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Cómo poner límites sin caer en una discusión: las 6 estrategias para argumentar y hacerte respetar
En Consumidor Global te contamos como puedes marcar los límites de forma sana sin perder las formas ni los nervios en el intento, según las pautas de los expertos en psicología
A lo largo de nuestra vida enfrentamos numerosos aprendizajes. Aprender a caminar, hablar, leer y escribir, entre muchos otros. Aunque la mayoría de estas habilidades fundamentales se adquieren en la infancia, existen aprendizajes que, a menudo, quedan pendientes hasta la edad adulta.
Uno de ellos es aprender a establecer límites. Establecer límites es tan complejo porque requiere de un grado de madurez que implica ser capaz de disociar la incomodidad que podemos sentir con respecto a un tema de nuestros argumentos. Sin embargo, en la práctica, no es raro encontrarnos cediendo a los deseos de otros a fin de no discutir, aun cuando realmente no deseamos hacer algo o no nos gusta lo que nos han dicho.
Poner límites sin perjudicar nuestros vínculos
En contextos profesionales, familiares, de pareja, en la amistad o en relaciones sociales, es fundamental aprender a marcar límites de forma sana y efectiva, para no actuar solo por inercia.
Como dijo el filósofo inglés Herbert Spencer: "Si es un deber respetar los derechos de los demás, también lo es defender los propios". Lograrlo sin ofender a los demás es tan importante como comunicarnos ¿Cómo combinar ambas cosas y salir airosos de un posible conflicto?
¿Por qué es difícil establecer límites?
Según la psicóloga y escritora estadounidense Doreen Virtue, los límites son una parte de nuestro autocuidado esencial. “Son saludables, normales y necesarios”, decreta sobre el hecho de tener que aprender herramientas para comunicar nuestras preferencias por salud mental.
Sabemos lo difícil que es poner límites porque implica encarar un conflicto, que si bien puede parecer sencillo, incluso podemos convencernos de que en determinadas situaciones sabríamos decir "yo nunca haría eso", lo cierto es que no lo es en absoluto. Podemos distinguir entre límites físicos, generalmente más fáciles de identificar, y límites emocionales, que suelen ser más difíciles de establecer a largo plazo.
La huella de la infancia
Los límites nos ayudan a protegernos y sientan las bases de una autoestima saludable, por lo que resulta fundamental desarrollar estrategias que nos permitan establecerlos de cara a futuro.
Nos cuesta reconocer nuestros propios límites cuando estos no se han respetado en el pasado, como sucede en entornos de crianza muy autoritarios o en personas que han padecido relaciones tóxicas con parejas controladoras. Por otro lado, reconocer los límites de los demás puede ser complicado para quienes crecieron en un entorno excesivamente permisivo.
El miedo al rechazo
Otros factores pueden dificultar el establecimiento de límites, incluso cuando somos conscientes de cuáles son. Entre estos, destacan el miedo al rechazo o al abandono de la persona con la que tenemos que confrontar nuestros pareceres.
La culpa, el temor a ser juzgados y una actitud de hiperresponsabilidad también dificulta esta tarea.
Aprender a no satisfacer necesidades de otros
Recuerda que no tienes que satisfacer las expectativas de los demás; además, es su responsabilidad reflexionar sobre sus propios problemas. Establecer límites sanos y respetuosos es una habilidad que siempre podemos aprender.
La escritora y académica estadounidense Brené Brown, ya lo decía así en una ponencia: "Atreverse a establecer límites se trata de tener el valor de amarnos a nosotros mismos, incluso cuando corremos el riesgo de decepcionar a otros".
La asertividad: una habilidad esencial
La psicóloga y coach Cristina Bushell define la asertividad como: “ La habilidad de expresar nuestras emociones de forma adecuada, sin hostilidad ni agresividad. Las personas asertivas manifiestan sus opiniones y sentimientos de manera directa, sean estos positivos o negativos” comenta.
Y es que si hay algo importante es el hecho de saber ser asertivo cuando toca. Esto no implica ser perfecto socialmente, sino respetarse a uno mismo y expresar las propias opiniones sin dejarse coaccionar por las expectativas del entorno.
Pensar antes de hablar
Antes de empezar una disputa, respira, coge papel y boli si fuera necesario y anota la respuesta que darías desde la calma y la educación antes de dejarte llevar por el impulso de la ira o el enfado.
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Expresa tus deseos con claridad y explica tus razones con calma y respeto.
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Utiliza frases como: "Agradezco la invitación, pero tengo un compromiso", "Para mí esto es importante, por favor respétalo".
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No tengas miedo de decir no. Ser claro y directo es beneficioso para todos.
Seis estrategias para ayudarte a establecer límites
A continuación te desvelamos las mejores estrategias saber como llevar a cabo el proceso de comunicarnos. También es recomendable rodearte de personas que respeten tus límites y apoyarte en ellas.
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Identifica las situaciones problemáticas. Ser consciente de las situaciones en las que te resulta difícil establecer límites es el primer paso para tomar acción.
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Tómate tu tiempo. No sientas presión para responder de inmediato. Reflexionar antes de contestar puede ayudarte a tomar decisiones alineadas con tus deseos y necesidades naturales sin que estos se vean teñidos por el clima de conflicto.
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Cuida tus formas. Mantener un tono educado y cercano puede facilitar el diálogo adecuado. Si uno baja las armas, todo parece más ligero.
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Acepta la incomodidad. Es normal sentir incomodidad cuando algo nos molesta o no nos apetece, pero a medida que practiques, esta sensación disminuirá.
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Recuerda la igualdad. Todos tenemos derecho a expresar lo que sentimos, siempre que lo hagamos de forma cordial y respetuosa.
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Sé flexible contigo mismo. Establecer límites es un aprendizaje continuo. Reconocer tus logros y no castigarte por errores pasados es fundamental para cuidar de nuestra salud mental.
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