La osteoporosis es una enfermedad ósea que debilita los huesos, volviéndolos frágiles y más propensos a fracturas. Así lo define el doctor Cayetano Alegre de Miquel –especialista en Reumatología del Hospital Universitari Dexeus (Quirón Salud)–, que apunta que este concepto cambió desde que está la densitometría, una prueba para determinar la densidad mineral ósea. “Anteriormente hablábamos de osteoporosis cuando había una fractura sin traumatismo o un trauma de bajo grado”, expone.
“La densitometría nos ha permitido medir la densidad ósea, y nos indica que hay riesgo de fractura cuando la densidad es inferior a un 40% respecto al hueso sano (-2.5 desviaciones estándar)”, explica. “Es muy importante el diagnóstico antes de que se produzca una fractura, sobre todo, si ya se ha padecido una, pues la posibilidad de sufrir posteriores es más elevada”, subraya.
¿Cuáles son las causas?
Para Alegre de Miquel la principal causa de la osteoporosis es la postmenopausia. “En esta etapa se pierden estrógenos que son los que mantienen la salud del hueso en las mujeres”, argumenta el doctor. “La segunda causa es la osteoporosis senil que afecta tanto a hombres como a mujeres”, continúa.
“La tercera sería lo que se llama la osteoporosis secundaria a otras enfermedades endocrinas, hepáticas, renales, autoinmunes, articulares etc. Sin olvidar ciertos hábitos como el sedentarismo, el tabaquismo, el alcohol, los tratamientos con corticoides y una lista larga que hay que explorar en cada caso”, destaca el experto en este campo.
¿Cuáles son los síntomas?
Hay que tener en cuenta que la osteoporosis es una enfermedad silente, es decir, no duele y no se manifiesta de ninguna otra forma que la fractura. “Pero, según la localización de la fractura, puede discapacitar y de ahí la importancia de hacer un diagnóstico precoz y ofrecer tratamiento preventivo”, advierte el especialista en reumatología.
“En el caso de la osteoporosis senil los síntomas pueden ser la pérdida de altura, un aumento de la curvatura de la espalda que produce una cifosis y, si ésta es muy pronunciada, puede crear dificultades al caminar”, expone Alegre de Miquel. “Las fracturas más comunes son la de la muñeca (fractura de Colles), las de las vértebras y las de cuello de fémur”, especifica.
Es más importante el tratamiento no farmacológico
Curiosamente, para el doctor consultado, son más importantes los tratamientos no farmacológicos que los farmacológicos. “Los no farmacológicos empiezan con una alimentación sana, rica en productos con calcio, como los lácteos, y en vitamina D como el pescado azul –aduce Alegre de Miquel–. “Es importante el entrenamiento físico sin saltos, así como los ejercicios posturales y ciertos desempeños para mantener y potenciar la estabilidad”.
Por otro lado, en el campo de tratamiento farmacológico, dependerá de la etiología de la osteoporosis. “Por ejemplo, si se trata de un hiperparatiroidismo deberemos controlar la función de esta hormona”, ejemplifica el especialista. Cabe destacar que los fármacos para este padecimiento se dividen en dos grupos: los que inhiben la reabsorción del hueso y los que estimulan la formación.
¿Cuáles son esos tratamientos farmacológicos?
En concreto, los tratamientos farmacológicos utilizados en la actualidad, dentro del grupo de antireabsortivos (que frenan la pérdida ósea), están los llamados Bifosfonatos. Mientras que, como fármaco anabólico (que forman hueso) está la Teriparatida, que es un similar de la hormona paratiroidea y está especialmente indicada cuando hay una fractura vertebral reciente. Este último, se aplica una inyección subcutánea diaria durante dos años y, generalmente, luego se continúa los años siguientes con un fármaco antireabsortivo.
“Entre los tratamientos más innovadores para mejorar la salud ósea tenemos alguna terapia biológica que frena radicalmente la desmineralización ósea y que es cómoda de aplicar como es el Denosumab”, comenta el especialista. Se trata de un anticuerpo monoclonal humano que inhibe la activación de la reabsorción ósea. “Es muy eficaz, pero tenemos problemas en el momento en que decidimos que hay que suspender el tratamiento pues puede producir fracturas patológicas no esperadas”, reconoce.
Pero, ¿cuál es el tratamiento más novedoso?
“El más novedoso en el tratamiento de la osteoporosis es el Romosozumab, reservado para casos graves con fracturas múltiples”, destaca Alegre Miquel. Es un anticuerpo monoclonal humanizado (IgG2) que se une a una proteína, la esclerostina, lo que aumenta la formación de hueso.
Este tipo de tratamiento consiste en dos inyecciones subcutáneas al mes durante un año y, al acabar, debe seguirse con un tratamiento antireabsortivo. “No obstante, se debe evitar en personas que han tenido o tienen riesgos cardiovasculares”, avisa el doctor.
Así afecta la osteoporosis a la calidad de vida de los pacientes
Para comprender cómo afecta la osteoporosis a la calidad de vida se debe tener en cuenta cuándo ha sido localizada la enfermedad. “Si la osteoporosis la detectamos y prevenimos antes de que se haya producido la fractura, no debe afectar para nada la calidad de vida”, avanza el experto. De esta manera, la calidad de vida del paciente estará relacionada con el hecho de si hay o no fracturas.
“Del tipo de fractura dependerán las limitaciones, el dolor que le cause el movimiento y la discapacidad que conlleva la pérdida de independencia”, subraya el doctor Cayetano Alegre de Miquel. “El miedo a la caída limitan las actividades físicas y lúdicas del paciente, por eso insisto en que debemos prevenir la osteoporosis cuanto antes mejor y seguir el control o tratamiento toda la vida”, concluye.