Los ecos de lo sucedido durante la pandemia siguen resonando y encendiendo el debate. El último capítulo lo protagoniza AstraZeneca, que dejará de comercializar en Europa Vaxzevria, su vacuna contra la covid-19, a partir de este martes 7 de mayo. El cese responde a una petición de la propia compañía realizada a la Comisión Europea, pero lo chocante es que llega después de que la empresa admitiera públicamente que su vacuna contra el coronavirus puede provocar efectos secundarios como trombosis en "casos muy raros".
No obstante, la farmacéutica defiende que no se trata de hechos relacionados entre sí, puesto que la posible aparición de trombosis no era algo que la compañía negase u ocultase: en octubre de 2021, AstraZeneca ya incluía en el prospecto de su vacuna información sobre este efecto secundario, que calificaba de "muy raro".
Los motivos de la retirada
Con todo, el anuncio ha levantado enormes suspicacias y ha dado pie a que los escépticos (y los negacionistas) alcen la voz, si bien AstraZeneca defiende que la retirada no tiene que ver con los efectos secundarios.
En la misma línea, algunos científicos se han apresurado a recordar en redes sociales que el asunto debe leerse en términos exclusivamente comerciales, ya que AstraZeneca tiene en la actualidad excedente de vacunas que no ha conseguido vender, y su fórmula contra el coronavirus ha quedado un tanto desactualizada (y tiene ahora menos eficacia que otras existentes). A la compañía no le resulta, por tanto, rentable seguir produciendo un producto cuya demanda ha caído mucho.
Los beneficios superaban a los riesgos
Muchos expertos han insistido en que esto ya se sabía. Por ejemplo, Christian Pérez ha recordado en X que la propia Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) “publicó un análisis contextualizado de beneficios y riesgos de la vacuna frente a la COVID-19 de AstraZeneca, concluyendo que los beneficios seguían superando los riesgos, y que el efecto secundario era efectivamente muy raro".
El caso es que el 5 de marzo, AstraZeneca pidió a la Comisión Europa retirar la autorización de comercialización del medicamento. "Estamos increíblemente orgullosos del papel que desempeñó Vaxzevria para poner fin a la pandemia mundial. Según estimaciones independientes, solo en el primer año de uso se salvaron más de 6,5 millones de vidas y se suministraron más de 3.000 millones de dosis en todo el mundo”, defiende la compañía en un comunicado.
Esfuerzos para poner fin a la pandemia
“Nuestros esfuerzos han sido reconocidos por gobiernos de todo el mundo y son ampliamente considerados como un componente fundamental para poner fin a la pandemia mundial", añadían.
A pesar de esta loable contribución a la lucha contra la pandemia, la semana pasada, AstraZeneca admitió ante la Justicia británica que su vacuna contra el coronavirus puede provocar efectos secundarios como trombosis en "casos muy raros".
Reclamación por daños y perjuicios
El reconocimiento se produjo en el marco de un proceso judicial del Tribunal Supremo del Reino Unido, que tiene abierta una demanda colectiva abierta en la que 51 casos de víctimas y familiares reclaman a AstraZeneca hasta 100 millones de libras por daños y perjuicios por los efectos secundarios de la vacuna.
Uno de los efectos es el síndrome de trombosis con trombocitopenia, que es un coágulo en los vasos sanguíneos del cerebro, piernas o en otra parte del cuerpo.
AstraZeneca rechaza las denuncias de los usuarios
AstraZeneca rechaza sin embargo las afirmaciones que recogen las denuncias, a pesar de que acepta la posibilidad de que estos síntomas se manifiesten. Por su parte, los abogados de los denunciantes argumentan que la vacuna, desarrollada junto con la Universidad de Oxford, "ha tenido un efecto devastador para un pequeño número de familias".
Uno de los primeros casos en judicializarse fue el de Jaime Scott, una persona que quedó con una lesión cerebral permanente tras sufrir un coágulo y una hemorragia en el cerebro que le impidió trabajar después de recibir la vacuna de AstraZeneca en abril de 2021.