Es cuanto menos curioso como muchas personas aprecian el hecho de que el conocido de turno les quite el IVA cuando abonan el pago por un servicio. Otros, buscan los cobros en negro de forma compulsiva pues consideran estar ganando para su bolsillo aquella cantidad que le escurren a Hacienda. En cualquiera de estos caso, es verdad que consiguen cobrar más dinero con ello, al menos si nos quedamos en la cantidad superficial que han conseguido ingresar en su cuenta al no pagar impuestos.
¿Pero cual es el impacto real de la economía sumergida sobre nuestras vidas? Si ponemos atención a la importancia de la sanidad, la asistencia social, las infraestructuras, la justicia, la seguridad o la educación en nuestras vidas no nos prestaríamos a que nos quitasen el IVA , pues el el gran proveedor económico de la provisión de bienes y servicios tan necesarios en nuestra sociedad.
España sigue prefiriendo no ser legal y ahorrarse el IVA
Ningún país tiene una tasa de economía sumergida de 0%. España tiene el 15,7%. Un dato que no nos deja en tan mal lugar como pensábamos, pues siempre se ha dicho que los españoles somos unos pillos expertos en intentar escaquear dinero a la Agencia Tributaria y al prójimo si nos es preciso.
Pues lejos de la imagen que nosotros mismos tenemos como ciudadanos del mundo, lo cierto es que en España estamos más concienciados de lo que creemos en al importancia de pagar religiosamente los impuestos, ya que la tasa media de Europa se sitúa en el 17,3%. Una media entre toda la UE, donde la suben los países del Europa del este – con el 29,7% de Croacia- y la bajan los ciudadanos más cívicos del continente, los austriacos con solo un 6,6% de tasa.
Gonzalo Bernardo explica los peligros reales de evadir impuestos
Y es que aunque no es cuestión de compararnos moralmente con el país vecino, el experto y economista Gonzalo Bernardos ha querido poner en valor la diferencia que supondría tener otro tipo de valores cívicos así como una buena educación financiera a la altura de los requerimientos sociales que precisamos: “Si tuviéramos el 6,6% de Austria, ¿cuánto recaudaríamos en un año como el 2022? Recaudaríamos 48.400 millones de euros más. Con ese dinero estaríamos pagando el 76% del gasto total en educación, y el 49% del gasto en sanidad.
Podríamos decir que nuestros niños tendrían muchas más posibilidades de estudiar lo que quieran, más profesores a su disposición y seguramente un mejor futuro. También podríamos observar cómo desaparecen las listas de espera de la sanidad en España. Entonces, vale la pena dos cosas. Uno, pagar lo que toca; y dos, que los políticos, en lugar de gastar el dinero en burócratas, el dinero público lo gasten en aquello que es más importante para nosotros” comentaba sobre la peliaguda situación política y económica por la que España está transitando.
El descontento político: una de las causas de la economía sumergida en España
Es importante recalcar que fruto del descontento social nace también estas ideas de intentar engañar a Hcienda, pues los españoles están convencidos de que sus impuestos no se destinan a lo que debería. Una mentalidad muy individualista pero que no va desencaminada del todo, y que Bernardos ha comentado de la siguiente manera: “Y estoy seguro de que vosotros o yo estaremos de acuerdo, para sanidad, educación, asistencia social, infraestructuras, justicia, seguridad…” comenzaba explicando al hilo de la falta de conciencia social con los impuestos.
“Y de dar subvenciones a múltiples asociaciones para tener el control social, ¡cero patatero! Si así fuera, menos economía sumergida, mejor gasto...la vida de los que más tienen y de los que menos tienen, de todos, sería mejor en este país”, zanjaba del asunto en su tónica habitual de poner nombre y apellidos a lo que está ocurriendo en nuestra economía.
Los peligros de la economía sumergida
La cara B de la economía presenta un impacto de lo más significativo a nivel nacional como en propia economía global, ya que conlleva una pérdida de ingresos para los gobiernos, siendo además una competencia desleal para los negocios que sí cumplen la ley y optan por llevar sus cuentas de forma legal.
Si nos centramos en la merma en cuanto a beneficios sociales, tales como la falta de protección laboral, la explotación y el aumento de la delincuencia dejaríamos de preferir pagar 50 euros en lugar de 65 al fontanero que no nos hace factura cuando se nos estropea la caldera. La recaudación de impuestos que se prevé para 2024 es de más de 7.350 millones de euros, lo que representa un 9% más que en el ejercicio del año anterior, en 2023 -según el plan de Presupuestos Generales- una cantidad, que tampoco habla mucho mejor de nosotros, pues la economía sumergida española sigue siendo muy escandalosa. Los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) estiman que la economía sumergida española oscila entre los 230.000 y los 240.000 millones, según datos de 2021.