A la gran mayoría de personas no les gusta limpiar pero hay una realidad y es que no se puede vivir entre la suciedad. Mantener la casa limpia no es cosa fácil. Requiere tiempo y mucha dedicación.
Sin embargo, existe un truco para que esas tareas domésticas no se hagan tan pesadas. Se trata de una regla que está ganando más popularidad. ¿El motivo? Además de agilizar las labores de limpieza, ayuda a mantener siempre ordenado y recogido cualquier hogar.
La regla de los dos minutos
Está claro que todas las casas necesitan una limpieza a fondo. Pero cuanto mejor se mantenga la vivienda, más se podrá extender en el tiempo esas tareas tan laboriosas.
Para mantener siempre la casa ordenada y limpia, existe la regla de los dos minutos. ¿En qué consiste? Básicamente, se trata de ir realizando labores de limpieza que no quitan demasiado tiempo.
Quitar el polvo y fregar los platos
Las tareas cotidianas son muchas. Fregar los platos, cubiertos, ollas o vasos en el después de cocinar es fundamental para que no se acumulen utensilios. Tener el fregadero despejado y limpio aporta orden y limpieza a la casa.
Otro truco que se puede incluir en esta regla es quitar el polvo por zonas. ¿Qué quiere decir? Se puede aprovechar un breve momento del día para quitar las pelusas que se acumulan por toda la vivienda. Si cada día se limpia una habitación, el polvo no se acumula en grandes cantidades y no hay que dedicar tanto tiempo de golpe.
Recoger la ropa y barrer la casa
Dentro de la regla de los dos minutos se pueden incluir tareas como tener siempre la cama hecha o recoger la ropa tendida. Hacer la cama todos los días mejora el orden de cualquier hogar y, por tanto, también ofrece una mayor sensación de limpieza. La clave está en no ser demasiado desordenados.
Por ejemplo, es un clásico dejar las mantas sin doblar sobre el sofá o los cojines de cualquier manera. Pues bien, una vez que se recogen estos objetos, el salón se ve más despejado. Intentar barrer o aspirar cada día la casa también jugará a nuestro favor. En este sentido, una buena opción puede ser un robot que lo haga de forma automática. Eso sí, para que funcione la regla de los dos minutos es imprescindible ser constantes con estas pequeñas tareas de la rutina diaria.