La miopía es uno de los problemas de visión más frecuentes en España. Según datos que maneja General Óptica, líderes en el cuidado de la salud visual y auditiva, cuatro de cada diez españoles son miopes, una condición oftalmológica que implica que, los que la padecen, tengan dificultades a la hora de enfocar los objetos más lejanos.
Esto se debe a que el globo ocular es muy alargado o la córnea tiene más curvatura de lo normal, lo que provoca que la luz se enfoque delante de la retina y no sobre ella, haciendo que los objetos lejanos se vean borrosos.
¿Cuáles son sus síntomas?
Aunque existen diferentes grados, en función de las dioptrías. Los síntomas de la miopía pueden variar en intensidad, los expertos de General Optica nos muestran los más comunes que se pueden detectar:
- Dificultad para ver objetos distantes con claridad. Las personas miopes experimentan dificultades para ver objetos lejanos o los ven borrosos.
- Entrecerrar los ojos al mirar objetos lejanos. Para intentar enfocar mejor, es común que los miopes entrecierren los ojos cuando quieren ver bien objetos que se encuentran a media o gran distancia.
- Fatiga ocular. Realizar tareas que requieren un enfoque cercano, como la lectura, y hacerlo durante períodos prolongados, puede causar fatiga ocular en personas con miopía.
- Dolores de cabeza frecuentes. La tensión ocular derivada de una miopía no corregida puede desencadenar dolores de cabeza crónicos.
En cualquier caso, si notamos alguno o varios de estos síntomas, lo mejor que se puede hacer es someterse a un examen visual para detectar si tenemos miopía que incluye graduación y pruebas de agudeza visual.
¿Cuáles son las causas de la miopía?
La miopía tiende a ser hereditaria, por lo que, si una persona tiene antecedentes familiares de miopía, es probable que la desarrolle. Si uno de los padres es miope, existe un 33% de probabilidad de ser miope, mientras que si ambos padres lo son, el riesgo aumenta hasta el 50%. Si ninguno de ellos lo es, la probabilidad desciende al 25%.
Aunque la miopía tiene un gran componente genético, también existen otros aspectos que pueden influir en su desarrollo, como puede ser pasar mucho tiempo leyendo, usando dispositivos electrónicos o realizando actividades en la que se requiera una visión cercana que aumentan el riesgo de padecer miopía, especialmente en niños y adolescentes ya que suele aparecer a una edad muy temprana, entre 6-8 años, y tiende a aumentar durante la etapa de crecimiento y desarrollo de la persona.
¿Cuáles son las medidas de prevención?
Aunque como se ha dicho anteriormente, la miopía tiene una gran base genética, se pueden tomar algunas medidas para frenar su progresión:
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Realizar actividades al aire libre. Algunos estudios indican que pasar más tiempo al aire libre, con mayor exposición a la luz solar y en espacios abiertos, especialmente durante la infancia, puede reducir el riesgo de miopía.
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Hacer descansos visuales frecuentes. Cuando se trabaja en actividades de enfoque cercano es importante tomar descansos regulares para reducir la fatiga ocular. La regla “20-20-20” resulta muy útil: cada 20 minutos, mira un objeto a 20 pies (aproximadamente 6 metros) de distancia durante al menos 20 segundos.
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Llevar una dieta saludable. Mantener una dieta rica en nutrientes como la vitamina A, C y E, así como la luteína y la zeaxantina, puede ser beneficioso para la salud ocular. Estos antioxidantes se encuentran en alimentos como zanahorias, espinacas, naranjas y pimientos.
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Limitar el tiempo frente a las pantallas. Reducir el tiempo frente a la televisión, el ordenador, el móvil o la tablet, y mantener una distancia adecuada al mirar estos dispositivos electrónicos, puede ayudar a prevenir la miopía. Los ópticos expertos de General Óptica recomiendan que haya una distancia de al menos 30 centímetros entre los ojos y las pantalla del móvil, 40 cm para tablets y 50 cm con las pantallas de ordenadores y portátiles.
¿Cuál es el impacto en la vida diaria?
La miopía, más allá de la incapacidad de ver con claridad objetos lejanos, puede tener un impacto significativo en la vida cotidiana de quienes la padecen y afectar a actividades como las siguientes:
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Conducir. Los miopes pueden tener dificultades para visualizar señales de tráfico y ver objetos lejanos claramente, lo que puede representar un riesgo en la carretera.
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Educación. Los estudiantes con miopía pueden tener problemas para ver la pizarra en el aula, lo que puede afectar a su rendimiento académico.
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Deporte. La práctica de deportes que requieren una buena visión a larga distancia puede ser complicada para quienes padecen miopía no corregida.
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Vida social y autoestima. La miopía no tratada puede dificultar la identificación de amigos o conocidos a cierta distancia, lo que puede afectar las interacciones sociales.
La detección temprana de la miopía y su correspondiente corrección son fundamentales para garantizar una buena salud ocular y una visión nítida. Además, en el caso de niños y adolescentes puede ser crucial para su futuro académico y para prevenir problemas oculares en el futuro.
Métodos para corregir la miopía
Las lentes de contacto y las gafas son dos opciones que permiten mejorar la visión de la persona que padece miopía. Las lentes de forma cóncava ayudan a enfocar la luz directamente sobre la retina en lugar de delante de ella. Además, existen unas lentes específicas de control de miopía, más novedosas que incorporan tecnologías que se han demostrado que frenan su evolución y que ayudan en el control y progresión de la miopía.
Por su parte, las lentes de contacto son una alternativa más discreta, con la particularidad que se colocan directamente en la superficie del ojo. Por último, el método más revolucionario y eficaz para frenar o controlar la miopía, especialmente la infantil o a partir de los 50 años es la ortoqueratología u Orto-k. Se trata de un tratamiento ocular que utiliza unas lentes de contacto, mientras dormimos, que están especialmente diseñadas para remodelar la córnea de manera suave y progresiva.