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“Respetuoso con la tierra y las personas”: así exagera Adolfo Domínguez las bondades de su ropa
La firma de moda utiliza reclamos verdes ambiguos, a pesar de que en su memoria admite que más de la mitad de las prendas que conforman la colección no presentan características sostenibles, lo que podría considerarse ‘greenwashing’
“Nos vestimos para que nos quieran”. Es una frase hermosa y de apariencia sincera, más aún si sale de los labios de un diseñador prestigioso, y que revela cómo la moda puede convertirse en un lenguaje y en un vehículo de conexión emocional. La pronunció Adolfo Domínguez y se convirtió en el titular de un reportaje que La Vanguardia publicó en enero de 2024 en el que hablaba del empresario gallego como un pionero de la sostenibilidad en el mundo de la moda.
Ese querer tiene muchas implicaciones. Adolfo Domínguez también quiso y logró triunfar: la compañía cuenta con unas 360 tiendas repartidas por 26 países y en el ejercicio 2023/2024 obtuvo una facturación de 126,7 millones de euros, según Moda.es. El 90% de la misma se generó en el extranjero, y a ella contribuyeron una serie de alianzas con marcas muy reconocidas como Fiorucci, Pepe Jeans, Camper o Mirto.
Convencimiento ético
“Sólo teníamos puro sentido común, y un convencimiento ético, que es lo que es el ecologismo”, declara Domínguez, al hablar sobre sus inicios, en la citada pieza de La Vanguardia. Hoy puede que ese convencimiento ético se mantenga, pero hay más matices: ¿el sentido común empuja a trabajar mayoritariamente con proveedores asiáticos? ¿El convencimiento ético tiene que ver con los precios, con la trazabilidad, con el salario que cobran los trabajadores?
A Domínguez, eso sí, hay que reconocerle su enorme habilidad como empresario visionario y diseñador (su firma fue la primera casa de moda de España en salir a bolsa, en 1997), y también su apuesta por la filosofía de la "arruga bella", así como su inteligencia para hablar de durabilidad mucho antes que otros.
“Respetuoso con la tierra y las personas”
Pero a día de hoy, en la web de Adolfo Domínguez se venden varias prendas con claims ambiguos. Uno de ellos aparece en un jersey de punto de hombre con remates en canalé fabricado en un 100% de algodón. En la descripción se dice que es “respetuoso con la tierra y las personas”, puesto que “cuida tu piel: tiene un tacto suave, transpirable y resistente” y “cuida el planeta”, ya que se cultiva sin pesticidas ni químicos.
¿No podrían decir lo mismo muchísimas otras marcas? ¿No tienen tactos suaves los jerséis de cashmere de Zara o de Mango? ¿Qué entiende Adolfo Domínguez por cuidar el planeta? Por si fuera poco, esta información positiva sí se especifica, pero en la página no se indica dónde está fabricada la prenda ni hay referencias a la trazabilidad, algo que sí hace, por ejemplo, un referente como Minimalism Brand.
Confundir al consumidor
“Creo que es un reclamo que, como mínimo, busca confundir un poco a las personas consumidoras”, explica a este medio Laura Villadiego, periodista e investigadora de Carro de Combate, un colectivo que investiga el origen de los productos que consumimos. “Entiendo que la prenda tiene ciertas características supuestamente de sostenibilidad, pero no se nos dice exactamente en qué se basa”, añade.
“En la web no se ve, por ejemplo, si trabajan con algún tipo de sello. ¿Quién dice que ese algodón sea orgánico? Porque no es lo mismo un algodón orgánico que tiene el certificado GOTS que otro del BCI, que no cumple muchas veces con esos estándares que promete”, añade Villadiego, que es una de las autoras del informe Sombra aquí, sombra allá. Cómo la industria textil maquilla su imagen medioambiental.
Memoria de sostenibilidad
Hay que bucear en el documento Estado de Información No Financiera 2023-2024 de Adolfo Domínguez para encontrar respuestas a esa pregunta. Este informe es una suerte de memoria en la que la palabra sostenibilidad aparece 69 veces, aunque en muchas ocasiones inserta en enunciados vagos o imprecisos.
“Reclamamos a nuestros proveedores certificaciones de acuerdo con las normas más exigentes de la industria, como las establecidas por Textile Exchange, una organización sin ánimo de lucro que promueve el desarrollo responsable y sostenible en la industria textil y por Global Organic Textile Standard (GOTS), organización sin ánimo de lucro que asegura el estado orgánico de los textiles, desde la recolección de la materia prima, incluyendo la fabricación responsable desde el punto de vista social y medioambiental”, expone la marca.
Certificaciones
Si es así, ¿por qué no lo explicitan en la web? No se trata, en este caso, de una medalla que colgarse de cara a la galería, sino de una información que podría ser útil a los clientes más preocupados por este asunto. ¿Quizá se trata de certificaciones planteadas “de acuerdo a”, pero que no son exactamente las mismas?
“Hay muchas empresas que se montan sus propios esquemas de certificación”, advierte Villadiego. Además, en el caso de que las afirmaciones se respalden verdaderamente en un sello, afirma que habría que comprobar cómo de confiable es. “No hay que asumir que por que una marca sea más cara o tenga un posicionamiento más alto tenga mejores prácticas”, alerta.
