En un movimiento sin precedentes, el Parlamento francés ha aprobado una legislación que impone un veto a las marcas de moda ultrarrápida como Shein, Temu y AliExpress. Esta decisión marca un punto de inflexión en la lucha contra el impacto medioambiental y social del fast-fashion y representa un esfuerzo por parte de Francia para promover prácticas de consumo más sostenibles.
La nueva ley, que ha generado un intenso debate tanto en la esfera pública como en la industria de la moda, busca desincentivar la proliferación de prendas de vestir de bajo costo y calidad que fomentan un ciclo de consumo insostenible y prácticas laborales cuestionables. La legislación incluye medidas como la prohibición de publicidad para estas empresas y una “penalización” económica para aquellas que ofrezcan más de 1.000 artículos nuevos al día en sus plataformas digitales.
No es anti-Shein, es contra la sobreproducción
El impacto de la moda ultrarrápida ha sido un tema de preocupación creciente. Estas empresas, a menudo basadas en China, han revolucionado la industria textil con su capacidad para producir y vender una gran cantidad de prendas a precios extremadamente bajos. Sin embargo, este modelo de negocio ha sido criticado por sus consecuencias negativas, incluyendo la sobreproducción de ropa, la generación de residuos textiles y la explotación laboral.
La diputada conservadora Anne-Cécile Violland, quien presentó la iniciativa, ha enfatizado que la ley no es anti-Shein o anti-Temu, sino que está dirigida a combatir la sobreproducción y promover un cambio en los hábitos de consumo. La propuesta legislativa también ha recibido apoyo de otros partidos políticos, reflejando un consenso sobre la necesidad de abordar las prácticas insostenibles de la industria de la moda.
La sanción
Las multas propuestas podrían alcanzar hasta 10 euros por prenda, y se espera que esta medida disuada a las empresas de continuar con su modelo de negocio actual. Además, la ley prohíbe la promoción de estas marcas a través de influencers en redes sociales, una táctica de marketing que ha contribuido significativamente a su popularidad entre los consumidores jóvenes.
La decisión de Francia podría tener un efecto dominó en otros países, incitando a legisladores de todo el mundo a considerar medidas similares. El objetivo es claro: reducir el daño psicológico y medioambiental causado por el consumo excesivo y fomentar una industria de la moda más ética y sostenible.