¿Cuál es la esencia de la existencia? ¿Existe una mejor manera de vivir? Estas preguntas filosóficas universales son el punto de partida de La respuesta. Cómo aprendí a ser feliz (editorial Oberon, 2024), el libro que acaba de publicar Kiko Pallarés, también conocido como Kipal.
Corría el año 1973 cuando Kipal, empresario de profesión, notó que a su vida le faltaba algo y se inició en la meditación budista en busca de una respuesta. Ahora, cincuenta años después, ha aprendido a ser feliz a través de esta vía y afirma, sin atisbo de duda, que todas las personas pueden alcanzar su plenitud si se comprometen con la práctica de la meditación. Hablamos con él.
--Defina su libro 'La respuesta' en una frase...
--En el Dharma o el budismo, la fe no se basa en una creencia, se basa en la duda. Es una búsqueda constante. Y las grandes enseñanzas de la vida son gratuitas.
--¿Para quien está escrito?
--Para ti. No pensé en nadie determinado... Incluso la gente a la que no le gusta la meditación me ha dicho que es un libro que se lee fácil y que proporciona una información muy útil. Mientras que a los que practican la meditación les motiva.
--¿Cómo se inició en la meditación budista?
--Como a todos nos pasa en algún momento, noté que me faltaba algo, que me estaba perdiendo alguna cosa. Algo no encajaba. Faltaba una pieza. A veces, la encuentras, pero desgraciadamente se marcha muy rápido. Y me fui introduciendo. Probé e investigué siendo un poco egoísta y utilizando lo que me resultaba útil. Fueron muchos momentos. Para saber lo que quieres encontrar, has de buscar información. Y no es lo mismo saber que conocer. Necesitas esa experiencia.
--Y ya lleva 51 años meditando y sumando experiencias...
--Sí señor. Fue el 28 de diciembre del 73 y no tuve que pagar nada. Dije: ‘Por favor, enséñame’. Y me enseñaron y me introdujeron en el camino.
--¿Quién le enseñó?
--Recuerdo que cuando empezaba a meditar era muy joven y mis padres incluso me querían llevar al psiquiatra. Que si estaba loco, decían, que podía ser contraproducente. Tenías que ir por Europa a ver si encontrabas a algún maestro, mientras que hoy en día te lo venden por internet. Yo no pagué nada, simplemente supliqué que me enseñaran. Empecé por una alternativa hinduista del Advaita. Pero era difícil tener maestros de este abordaje cerca de mí y poco a poco me metí en el Dharma, una tradición de hace 2.600 años con muchísimos maestros. Era más accesible y lo utilicé.
--¿Cómo aprendió usted a ser feliz?
--La felicidad es una práctica diaria. Para encontrar algo, has de saber lo que buscas, y el problema, a veces, es que no sabemos lo que es la felicidad. Es como si te digo: ‘Oye, ve a buscar diamantes’. Pero no sabes cómo son... Tener, tener, tener. Muchas veces buscamos felicidad en relación a la seguridad cuando, realmente, la felicidad tiene mucho más que ver con la plenitud. Y esto es algo que todos tenemos dentro de nosotros. Es un autodescubrimiento. Lo que yo llamo ‘autocomprensión’. Y no lo consigues y ya está, es una práctica diaria. Hoy he encontrado una frase que decía: ‘El amor no es un sentimiento, el amor es una práctica’. Más o menos iría por ahí.
--De las enseñanzas de Buda, ¿cuál destacaría?
--En el libro hay una muy importante que marca la meditación: el satipatthana. En el budismo el satipatthana es un sutra muy importante. Sati es atención, el desarrollo de la atención. Es muy importante para la práctica, para sentarte a meditar. Para motivación, me quedaría con el mensaje de comprenderte a ti mismo, de buscar a tu maestro interior. El maestro exterior te ayuda a encontrar tu maestro interior. Hay una cosa que se llama sadhguru. Sadh es verdad. ¿Cuál es el maestro verdadero? Eres tú mismo. Y después están los maestros exteriores que te enseñan a autoencontrarte.
