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La regla de los 8 segundos que puede reducir tus niveles de ansiedad, según la psicología
La regla que toda persona adulta debería conocer para mejorar su vida. En Consumidor Global te revelamos el truco que ayuda a combatir el estrés y a reducir el cortisol de forma vertiginosa
Un abrazo hace milagros. Así lo confirmaba Marian Rojas Estapé, psiquiatra y autora del libro Encuentra a u persona vitamina, cuando afirmaba haber estudiado los efectos que este simple gesto de cariño tiene a la hora de reducir la ansiedad, pues nos ayuda a bajar el cortisol en el organismo.
Y es que trasformar nuestro organismo y nuestro mundo emocional a veces está al alcance de la forma en la que estimulamos nuestra oxitocina. La oxitocina es una hormona presente en la lactancia y el parto, pero también es una hormona que nos genera muchísimo bienestar cuando la estimulamos.
La regla de los 8 segundos para reducir el la ansiedad
Teniendo en cuenta que la lactancia no está al alcance de todo el mundo, estimular esta y bajar el cortisol es posible a través de muchas cosa clave. Uno de estos mecanismos para estimularla en otro momentos como las caricias, los masajes, un 'te quiero', una mirada limpia de juicio, pero sobre todo el abrazo.
Si hay un consejo que todo adulto debería conocer y que está muy ligado a este mundo de los abrazos, es la regla de los 8 segundos que consiste en darlo durante al menos 8 segundos. Así se desencadena la liberación de oxitocina, la hormona de la calma. Una técnica fácil y rápida para disminuir el estrés, la ansiedad y reducir los niveles de cortisol en el cuerpo cuando este está peligrosamente alto.
Un truco simple para mejorar nuestra vida
Puede parecer absurdo, pero un simple gesto como este puede provocar un impacto en la salud y el bienestar realmente significativo. Si diseccionaremos qué ocurre tras ese abrazo, hablaríamos de ese momento en el que tu cuerpo siente esta presión de la otra persona y ocurren cosas.
Cuando el receptor de la piel está estimulado, una señal parte hacia la corteza prefrontal y analiza que tipo de estímulo ha llegado. Sientes esa fuerza, ese cariño, este afecto. El estrés ocasional es natural y hasta puede ser útil, pero cuando se convierte en un compañero constante, el aumento de cortisol afecta nuestra calidad de vida porque nos genera estar en alerta. Sentir esa ansiedad es eso, la alerta y el miedo a no sabemos muy bien qué.
El peligro de la ansiedad
La presión alta, la fatiga crónica, los dolores de cabeza, el envejecimiento prematuro, el aumento de peso y hasta los problemas de memoria pueden ser consecuencia directa de un estado ansioso constante. Expertos en salud mental como Marian Rojas Estapé, coinciden en que para vivir más y con mejor calidad de vida, controlar el estrés es esencial pues el estrés puede ocasionar todo tipo de enfermedades severas y peligrosas como son el infarto de miocardio, los ictus o la parálisis facial.
¿Por qué es tan efectiva?
Aquí es cuando la regla de los 8 segundos cumple una labor fundamental. No solo es sencilla, sino que puedes aplicarla en cualquier momento pues es una puerta a salir de ese estado de alerta.
Cuando sentimos que el estrés está aumentando, un abrazo de 8 segundos es suficiente para detener esa reacción y mantener el cortisol bajo control.
¿Cómo aplicar esta técnica?
No es necesario ir por ahí pidiendo abrazos a desconocidos. Esta técnica es más efectiva y cómoda con seres queridos como amigos, familiares o compañeros cercanos de vida. Pero sabiendo que los abrazos y el contacto físico generan una respuesta tan positiva en el cuerpo, qué mejor forma que aumentando el numero de abrazos largos y sentidos que damos.
Mucho se habla de las distintas formas de aumentar los niveles de oxitocina y dopamina, también llamada “hormona de la felicidad”, en solitario.
Ya sabemos que salir a correr, ejercitarse al aire libre o simplemente recibir un poco de sol puede colaborar en esta tarea de mejorar nuestra ansiedad... Pero, para una solución rápida y sencilla por partida doble, la regla del abrazo de 8 segundos puede aliviar la ansiedad de no una, sino hasta dos personas ( cada una de las partes implicadas en ese contacto afectuoso).
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