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Dime cómo aprietas la pasta de dientes y te diré cuál es tu forma de enfrentar la vida
¿Eres meticuloso, práctico o un apasionado de la espontaneidad? Según la psicología, puedes estar enviando un mensaje a tu entorno de quien eres solo con saber cómo aprietas el tubo de la pasta de dientes cada mañana
La psicología se ha metido en el baño y afirma que este pequeño hábito diario podría revelar tu personalidad y tal vez, hasta tu coeficiente intelectual.
Puede parecer una broma, pero el humilde tubo de pasta de dientes es el nuevo terreno de estudio de los psicólogos que creen que nuestras pequeñas manías diarias son capaces de reflejar los rasgos más profundos de nuestra personalidad. Desde los que enrollan el tubo con precisión quirúrgica hasta los que lo aplastan en medio sin piedad, cada método de uso del dentífrico tiene su estilo y, aparentemente, su significado mental.
¿Qué dice de ti tu técnica para apretar la pasta de dientes?
Algunos pensarán que este es otro estudio absurdo de psicología, pero lo cierto es que no es tan descabellado si atendemos a los resultados de las investigaciones.
Estos sugieren que estos gestos cotidianos, aunque simples, podrían estar diciendo más de lo que imaginas de quien eres en realidad. A menudo los patrones de conducta revelan hábitos y actitudes que trasladamos a otros aspectos de la vida, y estos pueden ir desde el orden y la organización hasta la creatividad, pasando por la resolución de problemas.
¿Eres preciso o de los que lo hacen a toda prisa?
Vamos a explorar algunos de estos "estilos a la hora de exprimir" y lo que cada uno podría estar diciendo sobre tu forma de ver el mundo:
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El cuidadoso enrollador (aprieta desde abajo y enrolla): Si tu técnica implica presionar el tubo desde la base y enrollarlo a medida que lo usas, felicidades: eres una persona extremadamente organizada.
Este hábito revela una capacidad analítica impresionante y una voluntad de aprovechar cada gota de recurso, lo cual se asocia con una alta inteligencia y habilidades avanzadas de planificación. Además, este método suele pertenecer a personas detallistas y meticulosas que odian el desperdicio.
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El práctico improvisador (aprieta desde el centro): Los que exprimen el tubo en la mitad sin preocuparse mucho por el orden suelen ser personas espontáneas y con una pizca de rebeldía.
Esta técnica se asocia con la impulsividad y la creatividad, pero también con un menor interés por la organización detallada. Esto no quiere decir que no puedas tomar decisiones complejas, pero probablemente disfrutas más de la acción rápida y prefieres encontrar soluciones sobre la marcha. ¿Planificación? No es tu fuerte.
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El pragmático directo (presiona desde la punta): Si eres de los que aprietan el tubo desde la parte superior, posiblemente veas la vida de una forma bastante pragmática y directa. Los que usan esta técnica tienden a preferir la rapidez y la eficiencia sobre el método y la minuciosidad.
La paciencia para apurar cada resquicio de pasta, en cambio, no suele ser su fuerte. Así que, si este es tu estilo, eres de los que buscan soluciones rápidas y que probablemente se aburren con la planificación minuciosa. ¡A vivir el momento!
La psicología detrás de los pequeños gestos
Los psicólogos explican que estas pequeñas conductas cotidianas, repetidas día tras día, son una parte importante de nuestro "lenguaje no verbal". Son gestos simples, sí, pero están cargados de significado, ya que reflejan actitudes, valores y maneras de resolver problemas que pueden decir mucho sobre nuestra personalidad.
Incluso pueden proporcionar indicios sobre nuestra inteligencia: por ejemplo, aquellas personas que tienen la paciencia de apurar cada milímetro del dentífrico muestran un enfoque lógico, sistemático y altamente resolutivo, características que suelen estar relacionadas con un coeficiente intelectual más alto.
¿Qué beneficios puede tener observar nuestros hábitos?
Aunque nos parezca intrascendente, analizar estos pequeños gestos y comportamientos puede ser una forma útil de desarrollar habilidades para la vida así como de revelar qué nos sucede internamente. Aquí te contamos cómo este tipo de autoobservación puede marcar la diferencia.
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Reducción del estrés: Al observar tus propios hábitos puedes descubrir patrones de comportamiento que afectan tus emociones, lo que ayuda a gestionarlas mejor y reducir el estrés en el día a día.
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Mejora de la concentración: Al estudiar estos pequeños detalles, puedes aprender a centrarte en las tareas con más atención. Analizar gestos repetitivos y menores también fomenta la capacidad de concentración, útil en muchas áreas de la vida.
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Desarrollo de la inteligencia emocional: Reflexionar sobre estos pequeños hábitos te ayuda a comprender mejor tus propias actitudes y reacciones, y eso aumenta tu autocontrol y tu autoconocimiento, pilares de la inteligencia emocional.
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Incremento de la capacidad de análisis: Sorprendentemente, este tipo de autoobservación entrena tu mente para ser más analítica. Con el tiempo, prestar atención a estos "insignificantes" hábitos mejora tu habilidad para identificar patrones y resolver problemas de forma lógica.
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