--¿Cómo le explicaría lo que es la meditación budista a alguien que nunca ha oído hablar de ella?
--Están la práctica y la motivación, que van unidas. ¿Qué es lo que pretendes conseguir? ¿Relajarte? ¿Liberar estrés? Eso es una práctica más terapéutica. Yo hablo de autoconocimiento. Dentro del autoconocimiento, la fase terapéutica es un efecto colateral. Esta es la primera premisa. Y después poner la atención, la meditación es un estado de atención y hay técnicas que ayudan. La meditación y la respiración te llevan a la relajación. Hacerlo de una manera formal te ayuda a canalizar tu atención.
--También hay meditaciones guiadas…
--Son otro tipo de meditación. Más autosugestión del tipo: ‘Concéntrate en la luz, tranquilo, te induzco a ti mismo a algo determinado’. Y después está la meditación basada en el budismo tradicional, bipasha, que nace del satipatthana (atención). Incluso la psicología moderna ha incluido el bipasha en el mindfulness. Atención plena. Observar de forma ecuánime todos tus procesos psicofísicos. Desde picores hasta pensamientos buenos o malos. No aferrarte. A veces, los pensamientos buenos son peores que los malos, porque los buenos los adquieres y los malos los rechazas, y eso te lleva al temor a la pérdida, que se puede convertir en un arma de doble filo. No aferrarte. Ser ecuánime. Crear una distancia entre tú y las sensaciones, con esa distancia puedes gestionarlo mejor. Cuando un amigo tiene un problema, es fácil darle soluciones. Pero cuando te pasa a ti es muy difícil. Si tu formas parte del problema, es imposible que lo puedas resolver. Esa es la práctica. No hay nada imposible. Todo es cuestion de práctica.
--Marc, el protagonista de ‘La respuesta’, llega a casa, se pone a meditar y se tiene que ir a la cama porque le entra sueño. ¿La meditación puede ayudar a las personas que padecen insomnio?
--La meditación tiene un efecto colateral que es la relajación, por lo que sí que puede ayudar. Hay veces que me cuesta dormir, pero no es un problema. Tengo algo que hacer, meditar un poco, relajarme y estoy ahí, sin preocuparme del tiempo. Esa relajación te lleva a descansar y dormir mejor.
--"La respuesta debe buscarla uno mismo. Cada uno de nosotros debe buscar, buscar y buscar”, se puede leer en la página 37 de su libro. Pero ¿qué debemos buscar?
--Esa es la pregunta. Lo que debes buscar es la plenitud. El estar realmente lleno, que no te falte nada. Buda utilizaba la palabra ‘sukha’. La traducimos más o menos por satisfacción, felicidad, pero es más que eso. Plenitud, por así decirlo. Eso no excluye nada: percibirte así no desprecia las otras habilidades que tienes, sino que las perfecciona. La vida sin estrés es mejor. Eso es lo que tienes que buscar. En cada momento, independientemente de como estés, no has de perder esa percepción de plenitud. Eso te lleva a que el dolor de barriga no sea tan frustrante ni te haga sufrir, sino que esté ahí y lo gestiones. Porque tú no serás nunca el dolor, formará parte de ti, pero nunca serás el dolor. El problema es que nos autoidentificamos con todo. Incluso con los insultos de los demás. Ese es nuestro problema. En el momento en que no te autoidentificas con el que te insulta, no tienes ningún problema con ese insulto.
--¿Es un camino largo?
--No es largo ni pequeño, es un camino de día a día que empiezas y terminas en el mismo momento. En el momento en que te sientas, ahí tienes la recompensa.
--¿Hay un tipo de meditación para cada persona?
