Invertir en felicidad es una puesta segura para no hipotecar nuestro futuro en 2025 hacia un camino a pérdidas hacia la pena. Arthur Brooks, gurú y estudioso de la Universidad de Harvard, ya ha estipulado en más de un estudio el hecho de que la felicidad no se vale de dinero ni edades. Y es que, efectivamente, hay varias cosas que podemos hacer a cualquier edad para empezar a apostar por tomarnos la vida menos en serio y dejar de estar abonados al club del sufrimiento.
Una de las preguntas por las que las clases de Arthur Brooks se han convertido en toda una revolución en redes sociales ha sido porque sus alumnos han compartido en sus respectivas cuentas la revolucionaria metodología de enseñanza que aplica como revulsivo en los estudios.
¿La felicidad entiende de edad?
La curva de la felicidad no debería variar según la edad, pero lo hace. El estudioso plantea la dicotomía siguiente para explicar como la psicología es crucial en la ciencia que intenta dar solución a la fórmula compleja de la felicidad: “Imagínate dentro de 10 años… ¿Crees que serás más o menos feliz de lo que eres hoy?”, les espetaba en el inicio del curso a sus alumnos de postgrado cada año.
Las respuestas eran unánimes, todos esperaban ser más felices en un plazo de un año, pero no lo veían tan claro de imaginarse entrando en el umbral de la tercera edad, parece que el largo plazo quedaba absorbido por la presión que planteaba la predicción de un futuro lleno de desafíos y responsabilidades. “Cuando pregunto sobre su predicción para dentro de 50 años es mucho menos halagüeña. Tener más de 70, a la mayoría, ya no le parece tan bien”, una respuesta que hablaría de los problemas que supone el hecho de ir cumpliendo años.
La felicidad tiene patrón con forma de U
¿Sabías que la felicidad tiene un comportamiento predecible a lo largo de la vida? Según las investigaciones más recientes, sigue un patrón en forma de U: Disminuye lentamente en la juventud, toca fondo alrededor de los 50 y vuelve a subir en la década inmediatamente posterior. Con 60 años, cuando la persona empieza a digerir que no se puede anclar a sus errores del pasado y empieza a asumir que la vida es una oportunidad en sí, aunque ya no se forme parte del sector poblacional de la juventud.
¿Por qué llegamos a los 50 años desanimados y volvemos a despegar al llegar a los 70? Arthur Brooks, experto en bienestar, tiene la respuesta a esta fluctuación de la felicidad en las distintas trayectorias vitales que no se rige tanto por los objetivos cumplidos según los años, sino por la forma de haber desarrollado el devenir de su vida. Y es que, esta pulsión por lograr la felicidad es humana, ya que el sentimiento pocas veces logra ser estable.
La felicidad como inversión: entre antes comiences, mejor
Según el prestigioso Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard, liderado por el psiquiatra Robert Waldinger, nuestra felicidad está influenciada por varios factores, muchos de los cuales podemos controlar. Brooks lo resume así: “Cada uno de nosotros tiene la siguiente fórmula de la felicidad dentro”, comenta de una supuesta ecuación que la podríamos fraccionar en decisiones y formas de tomarnos la vida.
Una cuenta que podemos nutrir desde jóvenes para disfrutar más en la madurez. Y es que al igual que con el dinero, las decisiones que tomamos temprano tienen un impacto acumulativo en la mente y mientras más temprano empecemos a decidir las mejores, mayores serán los beneficios a largo plazo.
Los 9 hábitos para invertir en felicidad, según los expertos
Independientemente de tu edad, hay acciones que puedes tomar hoy para asegurar un futuro más pleno. Aquí te las presentamos:
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Deja de fumar (o no empieces): Si fumas, dejarlo es una de las mejores decisiones para tu bienestar. No importa si no lo logras al primer intento; cada día sin tabaco suma en tu cuenta de felicidad y salud.
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Modera tu consumo de alcohol: El abuso del alcohol es uno de los factores que más reduce la felicidad. Si tienes dificultades con ello o antecedentes familiares, busca apoyo y no dudes en priorizar tu bienestar.
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Mantén un peso saludable: Opta por una dieta equilibrada rica en frutas y verduras. Evita las dietas extremas y el efecto rebote, y apuesta por cambios sostenibles que puedas mantener a largo plazo.
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Incorpora movimiento diario: No necesitas un plan complejo para sentirte realizado, caminar a diario puede ser suficiente. Lo importante es mantener la constancia.
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Aprende a enfrentar las dificultades: La vida inevitablemente traerá desafíos, pero desarrollar estrategias saludables para afrontarlos puede marcar la diferencia. La meditación, las prácticas espirituales o el apoyo de un terapeuta son herramientas valiosas para gestionar el estrés.
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Nunca dejes de aprender: Mantener la mente activa a través del aprendizaje continuo contribuye a una vida más larga y satisfactoria. No hace falta matricularse en una universidad; leer sobre temas nuevos o desarrollar un hobby puede ser igual de efectivo.
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Fortalece tus relaciones personales: Las conexiones humanas son claves para la felicidad. Cultiva vínculos profundos con personas en las que confíes y con las que puedas crecer. Puede tratarse de una pareja, amigos cercanos o familiares. Lo importante es que te brinden apoyo emocional y estabilidad.
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Vigila la historia que te cuentas: El poder de los mensajes que nos mandamos a nosotros mismo es absolutamente devastador para nuestra felicidad. Abandonar los pensamientos negativos de nuestra forma de entender y percibir el mundo es crucial. Desde pequeños, las personas empiezan a formarse una visión de ellas mismas a través de la respuesta que dan a las presiones externas, las expectativas sociales y la propia gestión de la autocrítica.
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Eliminar por completo la palabra “Debería”: Este término no solo es altamente nocivo, pues nos impone dar una definición propia de lo más dual entre persona inútil o productiva, además de aumentar nuestros niveles de cortisol y estrés por intentar asumir una carga mayor de la que podemos gestionar. La neuropsiquiatra, Louann Brizendine, habla de la revolución digital que supone dejar atrás el multitasking y aprender a enfocarnos en una sola tarea, ganamos en eficiencia y tranquilidad. “Es un momento de redefinición, donde priorizas lo que realmente importa y te vuelves más efectiva que nunca”, comenta sobre el tema.