, sus palabras se desvanecen en medio de un creciente escepticismo y desilusión por parte de otros compradores.