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¿En qué casos son realmente recomendables los suplementos vitamínicos?

Varios endocrinólogos de QuirónSalud explican en qué alimentos se encuentran determinadas vitaminas y, en lo referente a los suplementos, recuerdan la importancia de respetar las dosis recomendadas

Juan Manuel Del Olmo

Una mujer observa un frasco con suplementos vitamínicos / FREEPIK - bearfotos

Cada vez son más los consumidores españoles que toman complementos. Según los datos que maneja la Asociación Española de Complementos Alimenticios (Afepadi), los números del sector han engordado significativamente en los últimos años: si en 2019 registraba una facturación de 1.700 millones de euros, en 2023 ya eran más de 2.000 millones.

Entre los más consumidos figuran los suplementos vitamínicos, tal y como explica el Dr. Sergio Gallego, endocrinólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, a Consumidor Global. Ahora bien, eso no significa que en todos los casos sean imprescindibles: “Las vitaminas se obtienen de fuentes muy variables. De ahí la dificultad para desarrollar un déficit con una alimentación occidental a pesar incluso de ciertas restricciones o déficits de calidad de los alimentos”, explica este experto.

Cantidades suficientes con una dieta promedio

“Las necesidades de todos los nutrientes van variando con el tiempo y el tamaño corporal. Afortunadamente, hoy en día, en nuestro entorno, una dieta promedio contiene cantidades suficientes de prácticamente todas las vitaminas para cualquier momento de la vida en un individuo sano”, prosigue el Dr. Gallego. 

Una mujer cocina recetas saludables / PEXELS

En lo que concierne al diagnóstico, es recomendable evitar dejarse llevar por sensaciones o por síntomas que no estén contrastados. “Para diagnosticar una deficiencia de una vitamina, mineral o micronutriente es suficiente con realizar un análisis de sangre. En esta prueba saldrán todos los valores que indicarán cómo se encuentra el paciente y si hay micronutrientes que estén por debajo de lo normal”, explica el Dr. Esteban Jódar, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

Vitamina D

Una de las excepciones a lo anteriormente referido, expresa el Dr. Gallego, sería la vitamina D en neonatos, “que se suplementa de forma sistemática para asegurar unos niveles adecuados desde las primeras fases del desarrollo esquelético”, describe.

Un bote con vitaminas / UNSPLASH

“Estudios recientes sugieren que, en población anciana, si bien no parece necesaria la suplementación generalizada, sí puede ser beneficioso monitorizar y tratar pequeños déficits que no parecen tener repercusión en población más joven”, revela este experto.

Ácido fólico

El otro caso de suplementación vitamínica protocolizada en individuos sanos “es el ácido fólico durante la gestación, para asegurar la llegada de este nutriente en suficientes cantidades al feto, lo que previene complicaciones de tipo neurológico”, especifica el Dr. Gallego.

En cuanto a las deficiencias que “pueden ser algo más comunes”, el Dr. Gallego recuerda que la vitamina B12 es casi exclusiva de alimentos de origen animal, lo que implica que las personas que siguen dietas vegetarianas o veganas pueden tener un mayor riesgo de experimentar carencias de este micronutriente. “Se la asocia especialmente a la carne, pero también podemos encontrarla en los lácteos”, detalla.

Una persona corta pechugas de pollo / FREEPIK

Dónde encontrar las vitaminas

En este contexto, lo más relevante es conocer qué aporta cada alimento e incorporarlo en mayor o menor medida a la dieta en función de las necesidades individuales. Así, este endocrinólogo especifica que la tiamina (B1) se encuentra en leguminosas, cereales integrales y carnes de cerdo y vaca; la riboflavina (B2) está presente en lácteos, carne, pescado, huevo y espinacas; la piridoxina (B6) también aparece en legumbres, frutos secos, salvado de trigo y carne; y el ácido fólico (B9) en verduras de hoja verde, huevos e hígado.

Por su parte, el ácido ascórbico (C) está presente en cítricos y otras frutas y verduras; el retinol (A) en hígado, pescado, huevos, zanahorias y espinacas; y la vitamina K en verduras de hoja verde, margarinas e hígado, enumera el endocrinólogo.

