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Qué significa que odies la Navidad o por qué te afecta de forma negativa según la psicología
Hay muchas personas que adoran la llegada de la Navidad, al igual que los hay que no le ven lado positivo alguno a esta festividad y que incluso experimentan sentimientos de incomodidad o tristeza profunda, te revelamos los motivos por los que esto sucede
La Navidad es una de las celebraciones más profundas desde un punto de vista psicológico. Históricamente, esta festividad remonta sus raíces al miedo humano ancestral frente a la oscuridad invernal, quizá esto explica como esta se ha convertido en una auténtica explosión de luces y envoltorios brillantes, esto podría ser una forma de entender el porqué se estableció como un modo de paliar este miedo antiguo.
Con el paso de los siglos, la historia de la Navidad ha evolucionado hasta convertirse en una tradición globalizada, cargada de adornos, reuniones familiares, intercambios de regalos y una exaltación del amor y alegría muy ligada a la despreocupación que exige el consumismo. Sin embargo, hay muchas personas que no comulgan con estas características típicas de la época de Adviento y no es que lo pasen mejor con la llegada de las fechas clave y señaladas.
Navidad y los incómodos contrastes emocionales
No son pocos los que se atreven a afirmar odiar la Navidad, un periodo que invita a la reflexión, y lo que provoca auténticas dicotomías internas, pues a menudo lidiar con el contraste entre la festividad exterior y las emociones internas resulta cuanto menos incómodo.
La Navidad tiene un fuerte impacto en la mente humana, despertando y siendo el caldo de cultivo de emociones variadas tales como la alegría, la nostalgia, la melancolía y el estrés, a menudo consiguen incluso coexistir con cierto sentimiento de culpa por no disfrutar como el resto de estas fechas tan señaladas.
El disgusto por la Navidad, una emoción cada vez más extendida en España
El antiguo presidente estadounidense de 1930 Calvin Coolidge afirmaba lo siguiente: "La Navidad no es una época ni una estación, sino un estado de ánimo", una frase que dejaba claro como muchas personas se ven influidas por sus propias corrientes internas en ligar de por el clima de festividad. Sin embargo, ¿cuál es ese estado de ánimo para la mayoría?
Según una encuesta del Observatorio de la Navidad en España, un 33% de los españoles asegura que no disfruta de estas fechas, mientras que un 27% admite que solo les agrada moderadamente, y un 6% declara abiertamente que las odia. Estas cifras reflejan que no todas las personas experimentan las fiestas como un periodo de felicidad y conexión.
Elementos estresantes y el Síndrome del Villancico
El periodo navideño expone a las personas a múltiples estímulos de lo más estridentes, tales como son las luces muy potentes, la música muy alta, las aglomeraciones constantes y los compromisos sociales, son cosas que no tienen por qué gustar. Este exceso de imputs sensoriales y la presión por cumplir con las expectativas sociales pueden derivar en un fenómeno conocido como Síndrome del Villancico.
Este término se refiere al estrés generado por la sobrecarga de actividades, las demandas emocionales de la convivencia familiar, y la presión de mostrar alegría constante. También se asocia con la sensación de que todo debe salir perfecto, aumentando la ansiedad general.
Desencanto navideño y el Síndrome de la Silla Vacía
Otro fenómeno común es el Síndrome de la Silla Vacía, una sensación de vacío emocional que afecta a quienes enfrentan ausencias significativas en estas fechas. Esto puede deberse a la pérdida de un ser querido, la distancia física con la familia o el aislamiento emocional. Este tipo de experiencias pueden amplificar la melancolía y dificultar el disfrute de las festividades.
Para algunos, la Navidad se convierte en una fuente de incomodidad emocional. Entre las razones más comunes destacan los siguientes motivos:
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Estrés por las compras y decisiones: Buscar el regalo ideal o enfrentarse a la multitud puede resultar abrumador. Según Diego Redolar, neurocientífico de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), "cuando falta información contextual para tomar decisiones, el cerebro experimenta un esfuerzo adicional que puede generar ansiedad".
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Recuerdos dolorosos: La Navidad puede reabrir heridas relacionadas con pérdidas, separaciones o momentos difíciles, lo que transforma las celebraciones en un obstáculo para el bienestar emocional.
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Sobrecarga sensorial y expectativas sociales: Las luces brillantes, las calles abarrotadas y la presión por demostrar felicidad constante pueden generar una sensación de agotamiento y ansiedad.
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Falta de propósito personal: Cuando las creencias religiosas o el significado emocional de estas fechas pierden relevancia, la Navidad puede sentirse como una imposición social más que como una festividad con sentido personal.
Cómo sobrevivir a la Navidad cuando no te gusta
Mientras muchos esperan la Navidad con entusiasmo, otra parte de la población la percibe como un desafío emocional. Las vivencias personales, como conflictos familiares o episodios de tristeza en años anteriores, pueden influir en cómo se afrontan estas fechas. Si las fiestas te agobian, recuerda que no estás obligada a seguir el guion de algo que te incomoda.
Tal vez prefieras pasar una tarde tranquila viendo películas en lugar de pasártela haciendo compras navideñas, o escribir una lista de lo que realmente te hace feliz en estas fechas. Lo importante es encontrar tu propio equilibrio. La Navidad no tiene que ser perfecta para ser significativa. Dale tu toque personal, abraza tus emociones - sean estas de la índole que sean- y, sobre todo, cuídate y respétate a ti mismo. Porque, al final, la magia de estas fechas no está en las luces ni en los regalos, sino en sentirte bien contigo mismo.