La búsqueda del sentido real de la vida es algo intrínseco al ser humano. Intentar desmenuzar el porqué de las cosas de forma incansable así como encontrar el motivo de nuestros sentimientos más dolorosos de angustia no se presenta como tarea fácil. Y es que aunque intentemos mantenernos felices, es muy complicado no sentirnos tristes o frustrados en algún momento.
A punto de cumplirse cinco años de uno de los hechos más insólitos y complejos a los que nos hemos tenido que enfrentar -la pandemia a causa del Covid 19- volvemos a enfrentar la urgencia de cuidar nuestra salud mental. Fue precisamente en 2020 cuando la incertidumbre, el encierro y el tiempo para pensar hicieron de las suyas. La necesidad de calmar la mente y la búsqueda de amortiguar los sentimientos tan negativos que se vivieron dentro y fuera de todos los hogares, hicieron que los libros de autoayuda experimentasen un repunte vertiginoso.
El motivo por el que deberías dejar de leer libros de autoayuda
Un género a caballo entre la metafísica, la psicología y la ciencia de pronto empezó a colonizar las estanterías de los súper ventas de todas las librerías. Así lo reveló un estudio del NPD Group, que estableció que los libros de este tipo se incrementaron en un 11% entre 2013 y 2019- fechas de prepandemia- alcanzando su punto más álgido el último año. Hoy en día se venden nada más y nada menos que un 40% más de libros que promueven el autocuidado.
Este tipo de libros abarca numerosas temáticas, pues si algo tiene la capacidad de abarcar es la mente humana. Budismo, meditación, vida saludable, superación personal o positivismo han sido los grandes ingredientes de muchas de estas páginas. A fin de cuentas, el estrés de la vida moderna, el desgaste emocional de las redes sociales así como las distintas crisis de valores están promoviendo un sentimiento de tristeza e individualismo generalizado.
Los libros de autoayuda no pueden suplir las terapias psicológicas
Sufrimos todos pero creemos que solo nos pasa a nosotros. Este sentirse vulnerables y frágiles es más común de lo que se cree. Y vamos siempre aferrads a nuestro escudo para defendernos de la vida, hemos entendido que necesitamos protegernos de esta, pues la realidad se presenta desconocida y llena de peligros. No es de extrañar que acudamos a casi cualquier cosa que nos prometa calmar nuestro malestar.
El peligro de este tipo de escritos es el de intentar paliar la ausencia de tratamiento psicológico con falsas esperanzas disfarzadas de antídotos universales, como si en estas estuviera la fórmula de la felicidad. Resulta paradojico el hecho de que creamos que en la solución que le ha valido a otro podamos encontrar nuestro propio consuelo. En una sociedad individualista y obsesionada con las comparaciones, los libros de auto ayuda se nutren de generar una falsa sensación de unidad. La problemática reside en no saber qué nos funciona a nosotros y nuestro propio proceso. Y es que si hay algo que genere mayor sensación de indefensión es sentirnos que no hay antidoto para nuestra pena, y lo que a muchos les funcionó a ti te está dejando por los suelos.
¿Ayudan de verdad este tipo de libros de autocuidado?
Depende de tu propia patología. Bien es cierto que como lectura de domingo puede resultar cuanto menos gratificante ahondar en el desconocido mundo de los sentimientos, pero siempre que no intentemos maquillar neustros propios problemas con el sentimiento de comunidad. Si alguien se siente tan mal como yo, me siento reconfortado, por lo cual delego mi poder de sanación en la lectura en la que otros han encontrado consuelo.
María León, psicóloga clínica de Madrid, explicaba a Consumidor Global el efecto que pueden causar algunos libros de autoayuda en personas que están empezando a detectarse los síntomas de una depresión: “ Esto libros te dicen que si piensas en positivo todo lo bueno te vendrá y hay pacientes que se convencen de que algunas cosas les pasaban por su negatividad. Esa forma de pensar te produce un castigo extra y al final entras en un bucle”, comentaba al hilo de nuestras dudas sobre la eficacia de este nuevo espacio en la librerías.
Diferenciar entre leer sobre emociones o buscar soluciones para tartarlas
Cada persona es un mundo con una herencia emocional diferente. La viviencias, los traumas y los apegos de cada uno son muy personales así que por mucho que queramos encontrar solución en ellos, a veces solo resultan ser un parche al dolor que experimentamos.
Y es que a lo largo de la historia de este género hemos sido testigos de las autenticas joyas de la literatura que han llegado de los momentos más oscuros de sus autores. Transitar la tristeza a veces es un modo de salir a flote. Así lo revela el libro El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl, que surgiendo de la necesidad de respuestas, es verdad que consiguió abrir un camino hacia muchas personas que lograron sentir esperanza en sus palabras.
La psicóloga León nos contaba de este modo el que ella considera una buena recomendación durante las primeras sesiones de terapia: “En alguna consulta he aconsejado Los cuatro acuerdos: un libro de sabiduría tolteca, de Miguel Ángel Ruiz Macías, porque transmite ser coherente con uno mismo y viene a decir que hay que ser auténtico y no parecer otra persona”, comentaba sin querer quitarle el valor a este tipo de lecturas que en no pocas ocasiones resultan muy gratificantes para el espiritu.
El peligro del positivismo tóxico
Los libros de autoayuda son aquellos que facilitan oautas para la gestión emocional con mensajes positivos que invitan a abandonar un ecosistema negativo. ¿Pero qué sucede cuando esta tarea te resulta imposible?
Muchas personas se sentencian a sí mismas con palabras llenas de juicio. Diagnosticándose a sí mismos, son muchos los que se califican de ser personas depresivas o tendentes a la insatisfacción crónica, solo porque no son capaces de dejar de sentir emociones negativas aunque lo intentan cada día.
La importancia de acudir a terapia psicológica profesional
Los trastornos de la mente muchas veces requieren de ayuda. Casi todas, de hecho. Por ello ha de abordarse de forma seria y con la ayuda de un especialista adecuado a las necesidades de cada uno.
“Nos han enseñado a ocultarlo porque está estigmatizado, la gente está obsesionada con ocultarlo, y eso supone un sufrimiento extra”, relataba María León no sin antes poner en valor el poder de acudir a terapia y no sentirse culpable por sentirnos mal ante determinados momentos de la vida. La psicología plantea una liberación de las emociones reprimidas, ese dejarlas salir de nuestra mente no nos lo concede ni la mejor de las obras escritas.