El frío ya se insinúa y la calefacción se dispone a ser uno de los mayores gastos en el hogar. De hecho, aproximadamente el 50% de la energía que se consume en casa proviene de sistemas como la aerotermia, la geotermia o el gas, y está destinada a mantener una temperatura confortable durante los meses de bajas temperaturas. Aunque solemos centrarnos en elegir el sistema más adecuado para nuestra vivienda, muchas veces desatendemos otros aspectos clave que también afectan de manera significativa a nuestro consumo energético. Factores como la ubicación de los radiadores, la programación adecuada de la temperatura o un mantenimiento preventivo regular, pueden marcar la diferencia en nuestras facturas mensuales.
En este artículo, te presentamos tres trucos sencillos para ahorrar dinero en calefacción sin sacrificar el confort en tu hogar.
1. El mantenimiento preventivo es clave para ahorrar
Uno de los pasos más importantes para reducir el gasto energético en calefacción es garantizar el buen estado de los radiadores. Un mantenimiento preventivo adecuado no solo alarga la vida útil del sistema, sino que también mejora su eficiencia, lo que se traduce en un menor consumo energético. Aunque lo ideal es que un profesional revise el sistema de calefacción antes de que llegue el invierno, existen pequeños y sencillos pasos que podemos realizar nosotros mismos para mantener la calefacción en óptimas condiciones.
El primer paso es purgar los radiadores. Con el tiempo, los radiadores acumulan aire en su interior, lo que reduce su capacidad de calentar de manera eficiente. Purgar el radiador consiste en abrir una pequeña válvula para liberar ese aire atrapado. Es recomendable hacerlo al menos una vez al año, especialmente antes del invierno. También es importante revisar las válvulas de presión para asegurarnos de que el sistema funciona correctamente. Además, mantener los radiadores limpios es esencial. Un radiador sucio tarda más en calentarse, lo que aumenta el tiempo de funcionamiento y, por ende, el gasto energético.
2. Programa temperaturas razonables para reducir la factura energética
Uno de los consejos más repetidos por los expertos en ahorro energético es la correcta programación de la temperatura en el hogar. Es importante evitar la tentación de subir el termostato a niveles muy altos, ya que hacerlo dispara tanto el consumo de energía como las facturas. Según los expertos, la temperatura ideal para una vivienda oscila entre los 19 y 21ºC durante el día. Esta temperatura es suficiente para mantener el confort sin necesidad de gastar más de la cuenta. De hecho, a esta temperatura, basta con utilizar prendas ligeras como un jersey o una chaqueta para estar a gusto en casa.
Durante la noche, es recomendable reducir la temperatura entre tres y cuatro grados. Disminuir la temperatura por la noche no solo mejora el descanso, sino que también reduce el consumo energético de manera significativa. Para optimizar el uso de la calefacción, es muy útil contar con un termostato programable, que nos permita ajustar la temperatura en función de la hora del día y nuestras actividades. De esta forma, podemos establecer diferentes temperaturas para cuando estamos en casa y cuando estamos fuera, asegurando así un uso eficiente de la calefacción y evitando consumos innecesarios.
3. Coloca los radiadores en el lugar adecuado y evita bloquearlos
La ubicación de los radiadores en el hogar es otro factor clave que puede influir en el consumo energético. Un radiador mal colocado necesitará más tiempo y energía para calentar una habitación de forma eficiente. Por regla general, los radiadores deben colocarse debajo de las ventanas. Aunque pueda parecer contradictorio, esta ubicación aprovecha el efecto de convección: el aire frío que entra por la ventana se calienta rápidamente al pasar por el radiador, lo que ayuda a calentar la habitación de manera más eficiente.
Otro aspecto importante es asegurarse de que los radiadores no estén bloqueados por muebles o cortinas. Colocar un sofá o una cortina delante del radiador impide que el calor se disperse adecuadamente por la habitación, lo que provoca un mayor consumo de energía para alcanzar la temperatura deseada. Además, es importante recordar que un radiador más grande no siempre es mejor. Cada espacio tiene un tamaño de radiador ideal, por lo que elegir el adecuado para cada estancia es esencial para evitar consumos innecesarios.