Una boda no es solo un día marcado con especial cariño en el calendario de los novios. También es una fecha señalada para sus invitados, quienes, al igual que los protagonistas, desean estar a la altura del evento. Elegir el look perfecto para la ocasión se convierte en una búsqueda cuidadosa y la confianza en la tienda elegida es clave.
Aire Barcelona es una marca catalana especializada en vestidos de novia e invitadas. Fue fundada en 2004 por el grupo empresarial Rosa Clará, un referente en la moda nupcial. Sin embargo, lo que prometía ser una experiencia inolvidable se ha transformado en una pesadilla para una clienta que, con la ilusión de encontrar el vestido perfecto para la boda de su hija, ha terminado viviendo un auténtico calvario.
El momento de la venta
"Fui a Aire Barcelona por primera vez en agosto. Quería mirar con tiempo vestidos para la boda de mi hija. Nos atendieron dos chicas muy amables y me enseñaron un vestido del que me enamoré", explica a Consumidor Global la afectada, que prefiere mantenerse en el anonimato.
Sin embargo, había un inconveniente: el vestido le quedaba algo ajustado. Esto la hizo dudar sobre la compra pero las vendedoras rápidamente le ofrecieron una solución. "Me dijeron que con solo ajustarlo un poco en la cintura quedaría perfecto. Parecía una solución sencilla, bastante eficaz y terminaron convenciéndome para que lo comprara", recalca.
Una primera prueba desastrosa
En el momento de la compra, la clienta adquirió el vestido por 450 euros, un tocado de 160 euros y, además, Aire Barcelona le cobró 200 euros adicionales por los arreglos. En total, 810 euros.
Los problemas llegaron en octubre con la primera prueba del vestido. "La modista me explicó que la solución inicial que me ofrecieron simplemente no era viable. Pagas 450 euros por un vestido que no vale nada", relata la afectada.
La decepción absoluta
La clienta, junto con la modista, tuvo que improvisar una solución a contrarreloj para que el vestido se ajustara correctamente a su cuerpo. "Me lo vendieron bajo la promesa de un arreglo sencillo, y resultó ser todo lo contrario", lamenta.
A esto se sumaron otros contratiempos. El largo del vestido estaba mal cosido y el tejido de pedrería tenía zonas enteras donde faltaban hilos con piedras. Al recibir el tocado, por el que había pagado 160 euros, la afectada se encontró con que estaba roto y lo habían reparado de manera burda con cinta adhesiva. "Era vergonzoso, ni siquiera la modista pudo justificarlo. Exigí la devolución de mi dinero", concluye indignada.
Experiencias similares
El caso de esta afectada está lejos de ser único. Otra clienta relata una experiencia similar en Google, describiendo un problema similar.
"Muy amables en tienda a la hora de vender el vestido, pero a la hora de la verdad en el atelier las modistas no pueden arreglar o solucionar lo que nos dijeron a la hora de la compra. Como la pinza del pecho que nos dijeron que la harían desaparecer. Las modistas reconocen el problema pero, como ya no tienes tiempo, pagas y te vas con la arruga", cuenta.
Aire Barcelona guarda silencio
Al realizar la compra, la clienta firmó un contrato en el que aceptaba que ni el vestido ni el tocado podían ser devueltos. Sin embargo, tras enfrentarse a los problemas mencionados, tuvo que insistir para que Aire Barcelona le ofreciera una solución. Finalmente, la firma de Rosa Clará accedió a darle un tocado nuevo, y aunque el vestido se pudo ajustar, no fue con la solución inicialmente prometida por las vendedoras.
Consumidor Global se ha puesto en contacto con Aire Barcelona para conocer su versión de los hechos pero, hasta el momento de publicar el reportaje, la compañía guarda silencio. Lo que parece evidente es que las vendedoras ofrecieron un vestido bajo una promesa engañosa, y eso llevó a la clienta a vivir una experiencia frustrante.