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El sencillo consejo de expertos de la Universidad de Sydney para reducir el riesgo de infarto
Hacer pequeñas actividades intensas como subir escaleras rápidamente o cargar las bolsas de la compra puede ayudar a prevenir enfermedades del corazón
Cuidar la salud cardiovascular es clave para disfrutar de una buena calidad de vida. Sin embargo, factores como el estrés, las dietas desequilibradas y la falta de actividad física ponen en peligro el buen funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos.
A pesar de que las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte en el mundo, lo positivo es que muchas de ellas se pueden prevenir. Adoptar hábitos saludables desde una edad temprana no solo reduce los riesgos, sino que también contribuye a llevar una vida más activa y plena.
Cómo reducir el riesgo de infarto
Un estudio de la Universidad de Sídney, publicado en la revista British Journal of Sports Medicine, señala que realizar pequeños esfuerzos físicos intensos, de menos de un minuto, puede reducir casi a la mitad el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares graves, como un infarto o una insuficiencia cardíaca, especialmente en mujeres que no suelen hacer ejercicio regularmente.
Realizar entre 1,5 y 4 minutos al día de actividades intensas como subir escaleras rápidamente o cargar las bolsas de la compra puede ayudar a prevenir enfermedades del corazón, tal y como concluye el equipo de investigadores internacionales. Esto es especialmente útil para quienes no pueden o no quieren practicar ejercicio de forma estructurada.
Ejercicio de mayor intensidad para personas más mayores
Hacer actividad física intensa durante más tiempo en la mediana edad se relaciona con un menor riesgo de enfermedades del corazón. Sin embargo, no está claro si esfuerzos más cortos de alta intensidad, como los que realizamos en tareas diarias (llamados VILPA por sus siglas en inglés), también pueden ser efectivos y cuál sería el mínimo necesario para notar beneficios, señalan los investigadores.
Esto es especialmente relevante para las mujeres que, por distintas razones, no hacen ejercicio regularmente, ya que suelen tener una menor capacidad cardiorrespiratoria que los hombres en cualquier etapa de la vida, según explica el equipo liderado por Emmanuel Stamatakis. Para explorar esto más a fondo, se basaron en 81.052 hombres y mujeres de mediana edad (edad promedio 61) del Biobanco del Reino Unido que usaron un rastreador de actividad durante una semana completa durante 24 horas al día entre 2013 y 2015.
El estudio
Los participantes se dividieron entre aquellos que informaron no realizar ningún ejercicio estructurado regular o que solo salían a caminar recreativamente una vez por semana (22.368) y aquellos que dijeron que hacían ejercicio regularmente o que salían a caminar más de una vez por semana (58.684).
Se hizo un seguimiento de la salud cardiovascular de los participantes hasta fines de noviembre de 2022 y se recopilaron detalles de ingresos hospitalarios o muertes por ataque cardíaco, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca, conocidos colectivamente como un evento cardiovascular adverso importante o MACE por sus siglas en inglés.
Ocho años de seguimiento
De los que no hacían ejercicio, 13.018 mujeres y 9.350 hombres con datos completos (22.368 en total) fueron incluidos en el análisis final. Y durante un período de seguimiento de casi 8 años, 331 mujeres y 488 hombres sufrieron un ataque cardíaco o un derrame cerebral, desarrollaron insuficiencia cardíaca y/o murieron de enfermedad cardiovascular. En concreto, se trataba de 379 ataques cardiacos distintos (129 mujeres y 250 hombres); 215 casos de insuficiencia cardiaca (96 mujeres y 119 hombres); y 225 accidentes cerebrovasculares (106 mujeres y 119 hombres).
Después de tener en cuenta los factores de riesgo potencialmente influyentes, como el estilo de vida, los factores de riesgo cardiovascular, las condiciones coexistentes y la etnicidad, surgió una clara asociación dosis-respuesta para todos los MACE y por separado para el ataque cardíaco y la insuficiencia cardíaca en mujeres que dijeron que no hacían ningún ejercicio estructurado pero incorporaron VILPA a su rutina diaria. Sin embargo, las asociaciones fueron menos claras y menos significativas en los hombres.
Resultados en personas que practican deporte habitualmente
Entre los deportistas habituales, no se observaron diferencias tan importantes en las asociaciones dosis-respuesta entre la actividad física intensa y el riesgo general de MACE, o ataque cardíaco e insuficiencia cardíaca. Se observaron pruebas de una asociación dosis-respuesta con el accidente cerebrovascular, pero solo en los hombres.
Se trata de un estudio observacional y, por tanto, no puede establecerse causa y efecto; además, transcurrieron un promedio de 5,5 años entre las grabaciones del rastreador de actividad y la recopilación de datos sobre factores de riesgo potencialmente influyentes y la medición de la actividad física en el tiempo libre. Pese a ello, los investigadores concluyen: "VILPA puede ser un objetivo de actividad física prometedor para la prevención de eventos cardiovasculares importantes en mujeres que no pueden o no desean realizar ejercicio formal". Finalmente, aunque los hallazgos de VILPA fueron más fuertes para las mujeres que no hacían ejercicio, los hombres que incorporan algo de VILPA en sus rutinas diarias aún deberían realizar ejercicio estructurado de intensidad vigorosa de manera regular para reducir su riesgo de enfermedad cardiovascular, señalan.
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