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Qué es el trauma vicario o la explicación de por qué te sientes abrumado tras el dolor de la DANA
No todos tenemos el mismo nivel de tolerancia al dolor. En Consumidor Global te contamos por qué te sientes agotado y angustiado después de la desgracia ocurrida en Valencia
Cumplida ya una semana desde que se viviera el horror de la DANA en Valencia, una de las catástrofes naturales más grandes ocurridas en décadas en España. Las lluvias y la inundación no solo arrasaron todo a su paso destrozando infraestructuras y reduciendo miles de casas a escombros y barro.
Lejos de los daños materiales , este desastre también ha dejado a muchas familias destrozadas por las pérdidas humanas, pues se ha cobrado vidas y desaparecidos en cada barrio valenciano.
Aun sin dar crédito a lo ocurrido, la sociedad entera se ha visto conmocionada por lo dramático de las consecuencias. En esta era digital hiperconectada hemos sido testigos cercanos y remotos —a través de todos los vídeos compartidos por los propios afectados y voluntarios— de todo el dolor vivido.
Hay explicación de por qué te sientes abrumado tras el dolor de la DANA
Una ciudad destrozada, personas sin sus casas ni negocios, falta de comida, cortes masivos de suministros y devastación en cada esquina donde alcanzaba la vista, han sido el contenido continuo al que nos hemos visto expuestos en las noticias y redes sociales.
Por ello, no es de extrañar que esta sobre estimulación por testimonios e imputs emocionales con mucha carga dramática nos esté suponiendo una angustia y una fatiga mental inasumible.
Y es que para muchas personas escuchar y ver a través de sus pantallas todo el dolor que se está viviendo está siendo muy difícil de digerir. Si este es tu caso y tu también te sientes abrumado por todo lo ocurrido aunque no te hayas visto afectado de forma directa, tranquilidad porque es completamente normal y tiene nombre en psicología.
Cuando el dolor de los demás nos sobrepasa
En tiempos en que las noticias dolorosas llegan sin descanso, es común sentirnos profundamente afectados, incluso si no estamos viviendo la situación en primera persona.
Y es que al ocurrir en nuestro país o en un lugar cercano, nos sentimos directamente identificados y empáticos, lo que crea esa sensación de “podría haberme pasado a mí o mi familia”.
¿Cómo manejar el impacto emocional de las noticias?
Además, el incesante flujo de información en redes sociales y medios amplifica nuestras emociones, activando en nuestro cuerpo una sensación de alerta que puede hacer que sintamos el peligro como si lo estuviéramos viviendo en carne propia.
A veces el conflicto interno se presenta de distintas formas, como es la de sentirnos culpables o inútiles por no poder ayudar o solventar el problema de esta magnitud.
El trauma vicario: cuando el sufrimiento de otros nos afecta
El trauma no solo ocurre en experiencias directas, pero tal y cómo explican los expertos, estos también pueden surgir indirectamente. Este trauma vicario aparece cuando absorbemos el dolor ajeno, especialmente al estar en contacto constante con las historias y emociones de personas que lo están pasando mal.
Este tipo de trauma es común entre quienes ayudan a otros, como médicos o bomberos y ahora les pasará también a los miles de voluntarios. Estas personas son los que desarrollarán lo que algunos llaman estrés postraumático secundario o, en palabras de la psicología, el efecto del dolor silencioso de la empatía.
Una sociedad empática y consciente
Pese a lo que se ha podido decir siempre de esta sociedad, a la cual se la ha tachado de líquida e individualista en más de una ocasión, lo cierto es que la tremenda oleada de solidaridad desinteresada ha puesto de manifiesto justo lo contrario.
La empatía ha sido el motor de los voluntarios que han asistido cepillo en mano a pasar largas jornadas barriendo lodo y moviendo el destrozo. La empatía nos conecta y nos permite ayudar al prójimo. La empatía es fundamental, pero también puede agotarnos emocionalmente si no sabemos como gestionarlos internamente.
¿Cuánto dolor podemos manejar?
La hiperempatía, ese exceso de compasión, puede conducir a lo que algunos especialistas en psicología llaman "fatiga por compasión", un agotamiento emocional que surge de vivir intensamente el sufrimiento de los demás.
La capacidad de nuestra mente para procesar el dolor emocional varía en cada persona. Al igual que el umbral del dolor físico, cómo nos afecta lo ocurrido también fluctúa. Depende de nuestra propia historia de vida y de cómo sentimos el mundo que nos rodea. Una persona en duelo, en una ruptura o enfrentando dificultades personales tendrá una ventana de tolerancia más reducida.
Problemas de sueño y ansiedad
Es común que este exceso de empatía o exposición al dolor ajeno afecte nuestro sueño, aumente la ansiedad o genere insomnio. Algunas personas experimentan pesadillas o imágenes recurrentes tras el visionado de vídeos en redes.
Los psicólogos ya se han pronunciado al respecto y destacan la importancia de "dosificar la exposición" a las noticias y redes sociales si vemos que nos está superando. La sobreexposición a la información también puede dañar nuestra salud mental.
Consejos para cuidar nuestro bienestar emocional
- Según los expertos en gestión emocional y profesionales de la salud mental, un truco para seguir informado pero vernos menos sobrepasados es el de leer la información, en lugar de verla en formato audiovisual. Esto ayudará a reducir el impacto emocional, ya que los vídeos suelen incorporar elementos mucho más llamativos y dolorosos que intensifican la respuesta de nuestro cerebro.
- Otra recomendación es no actualizar constantemente las cifras, pues no hay cerebro que aguante esa conexión continua con el dolor. Hacer algunos planes que nos saquen de este bucle, puede mitigar el peso emocional de las situaciones difíciles como es el acto de leer o hacer deporte un par de horas al día.
La sensación de que no estas ayudando
Es importante entender que al igual que el contexto vital modifica la forma en al que vivimos los conflictos o incluso nos implicamos en estos, también lo hace con nuestra capacidad de respuesta.
Es normal aplaudir la labor de los voluntarios que se han personado para ayudar en todo lo posible o de las personas que han aportado económicamente a través de cuantiosas donaciones.
Muchas personas no tienen posibilidades económicas o formas alguna de colaborar activamente in situ por sus situaciones laborales o por tener circustancias personales más delicadas como son la de tener personas a su cargo y no poder desplazarse a la zona si vives en otra comunidad autónoma, aunque les encantaría estar allí.
El sufrimiento compartido y nuestra tendencia a juzgarnos
Es importante no juzgarse ni compararse con la respuesta que están pudiendo dar otros. Cada uno tenemos nuestro caso y muchas veces el sentir culpa viene de no aceptar nuestro rol personal en estos momentos tan difíciles.
Piensa de que forma puedes colaborar, igual es simplemente ayudando a trasladar alguna mercancía en puntos de recogida tu tarde libre o incluso clasificando en cajas las donaciones recibidas en los puntos habilitados para ello durante el fin de semana. Lo importante es saber hasta donde uno llega y no sentenciarse.
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