Lo de las llamadas spam –esas llamadas comerciales agresivas a cualquier hora en las que te presionan para que te cambies de compañía de electricidad o de internet– ya pasa de castaño oscuro.
Con la nueva Ley General de Telecomunicaciones la situación no solo no ha mejorado sino que numerosos consumidores nos aseguran que el acoso ha incrementado en frecuencia e intensidad. No importa que estés inscrito en la Lista Robinson, el hostigamiento es implacable.
En muchas ocasiones, los teleoperadores dicen llamar en nombre de Endesa, pese a que es mentira. Y, aunque estos procedimientos rozan la estafa, las empresas que están detrás, sorprendentemente, siguen actuando con total impunidad.
La administración ha fracasado a la hora de frenar este asedio que sufren miles de ciudadanos a diario en nuestro país. Pero también Endesa –cuyo nombre utilizan los canallas para engañar a personas de buena fe– debería tomar cartas en el asunto seriamente y perseguir este tipo de fraudes.