Con frecuencia, al terminar de utilizar el baño, tiramos de la cadena, nos lavamos las manos y salimos sin cerrar la tapa del inodoro. Sin embargo, más allá de que un inodoro cerrado resulta más estético, dejarlo abierto implica un hábito que puede acarrear consecuencias negativas para nuestra salud, especialmente si esta práctica se convierte en algo rutinario al accionar la cisterna.
La taza del inodoro es, por naturaleza, un lugar que alberga millones de microorganismos patógenos, bacterias y gérmenes. Estos organismos encuentran en ella un entorno ideal para sobrevivir, nutrirse, reproducirse y proliferar. De acuerdo con un estudio publicado hace algunos años, al vaciar la cisterna, el flujo de agua genera un movimiento que desplaza estos gérmenes y los expulsa, quedando suspendidos en el aire. Posteriormente, estas partículas pueden depositarse en las superficies de diversos objetos presentes en el baño, como toallas, jabones, maquinillas de afeitar o cepillos de dientes.
Los riesgos de dejar la tapa del inodoro levantada al tirar de la cadena
Dejar la tapa del inodoro abierta después de tirar de la cadena puede tener consecuencias higiénicas más graves de lo que parece. Así nos lo contaba el Dr. Álvaro Carmona, profesor de la Universidad de Loyola y creador de contenido de divulgación científica en su último vídeo de su perfil de Instagram llamado @sdesiensia. En este nos comentaba sobre un estudio reciente, que ha revelado como las gotas de agua contaminadas pueden ser dispersadas hasta un metro y medio de distancia en el aire, lo que pone en evidencia los peligros invisibles de este hábito cotidiano.
Medidas de higiene como el lavado de manos o el uso de mascarillas se han vuelto comunes debido a la pandemia del COVID-19. Sin embargo, muchos no consideramos los riesgos asociados con acciones diarias como dejar la tapa del inodoro levantada después de usarlo.
La descarga del inodoro y su dispersión de partículas, a estudio
Una investigación publicada en la revista Science of the Total Environment ha destacado la peligrosidad de las tapas abiertas de los inodoros, los cubos de basura sin tapa y los desagües defectuosos en la propagación de infecciones. Este estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad Nacional Australiana y la Universidad de Australia del Sur, revisó 38 investigaciones realizadas en 13 países sobre la transmisión de enfermedades infecciosas en los baños públicos.
Es ampliamente reconocido que los inodoros son un foco potencial de bacterias. Ahora, una revisión global de los riesgos bacterianos y virales en los baños públicos ha revelado que dejar la tapa del inodoro levantada después de tirar de la cadena puede dispersar gotas contaminadas en múltiples direcciones. Esto se debe al remolino de agua generado durante el proceso de descarga, que expulsa partículas microscópicas al aire.
La propagación de gérmenes
El estudio también subraya que los cubos de basura en baños públicos representan otro peligro, especialmente si están ubicados cerca de secadores de manos eléctricos, lo que podría aumentar la dispersión de patógenos. Los investigadores evaluaron una serie de estudios que no solo examinaron el riesgo de transmisión del COVID-19, sino que también consideraron otros peligros sanitarios en los baños públicos de restaurantes, lugares de trabajo, comercios y universidades.
Es sabido que la taza del inodoro alberga millones de microorganismos patógenos, que prosperan en este ambiente propicio. Cuando se tira de la cadena, el flujo de agua no solo arrastra los desechos, sino que también expulsa lo que se conoce como "pluma de baño" o "penacho", un aerosol microscópico lleno de bacterias que pueden permanecer suspendidas en el aire durante largo tiempo (hasta seis horas). Estas partículas pueden adherirse a superficies cercanas, como toallas, jabones, cepillos de dientes y otros objetos presentes en el baño.
¿Partículas fecales en tu cepillo de dientes?
Un informe de investigación reveló que, de media, cada persona tira de la cadena unas cinco veces al día. Durante cada descarga, el remolino de agua libera una cantidad de bioaerosoles, que incluyen patógenos como la E. coli. Los inodoros más sucios tienden a generar mayor cantidad de bioaerosoles, lo que incrementa el riesgo de propagación de infecciones, especialmente aquellas transmitidas a través de las heces o el vómito.
Aunque los avances en el diseño de los inodoros han reducido la cantidad de partículas liberadas al aire, el riesgo persiste con cada descarga, pues las bacterias pueden acabar hasta en tu cepillo de dientes. La medida más sencilla y efectiva para limitar la propagación de estas partículas es bajar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena, lo que disminuye el alcance del aerosol y evita que las bacterias se dispersen por el baño.
El riesgo real para la salud
Además, es fundamental mantener el inodoro limpio, utilizando productos de limpieza adecuados que eliminen la mayor cantidad de gérmenes posible. También se recomienda lavarse las manos cuidadosamente después de usar el inodoro y evitar agacharse directamente sobre el inodoro al tirar de la cadena. Los objetos de baño que entran en contacto con la cara o la boca, como cepillos de dientes o maquinillas de afeitar, deben mantenerse protegidos para evitar la exposición a los patógenos que puedan estar en el aire.
A pesar de que existe la posibilidad de que los patógenos se propaguen en el aire y puedan representar un riesgo para la salud, los expertos aseguran que las probabilidades de contraer una infección son mínimas. El sistema inmunológico humano actúa como una barrera natural contra los gérmenes, lo que disminuye aún más el riesgo. No obstante, el simple hecho de evitar que los olores y las partículas sean liberadas al aire tiene sentido desde el punto de vista higiénico.