Una tosta de aguacate junto a unas espinacas / FREEPIK
 

Vitamina D

Quizá la vitamina D sea de la que más se habla cuando se mencionan estas cuestiones. Prueba de ello es el eco que tuvo un estudio publicado en la revista Nature que señalaba que el 75% de los españoles tenía deficiencia de Vitamina D. Eso no implica, no obstante, que todos necesiten un refuerzo en forma de suplemento.

“La vitamina D (calciferol) tiene una característica especial, que consiste en que puede ser sintetizada en la piel ante el contacto de la radiación ultravioleta con un derivado del colesterol. Esta es la principal fuente de obtención de dicha vitamina, pero se encuentra también en cantidades importantes en el pescado azul”, desvela el Dr. Gallego.

Impacto en pacientes sanos

Una vez aclarados estos aspectos, el endocrinólogo del Hospital Universiatrio Quirónsalud Madrid reconoce que existe mucha controversia en cuanto al impacto de los suplementos polivitamínicos en pacientes sanos para mejorar el estado físico o síntomas difusos como el cansancio

Un hombre fatigado / PEXELS

“Médicamente, no se ha conseguido demostrar que el administrarlos a población sana mejore ningún parámetro de salud. En la práctica médica, los pacientes, ocasionalmente, pueden referir mejorías relativas de su estado físico, pero es difícil cuantificar la parte de esta que atribuible al suplemento o al conocido “efecto placebo”. En cualquier caso, para su distribución y venta, estos suplementos sí que deben haber superado los test establecidos por las agencias regulatorias”, arguye.

Reacciones adversas

Por esta razón, aunque no se pueda asegurar su efectividad, el Dr. Gallego sí cree que pueden considerarse seguros mientras se tomen en la dosis recomendada por su prospecto o por un farmacéutico.  Por su parte, la Dra. Maria Luisa de Mingo, endocrinóloga del Hospital Universitario La Luz, afirma que se presume que la mayoría de las vitaminas y minerales básicos son seguros en las dosis recomendadas, pero las reacciones adversas a los suplementos “son posibles”.

“En Estados Unidos se estima que 23.000 visitas a urgencias cada año están asociadas con la toma de suplementos nutricionales. Estos casos a menudo están relacionados con ingredientes tóxicos presentes en algunos suplementos como metales pesados, esteroides y sustancias estimulantes”, advierte.

Una persona vierte un frasco de pastillas en su mano / PEXELS

Reacciones adversas

Las reacciones adversas también pueden ocurrir, detalla la Dra. de Mingo, debido a una sobredosis de un determinado ingrediente o porque los niños tomen accidentalmente el suplemento. “Siempre debe informar a su médico si está tomando algún suplemento nutricional o está pensando en tomar alguno”, subraya.

A juicio de esta experta, en la mayor parte de los países no existe una regulación eficaz que reglamente el consumo de este tipo de productos, puesto que no se consideran medicamentos. Esta situación motiva que los suplementos nutricionales y las vitaminas se supongan seguros sin ninguna prueba. “No se realizan ensayos clínicos, por lo que además de desconocer en la mayoría de los casos su seguridad tampoco se conoce su eficacia”, advierte.

Deficiencias más comunes

Por último, el Dr. Jódar señala que “existe una corriente de opinión que asocia la ingesta de algunos suplementos vitamínicos a la reducción de cáncer”. Un meta-análisis del uso de vitaminas y suplementos minerales para prevenir cáncer y enfermedad cardio-vascular en adultos sanos.

“Los resultados muestran que en personas bien nutridas sin déficit alimenticios, los multi-vitamínicos solo podrían tener un muy modesto efecto (reducción de un 6% del riesgo de cáncer) en varones -y no en mujeres- cuanto se toman durante más de 10 años. No obstante, en la mayoría de publicaciones en los que se han estudiado alguna vitamina o suplemento como el selenio o el calcio, dan resultados escasos y poco consistentes. Ni la vitamina E ni el beta-caroteno previenen enfermedad cardio-vascular o cáncer, de hecho, el beta caroteno en fumadores aumentan el riesgo de cáncer”, aclara.