Acabar con los reclamos publicitarios verdes
El informe del que es coautora recordaba la directiva específica para acabar con los reclamos publicitarios verdes falsos o confusos que la Comisión Europea había propuesto en 2023, y citaba un estudio que recogía que el 53,3% de los reclamos verdes constituía información vaga, engañosa o infundada sobre las características medioambientales de los productos.
“Del mismo modo, las autoridades de Cooperación para la Protección del Consumidor afirmaban que un 42% podrían ser exagerados, falsos o engañosos y, por tanto, constituir una práctica comercial desleal”, dice el informe, que solo cita a Adolfo Domínguez un par de veces al hablar de su colaboración con influencers para promocionar sus colonias.
Análisis de fibras
“Desarrollamos nuestro propio benchmarking interno de fibras y materias primas más sostenibles con el medioambiente y los animales. En él recogemos el compromiso de las materias y sus certificaciones a nivel internacional, desde las fibras convencionales hasta las fibras obtenidas por vías más innovadoras. Apostar por estas últimas, es apostar por el futuro del planeta. Además, este documento es usado como guía para nuestros diseñadores y desarrolladores de producto”, indica la empresa en la citada memoria.
También se enorgullece Adolfo Domínguez de “mapear y registrar” proveedores sostenibles estratégicos, “principalmente de cercanía, pero también de lejanía, que integren la sostenibilidad en su forma de producir y empleamos las certificaciones para evaluar las fibras y tejidos empleados en nuestras producciones”.
Cercanía y lejanía
Resulta, de nuevo, confuso. Sería mucho más transparente, en vez de hablar de cercanía o lejanía, especificar dónde están esas fábricas (y no digamos ya cuáles son las condiciones de los empleados).
Por otra parte, afirmar que se mapean y registran “principalmente” los proveedores de cercanía resulta incongruente con la afirmación de que, en el ejercicio 2023, la cadena de suministro “estuvo integrada por 96 proveedores directos con producciones distribuidas en 10 países diferentes, teniendo el mayor porcentaje en China, Portugal y Turquía”. Más adelante se indica que disponen de equipos de calidad que visitan las fábricas para asegurar que todo marcha bien también en India.
“Características sostenibles”
“En el ejercicio 2020, más del 5% de nuestra colección presentaba características sostenibles. En el ejercicio de 2022 alcanzábamos más del 39%, superando nuestro propio objetivo marcado para el 2022 que se situaba en el 21%. En el actual ejercicio de 2023 hemos conseguido mantener ese porcentaje en un contexto de alta inflación”, detalla la memoria.
Se podría argüir, por tanto, que la propia empresa reconoce que más de la mitad de la colección de Adolfo Domínguez no presenta, a pesar de los cacareados valores verdes, características sostenibles.
“Ha vestido a la humanidad”
Si lo de “respetuoso con la tierra y las personas” chirría, la afirmación de que un material empleado en una prenda de Adolfo Domínguez “ha vestido a la humanidad” ya resulta pasmosa. Es un claim que aparece, por ejemplo, en una camiseta de algodón de mujer de manga corta, cuello caja y drapeado lateral.
A preguntas de este medio, desde la firma aclaran que, “como marca de autor, reflexionamos sobre los materiales que utilizamos, también desde la palabra. El algodón es una de las fibras de uso más antiguo. Todas nuestras prendas de algodón orgánico cuentan, por ejemplo, con el certificado Textile Exchange”, especifican. Parece mucho más interesante conocer ese certificado que colocar una declaración así de poética, con todo lo vacuo que tiene lo poético: hay muchas firmas que trabajan con algodón y eso no significa que las condiciones de sus trabajadores sean dignas. Per se, el material no es salvífico ni honroso.
Plan de Impacto Positivo
Adolfo Domínguez trabaja, desde el año 2020, bajo las directrices marcadas por su Plan de Impacto Positivo (PIP). Eso no quiere decir que las emisiones hayan caído sustancialmente: las emisiones indirectas de gases de efecto invernadero asociadas a la electricidad de Adolfo Domínguez fueron de aproximadamente 358 toneladas de CO2 en 2022, una cifra que subió hasta las 371 toneladas en 2023.
“El respeto a las personas y a la tierra forma parte de los valores de Adolfo Domínguez desde nuestros inicios en los años 80, a partir del sentimiento ecologista de nuestro fundador, por lo que está fuertemente presente en todo lo que hacemos. El etiquetado de todas nuestras prendas recoge los lugares donde han sido producidas, que se expanden desde Asia hasta Europa”, aseguran, desde la compañía, a preguntas de Consumidor Global. Nada reseñable: solo faltaría que no se indicase dónde están hechas las prendas.
@adolfodominguez Nueva colección RENACER SS25. Ya disponible online y en nuestras tiendas. #RenacerSS25 #AdolfoDominguez ♬ sonido original - Adolfo Domínguez
Mejora de los procesos de auditoría
“Todas nuestras fábricas están auditadas bajo el estándar BSCI. Como miembros de AMFORI, estamos implicados en la mejora continua de los procesos de auditoría y control de las condiciones de trabajo y salud de los trabajadores de nuestra cadena de valor”, agregan.
Así, la sensación general es que Adolfo Domínguez hace algunas cosas mejor que ciertas firmas con las que compite en términos de compromiso medioambiental, pero que a la vez recurre a la imprecisión del lenguaje vagamente creativo para echarse flores. “Adolfo Domínguez tendría que demostrar si sus reclamos se basan en una realidad. Y con las explicaciones que aparecen en su web, no lo está haciendo”, remarca Villadiego