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Adiós a gastar un pastizal: el truco para ahorrar en calefacción y no pasar frío
En Consumidor Global te desvelamos el sencillo método para dejar de pasar frío en casa y la clave para solucionarlo sin invertir más dinero
Mantener una temperatura estable en casa es clave para garantizar un ambiente confortable y agradable, además de evitar sorpresas en la factura energética. Sin embargo, la temperatura ideal no es una cifra única y universal, ya que puede variar en función de diferentes aspectos, tales como el tipo de vivienda, su distribución, la cantidad de personas en el hogar, climatización y aislamiento disponible, así como aislamiento térmico y ubicación geográfica.
Aunque estos factores pueden hacer que la temperatura ideal varíe, es fundamental elegir un valor constante y mantenerlo en el tiempo. Esto permite que el cuerpo se adapte y ayuda a crear una sensación de comodidad más duradera. Además, adoptar este hábito contribuye a optimizar el consumo energético, beneficiando tanto el bienestar personal como el ahorro económico.
Establecer una temperatura constante
De acuerdo con especialistas, la temperatura óptima para el uso de la calefacción durante el invierno se encuentra entre 21°C y 23°C durante el día, y 15°C a 17°C por la noche. Superar los 23°C puede provocar un ambiente más seco, generando incomodidad y aumentando significativamente el consumo energético, especialmente si la vivienda no dispone de un aislamiento adecuado. Entonces, ¿qué podemos hacer si, a pesar de estos ajustes, seguimos sintiendo frío?
Cómo mantener el hogar cálido en invierno: El papel crucial del termostato
La solución frecuentemente radica en el termostato y, más específicamente, en su ubicación dentro del hogar. Esto se debe a que la temperatura detectada por el sensor del dispositivo no siempre coincide con la que realmente experimentamos en la estancia donde pasamos la mayor parte del tiempo.
Por ejemplo, si el termostato está ubicado cerca de un radiador, registrará una temperatura más alta que la del resto de la habitación. Como resultado, la calefacción se apaga rápidamente porque el sistema cree haber alcanzado la temperatura deseada, mientras otras zonas permanecen más frías.
Para evitar este problema, lo más recomendable es instalar el termostato cerca de las áreas donde solemos estar. Si el modelo lo permite, incluso podemos ajustar distintas temperaturas para cada estancia del hogar.
Sistemas elevados y cómo compensar su efecto
Los sistemas situados en zonas altas, como los aires acondicionados con bomba de calor o los sistemas de conductos, suelen presentar diferencias térmicas de varios grados entre lo que marca el mando y la temperatura real a nivel del suelo. Esto sucede porque el calor tiende a acumularse en la parte superior de las habitaciones, lo que amplifica la disparidad.
En estos casos, una solución práctica es utilizar un termómetro externo, colocándolo cerca de la zona donde pasemos más tiempo. Con este método, podemos ajustar el termostato del sistema de calefacción hasta que el termómetro externo indique la temperatura de confort, que debería oscilar entre 21°C y 23°C durante el día. De esta manera, podremos determinar la correlación entre la lectura del termostato y la temperatura real, y usar esa referencia en el futuro.
¿Y si aun así seguimos teniendo frío?
Si ninguno de los métodos anteriores funciona, es importante recordar que la temperatura ideal dentro de un hogar varía según varios factores, como las preferencias personales, la edad de los habitantes, el nivel de actividad, la humedad relativa, y el tiempo que pasamos en casa.
Uno de los principales factores que influye en nuestra sensación térmica es el nivel de humedad relativa. Cuando este supera el 50%, solemos percibir un ambiente más cálido, mientras que valores más bajos pueden hacernos sentir más frío, impulsándonos a aumentar la calefacción.
En algunos casos, no quedará más opción que subir un par de grados adicionales en el termostato para garantizar el confort, especialmente en hogares con bebés, niños pequeños, o personas mayores o enfermas. Por ejemplo, los pediatras recomiendan mantener una temperatura de 22°C a 24°C durante el día y 18°C a 20°C por la noche para los más pequeños, una guía que también puede aplicarse a personas con un metabolismo más lento o movilidad reducida.
Consejos prácticos para optimizar la calefacción y reducir el consumo
Mantener un hogar acogedor durante los meses fríos no se limita a ajustar el termostato. Es esencial hacerlo de manera estratégica, teniendo en cuenta dónde está ubicado y las características específicas de cada vivienda. Además, controlar la humedad del ambiente y adaptarse a las necesidades de los habitantes de la casa será fundamental para equilibrar el confort y la eficiencia energética. A continuación, te ofrecemos algunos trucos adicionales que te ayudarán a ahorrar en calefacción:
1. Purgar los radiadores regularmente
Para garantizar que los radiadores funcionen de manera eficiente, es necesario eliminar el aire acumulado en su interior al menos una vez al año. Estas pequeñas burbujas pueden dificultar la circulación del calor, haciendo que el sistema necesite más tiempo para alcanzar la temperatura deseada, lo que incrementa el consumo energético.
2. Evita cubrir los radiadores
Aunque es común utilizar los radiadores para secar ropa húmeda o como soporte para prendas, hacerlo crea una barrera térmica que reduce la eficacia del calor y obliga al sistema a trabajar más. Por ello, es importante mantenerlos despejados para que puedan distribuir el calor de forma uniforme.
3. Ajusta la temperatura adecuadamente
El rango ideal para ahorrar energía en el hogar está entre 19°C y 21°C durante el día. Por la noche, bajar la temperatura a 16°C puede generar un ahorro del 13% en la factura. Es más eficiente mantener una temperatura estable mientras se está en casa, en lugar de subirla y bajarla de forma constante o dejarla encendida cuando no hay nadie.
4. Apaga los radiadores en las habitaciones desocupadas
Si hay estancias que apenas se usan, lo mejor es apagar los radiadores de esas áreas para evitar un gasto innecesario de energía. Asegúrate de cerrar las puertas de esas habitaciones para que el calor no se disperse.
5. Mejora el aislamiento de puertas y ventanas
El calor puede escaparse fácilmente a través de puntos mal aislados. Utilizar burletes en las puertas, alfombras o esterillas para cubrir los huecos entre el suelo y la puerta es una medida sencilla y efectiva. En el caso de las ventanas, optar por doble acristalamiento puede reducir la pérdida de energía hasta en un 50%.
6. Ventila la casa en el momento adecuado
Aunque en invierno puede resultar incómodo abrir las ventanas, ventilar es fundamental para renovar el aire. El mejor momento para hacerlo es por la mañana, durante unos 10 minutos y con las persianas levantadas. Así evitarás pérdidas significativas de calor acumulado durante el resto del día.
7. Viste ropa abrigada en casa
Un consejo tan básico como efectivo: utilizar prendas cálidas en el hogar, como sudaderas, jerséis o calcetines gruesos, puede ayudarte a reducir la dependencia de la calefacción. Enciéndela únicamente cuando sea imprescindible y aprovecha al máximo la ropa de abrigo para mantener el confort térmico.
Con estas recomendaciones, no solo conseguirás un hogar más cálido durante el invierno, sino que también reducirás significativamente el consumo energético y, con ello, el impacto en tu bolsillo.