Existen dos tipos de personas, las que van limpiando prácticamente a diario su hogar mientras llevan a cabo las obligaciones de la vida diaria propias de un adulto porque necesitan ver las superficies de su hogar recogidas y libres de suciedad. También hay un segundo grupo de personas, las que destinan un único día de la semana —habitualmente el que tienen libre— a hacer una limpieza profunda y a dedicar por lo menos tres o cuatro horas a desinfectar y limpiar más a conciencia y en profundidad.
Por desgracia, lamentamos decirte que por muy cuidadoso y escrupuloso que seas, hay una zona en cuestión que siempre se nos olvida limpiar en casi todos los hogares españoles y que puede duplicar el número de bacterias presentes en el lavabo del baño. La zona es cuanto menos pequeña y no es que no esté visible precisamente, puesto que está a la vista y alcance de todos los habitantes de la casa, que habitualmente suelen usarla durante varias veces al día.
Los interruptores: un foco oculto de bacterias
Puede que a estas alturas de la lectura ya te hayas imaginado de qué se trata o puede que, por el contrario, ahora mismo no caigas en que puede ser lo que tenga este despiste de "bayeta asociado".
Aunque solemos prestar atención a las superficies visibles, como encimeras y electrodomésticos, hay zonas que frecuentemente se descuidan, como los interruptores de luz. Un espacio reducido, pero que es accionado por muchas manos a lo largo del día, que estas a su vez tocan otras superficies contaminadas de bacterias. El bucle eterno que tanto favorece a los patógenos.
Afortunadamente, sabiendo de la importancia de esta zona, la solución está clara: limpiarlos prácticamente a diario.
¿Con qué frecuencia deben limpiarse los interruptores?
Y es que mantener la cocina en condiciones óptimas de limpieza es esencial para garantizar un entorno saludable en el hogar, porque de poco vale que todo está impoluto si cuando vas a encender la luz de la cocina te llevas esas bacterias a los alimentos que toques a continuación.
Al igual que los pomos de las puertas, los interruptores de luz se utilizan muchas veces al día, pero pocas veces se desinfectan. Esto los convierte en un espacio ideal para la proliferación de bacterias – sumado al calor que desprenden- que pueden transferirse fácilmente a lo que cocinamos en una contaminación cruzada de libro. Especialistas en higiene recomiendan limpiar los interruptores de la cocina al menos una vez por semana, o incluso más seguido si es posible.
Otros puntos críticos en nuestras cocinas
La higiene de la cocina no termina con los interruptores. Hay otras áreas que necesitan una limpieza regular para evitar la acumulación de gérmenes. En el caso de los interruptores, por ejemplo, la mejor forma de limpiarlo es la de pasarlos un paño humedecido con productos de limpieza acordes para desinfectar. Sin aplicar líquidos directamente bajo ninguna excepción, pues sería peligroso y podría existir riesgo de cortocircuito o electrocución.
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Tablas de cortar y utensilios concretos: Deben lavarse a fondo después de cada uso, y si llevan tiempo guardados. Es aconsejable limpiarlos antes de utilizarlos, en el lavavajillas si se tiene (alcanza una temperatura de 60º que desinfecta mejor que los lavados a mano). Evita los de madera, pues pueden criar bacterias entre sus hendiduras y a causa de la humedad, pues hay que tener en cuenta que la madera es un organismo vivo.
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El frigorífico: Conviene limpiarlo cada dos semanas por repisa con bayeta y con un limpiador de oxígeno activo. Importante almacenar los alimentos en recipientes herméticos para prevenir la contaminación del aire.
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El fregadero y el lavavajillas: Si no se limpian con regularidad, pueden acumular bacterias y hongos que afecten la higiene de los utensilios y la vajilla.
¿En España se limpian los interruptores?
Un estudio realizado por la Universidad de Valladolid reveló que el 65 % de los hogares en España no limpian los interruptores de la cocina con la frecuencia necesaria. Esto representa un riesgo importante, ya que estas superficies pueden albergar hasta 1.500 bacterias por centímetro cuadrado.
Para reducir el riesgo de contaminación y mantener un entorno seguro, es fundamental implementar hábitos de limpieza adecuados:
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Lavar las manos frecuentemente durante la preparación de alimentos, especialmente después de manipular productos crudos.
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Limpiar todas las superficies y utensilios regularmente, incluyendo pomos, tiradores de cajones y electrodomésticos.
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Sustituir los paños de cocina por toallas de papel desechables, ya que estas últimas reducen la propagación de bacterias.
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Prestar atención a las áreas olvidadas, como los interruptores de luz, que aunque no lo parezca, son un importante punto de acumulación de gérmenes.
La importancia de combatir las bacterias
Las bacterias son microorganismos presentes en casi todas las superficies con las que interactuamos a diario. Aunque muchas son inofensivas e incluso beneficiosas, otras pueden causar enfermedades que afectan la salud, la productividad y, en casos graves, la vida misma.
En entornos con condiciones ideales de temperatura y humedad, las bacterias pueden duplicarse cada 15 minutos, aumentando rápidamente su presencia. Investigaciones de instituciones como la Universidad Estatal de San Diego han demostrado que superficies tocadas con frecuencia, como interruptores o cajones, albergan millones de bacterias, superando incluso la cantidad encontrada en un baño doméstico.
Dedicar tiempo a limpiar las áreas menos evidentes de la cocina puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida y la salud de tu hogar. Mantener una rutina de higiene rigurosa y no pasar por alto los detalles garantizará un ambiente más seguro y saludable para todos.