Así es la regla de los 90 segundos para ser feliz, según los expertos: observar sin juzgar

La neurociencia ya ha empezado a investigar cómo debemos frenar los pensamientos negativos para lograr una vida feliz y en calma. Descubre cómo hacerlo gracias a este sencillo método desarrollado en Harvard para controlar tus emociones

Dos mujeres que ya conocen la regla de los 90 segundos para ser feliz/ Montaje CG
Dos mujeres que ya conocen la regla de los 90 segundos para ser feliz/ Montaje CG

Seguro que tú también has escuchado hablar a alguien de tu entorno sobre inteligencia emocional sin tener mucha idea real a qué alude exactamente dicho concepto en psicología. La inteligencia emocional muchas veces es confundida con la mala práctica o costumbre de entender los sentimientos del prójimo o incluso saber interpretar o ver qué le está pasando por la cabeza a tu familiar, amigo o pareja.

Lo cierto es que nada más lejos de la realidad, lo cierto es que es un concepto que ha ganado popularidad en los últimos años, pero muchas personas aún no entienden completamente lo que implica.

Una persona experimentando un enfado / FREEPIK
Una persona experimentando un enfado / FREEPIK

¿Entendemos realmente lo que nuestro cuerpo nos cuenta?

Básicamente, se trata de la habilidad para reconocer y gestionar nuestras propias emociones, además de comprender y responder adecuadamente a las emociones del resto, pero difícilmente una persona incapaz de “leerse” a sí mismo va a poder capitanear con entereza una conversación incómoda que implique una gestión y cuidado de las emociones del otro.

Una persona que no sabe aplicar la regla de los 90 segundos para gestionar sus emociones/ FREEPIK
Una persona que no sabe aplicar la regla de los 90 segundos para gestionar sus emociones/ FREEPIK

Desarrollar esta inteligencia no solo nos permite valernos de una serie de herramientas para tomar decisiones conscientes y más correctas, también ayuda a mantener relaciones más saludables y alejadas de la idea de que existen conflictos irreparables. Sin embargo, para entender la inteligencia emocional, primero debemos explorar qué son las emociones y cómo funcionan en nuestro cuerpo, antes de empezar a contarnos historias más dramáticas de desencuentros y enfados eternos.

Guía práctica para entender tus emociones: 90 segundos

Las emociones, según el diccionario de la Real Academia Española, son respuestas automáticas que nuestro cerebro genera frente a estímulos internos o externos, como una situación, persona u objeto. Estas reacciones están diseñadas para ayudarnos a adaptarnos y sobrevivir en nuestro entorno. Por ejemplo, emociones como el miedo nos alejan del peligro, mientras que el amor nos impulsa a crear vínculos.

 

Cuando experimentamos una emoción, esta no solo se manifiesta mentalmente, sino que provoca cambios físicos reales en nuestro cuerpo: el ritmo de nuestra respiración se acelera, la tensión muscular aparece, la expresión facial y hasta los latidos del corazón se ven afectados dependiendo de la emoción que experimentemos. Sorprendentemente, las emociones como tal tienen una duración extremadamente breve, de apenas 90 segundos. Entonces… ¿Por qué podemos sentirnos rabiosos, tristes o ansiosos durante horas o incluso días después de un disgusto?

La ciencia detrás del enfado

La neurocientífica Jill Bolte Taylor, famosa por su investigación sobre el cerebro humano en la Universidad de Harvard, nos ofrece una clave crucial para entender este fenómeno: la regla de los 90 Segundos. Según esta teoría, cuando surge una emoción intensa como la ira, el miedo o la tristeza, nuestro cerebro libera una serie de neurotransmisores y hormonas que provocan cambios físicos concretos. Este proceso químico dura solo un minuto y medio.

En este breve periodo, sentimos la emoción en toda su intensidad. Pero una vez transcurridos esos 90 segundos, el cerebro ya ha metabolizado las sustancias químicas responsables de esa reacción a menudo desagradable. En ese momento, el "ciclo químico" ha concluido, y lo que sucede después depende enteramente de nosotros. El dicho manido de dos no discuten si uno no quiere

¿Por qué las emociones negativas perduran?

Si las emociones duran apenas 90 segundos, seguramente te estés preguntando el porqué seguimos sintiéndolas más después de esa unidad de tiempo. La respuesta está en nuestros pensamientos. Cuando revivimos mentalmente un evento, lo analizamos o lo interpretamos una y otra vez, estamos renovando la emoción inicial.

Por ejemplo, si tu pareja hace un comentario que te molesta, esa frase puede generar una respuesta emocional inmediata de enfado. Una vez que pasan los 90 segundos, podrías tranquilizarte, pero si sigues repitiéndote emociones negativas que aviven ese momento pasado, como pueden ser: "Es tan egoísta, siempre piensa en sí mismo", la emoción se reavivará de nuevo y el ciclo del sufrimiento continuará hasta que tú le pongas remedio.

La regla de los 90 segundos, de la emoción al estado de ánimo

Cuando permitimos que nuestros pensamientos alimenten constantemente una emoción, esta se convierte en un estado de ánimo real, que experimentamos a posteriori y se asemeja mucho al enfado inicial de los 90 segundos.

Esto hace que en lugar de sentir una reacción breve de enfado o tristeza, nos podamos pasar horas o días atrapados e inmersos en esas emociones negativas, lo que afecta nuestra calidad de vida a largo plazo. ¿Somos acaso adictos a la pena? La buena noticia es que, si empezamos a ser conscientes de este proceso, podemos recuperar el control y empezar poco a poco a abandonar el bucle.

Cómo aplicar la regla de los 90 segundos

La regla de los 90 segundos nos invita a observar nuestras emociones sin dejarnos arrastrar por ellas. Estos pasos pueden ayudarte a manejar tus emociones de manera más efectiva:

  1. Reconoce la emoción
    Cuando sientas una reacción intensa, date cuenta de que estás experimentando una emoción y permítetela sentir. No la juzgues ni intentes reprimirla.

  2. Permite que fluya
    Durante esos 90 segundos, enfócate en tu respiración y observa cómo la emoción afecta tu cuerpo. Nota los cambios en tu ritmo cardíaco, la tensión muscular o la velocidad de tu respiración. Intenta ser simplemente observador de lo que está ocurriendo.

  3. Evita alimentar la emoción con pensamientos
    Después de esos 90 segundos, elige conscientemente no volver a la situación que originó tu emoción. Desvía tu atención hacia algo positivo o productivo para evitar renovar la reacción emocional.

  4. Practica la autocompasión
    Si te das cuenta de que estás atrapado en un ciclo emocional, no te castigues. Es un proceso humano. Simplemente, vuelve a enfocarte en dejar que la emoción se disipe de manera natural.

Un cambio poderoso para tu bienestar emocional

Comprender que las emociones intensas tienen una duración limitada nos da un nuevo sentido de control de nosotros mismos. Lejos de ser esclavos de nuestras emociones, tenemos la capacidad de decidir cómo reaccionar una vez que pasa el momento crítico de la rabia o la ira.

La inteligencia emocional no se trata de evitar sentir, sino de aprender a manejar lo que sentimos de una manera que nos beneficie, sin reprimirnos ni juzgarnos. De este modo, la próxima vez que una emoción fuerte te invada, recuerda aplicar la regla de los 90 segundos: Respirar, observar y dejar que pase. Al hacerlo, estarás dando un paso importante hacia una vida más consistente, plena y equilibrada.

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