--No, interiormente somos prácticamente iguales. Somos distintos, pero no diferentes. Hay cosas muy básicas que no dependen ni de tu cultura ni de tu género. La meditación no tiene nada que ver con ningún condicionamiento personal. Es más, la autobservación ecuánime consiste en deshacer tus condicionantes. Es utilizar.
--Póngame otro ejemplo…
--Tus manos son muy útiles porque tú las controlas y te dan unos servicios, ¿verdad? Pues lo mismo sucede con tu ego y tu mente. Si tu ego y tu mente están bajo control, pueden ser muy útiles. En cambio, algo que no controlas te asfixia. No te sobra nada, se trata de saber utilizarlo.
--¿Cuál es su ritual diario de meditación?
--Yo intento meditar dos veces al día, y, cuando no puedo meditar, estoy meditando todo el día. La meditación es como la ducha. Yo tengo la costumbre de ducharme todas las mañanas y no pienso que estoy sucio y que tengo que limpiarme. Me ducho más por la sensación de estar debajo de la ducha. La meditación es igual. Me siento a meditar, más que por ser mejor o peor, por la sensación de estar en eso. Eso es lo que busco. Mi ritual de meditación es cuando me levanto y después hay otra hora u hora y media por la tarde. Es importante no el tiempo, sino el dedicar ese momento. Pueden ser 5 minutos o 5 horas. La calidad es más importante que la cantidad. Meditar, meditas solo. Si tienes algún beneficio, tú sabrás. Si pierdes el tiempo, tú sabrás.
--Si alguien como yo, que nunca ha hecho meditación, decido practicarla, ¿por dónde empiezo?
--Por supuesto, leyendo el libro. (Risas) E iniciando la búsqueda a través de maestros, libros, información... Introduciéndote poco a poco. Yo puedo informar, dentro del dharma, que es muy amplio, sobre lo que a mí me ha dado resultado. Pero dentro del budismo hay otros abordajes que están muy bien y lo importante es encontrar esa respuesta. Al Dalai Lama le preguntaron cuál era la mejor religión, y dijo que la mejor religión es la que te hace ser mejor persona. La respuesta es esa: encontrar el camino que te hace ser mejor persona en todos los sentidos. Para eso, si tú no te sientes bien, no podrás hacer sentir bien a los demás.
--¿Qué cambiará en mi vida si dedico 15-30 minutos diarios a meditar?
--Si te sientas 10-15 minutos cada día y te relajas y te concentras en la respiración (no hiperventilando), y la suavizas y la observas y cuando te vayas vuelves otra vez a prestarle atención, te relajarás y crearás una distancia entre el observador y lo observado, entre tú y tus procesos. Lo que te pasa por la mente. Crearás una distancia beneficiosa y estarás más tranquilo, más ecuánime. Esa es la llave del éxito, a mi modo de ver.
--En 2024, casi nadie aprecia su tiempo… ¿La meditación puede ser una especie de salvación para empezar a valorarlo?
--Ser consciente de estar vivo es algo increíble. Estar triste o contento es increíble. ¿Qué es lo que no valoras? Es un regalazo que te han hecho. Independientemente de la situación y de tu estado, si apreciaras un poco más eso, serías más amable contigo y podrías serlo con los demás.
--¿Qué relación tiene usted con las tecnologías en general y con el móvil en particular?
--Estamos bastante atrapados por la tecnología. No es algo bueno o malo, se trata de saber utilizarlo para que esté a tu servicio y no al revés. En el momento en que eres adicto es cuando viene el problema. Dejas de ser tú. Cuando tienes una adicción ya no eres tú. Se trata de que la tecnología está bien siempre y cuando la sepas utilizar.
--¿Más meditación y menos móviles?
--Por supuesto, más meditación que cualquier otra cosa. La meditación es un proceso, es un placebo que te lleva a un estado de conciencia de ti mismo. En el momento en que consigues que el autoconocimiento sea estable, ya no necesitas sentarte a meditar. La barca la utilizas para atravesar el río. Cuando lo has cruzado, ya no necesitas llevar la barca a cuestas.