Loading...

Los 7 rasgos de tu personalidad que indican que grado de educación tienes, según la psicología

En Consumidor Global te contamos los siete rasgos que demuestran si tienes mala educación y falta de inteligencia emocional para tener relaciones personales saludables

Rocío Antón

Los 7 rasgos de tu personalidad que indican que grado de educación tienes, según la psicología/ PEXELS

Seguro que no es la primera vez que te ves inmerso en una discusión sin sentido a causa de una mala contestación de otra persona, y esta ha tenido un efecto muy nocivo en tu día. Puede que incuso tú mismo te hayas contemplado realizando un mal gesto de lo más desafortunado para con otra persona.

A veces estos pequeños actos de la vida hacen que nos preguntemos si estas repercusiones son fruto de una falta de educación generalizada o que simplemente no hemos sabido aprender las formas de desarrollarnos adecuadamente con el medio cuando eramos niños.

Los efectos de una crianza excesivamente permisiva pueden ser letales para las habilidades sociales de la vida adulta/ PEXELS

Los efectos de una crianza excesivamente permisiva

Seguro que tu también has criticado ciertas actitudes de los niños o adolescentes de tu entorno cercano llegando incluso a pronosticarles ciertas repercusiones en su vida adulta.

La respuesta corta es que si has pensado que cómo se comporta un niño tiene un efecto a futuro, te confirmamos que estas en lo cierto. Los niños aprenden y viven sus primeros conflictos en la infancia, donde empiezan a fraguar su personalidad y primeras formas de resolver las trabas con las que se encuentran.

Características de los adultos malcriados

Expertos señalan que niños que crecen sin límites tienden a mostrar comportamientos egocéntricos y una falta de consideración hacia los demás en la vida asulta. Estos niños desarrollan una actitud prepotente y demandante que dificulta su capacidad para relacionarse de forma asertiva con los demás.

Aunque los niños no nacen siendo malcriados, es el entorno y la crianza sin normas consistentes y coherentes lo que contribuye a desarrollar estas actitudes déspotas, que a menudo persisten en la vida adulta.

Los 7 rasgos de tu personalidad que indican tu grado de educación, según la psicología

Cada persona es un mundo y unas circunstancias muy concretas, pero a menudo si analizamos estas nos damos cuenta de que al adopción de ciertas actitudes y parones de conducta vienen determinados por la crianza que se obtuvo en la infancia. Si tu eres una persona mal educada efectivamente no viniste así de fabrica, te hicieron así tus modelos de referencia, es decir, tus padres.

Una persona con muy malas formas/ FREEPIK

Y sin querer poner el foco en que clase de educación pueden dar ciertos padres, lo cierto es que la psicología confirma que la falta de límites apropiados y el tipo de apego vivido en las etapas más tempranas de la vida tienen el poder de configurar absolutamente toda la personalidad adulta de una persona. A continuación te revelamos los siete rasgos de una persona con claros síntomas de ser una mal educada:

1. Intransigencia

Un adulto que fue malcriado suele sentir que los demás deben satisfacer sus necesidades pues tiene todos los derechos y apetencias concedidos de serie. A menudo suelen ser personas sin capacidad de asumir responsabilidades que vayan más allá de su propia satisfacción.

Son personas inflexibles, incapaces de ceder en situaciones de conflicto, ya que esperan que todo se ajuste a sus deseos inmediatos. Todo ha de ser cómo y cuando ellos lo desean. Esta actitud, como explica la psicóloga Reena B. Patel, puede deberse a una expectativa en base a experiencias de la infancia que confirmar la idea arraigada de que todo se resolverá a su favor.

Las rabietas de los niños suelen ser los primeros síntomas de un adulto mal educado UNSPLASH

2. Falta de habilidades de comunicación

Un entorno donde todo se ajusta a los caprichos del niño limita el desarrollo de las habilidades conciliadoras y de comunicación del adulto a futuro. Un exceso de consentimiento puede establecer una personalidad tendente manipular a los demás para sus caprichos y antojos. Para sorpresa de nadie, suelen ser personas con las mismas dificultades para expresarse como para escuchar a los demás.

Para mejorar la comunicación en los niños, es necesario enseñarles a escuchar y expresar sus necesidades sin imponer sus deseos.

3. Tendencias egoístas

El egoísmo es un comportamiento normal en el desarrollo de los niños pequeños, que suelen superarlo alrededor de los seis años.

Sin embargo, si un niño continúa siendo reticente a compartir o espera que los demás le cedan siempre todo, este egoísmo puede persistir en la adultez. Patel afirma que en estos casos, el adulto tiende a centrarse únicamente en lo que le resulta beneficioso, sin considerar las preferencias o necesidades de quienes le rodean.

El egoísmo es un comportamiento normal en el desarrollo de los niños pequeños, que suelen superarlo alrededor de los seis años/ PEXELS

La falta de estas habilidades puede llevar a adultos a ser incapaces de interactuar de forma constructiva y que muestran desinterés por el impacto de sus palabras en los demás, como explica la Dra. Denitrea Vaughan, especialista en relaciones.

4. Escasa empatía

La falta de empatía es otra consecuencia de una crianza sin límites. Un adulto que no ha aprendido a ser empático difícilmente logrará ver las cosas desde la perspectiva de los demás.

Vaughan menciona que la incapacidad de tratar de comprender los puntos de vista ajenos se desarrolla cuando a los niños no se les enseña a comunicarse de manera asertiva ni a manejar conflictos.

5. Impulsividad

Si un niño recibe siempre lo que pide al primer intento, sin necesidad de esperar o negociar, es probable que desarrolle una escasa tolerancia a la frustración. No aprenden a manejar sus emociones ni a diferir la gratificación inmediata, lo que puede llevar a una conducta impulsiva en la adultez.

Una mujer molesta responde de mala manera en una videollada / FREEPIK

Esta falta de autodominio puede hacer que tomen decisiones precipitadas y carezcan de la paciencia necesaria para esperar beneficios a largo plazo.

6. Ausencia de autodisciplina

La autodisciplina requiere una base de límites y normas en la crianza. La falta de estos límites en un entorno permisivo impide que el niño desarrolle autocontrol, una habilidad clave en la vida adulta.

Una persona hace la siesta tumbada en el césped / PIXABAY

La psicóloga Vaughan destaca que, sin límites, las personas tienden a ser indisciplinadas, lo cual se refleja en dificultades para gestionar sus hábitos y en problemas para cumplir con responsabilidades laborales o personales de cara a futuro.

7. Dificultades en la gestión de conflictos

Un niño que ha crecido sin aprender a ceder o reconocer sus errores puede enfrentar serias dificultades en la vida adulta para manejar los desacuerdos. Cuando las expectativas no se ajustan a la realidad y se espera que siempre les den la razón, el resultado suele ser una incapacidad para gestionar conflictos de manera efectiva.

La experta explica que esta falta de flexibilidad y de habilidades para la resolución de conflictos es un obstáculo para establecer relaciones saludables de pareja y amistad.