Las palabras a veces son bálsamo y ungüento para el alma. Así, al menos lo considera Miguel Ángel Velasco, psicólogo, escritor y explorador incansable del poder transformador del lenguaje en nuestra vida. En un mundo cada vez más individualista y egótico, parece que el poder inconfundible de la sensibilidad promete dar profundidad a las existencias más perdidas.
Construir una vida más plena y significativa está al alcance de tu mano si de verdad empiezas a explicarle a tu mente los términos adecuados para ello.
Tres palabras griegas que cambiarán tu vida
El autor de Un viaje en palabras, Miguel Ángel Velasco, recupera 3 palabras griegas que son el destino, el medio y la brújula para alcanzar la felicidad: estas son eudaimonía, areté y ataraxía.
“Cada término encierra una forma de comprender el mundo y una herramienta para enfrentarlo”, explica Miguel Ángel Velasco, conocido por su labor en la famosa cuenta @diccionariovip: “Es un recordatorio de que no estamos solos, de que otros han sentido y vivido cosas similares a las nuestras, y que sus experiencias, encapsuladas en palabras, pueden guiarnos”, comenta sobre el poder de entender e interiorizar ciertos conceptos sanadores.
El poder de las palabras como refugio y transformación
Seguro que has oído hablar de su primer libro llamado La palabra exacta, muchos han toldado a sus contenidos de ser un soplo de aire fresco para la mente y el corazón. En su última obra, La vida en palabras, el autor amplía su enfoque crítico y desmenuza un viaje a través de otros términos poderosos provenientes de otras culturas y épocas.
Desde la sabiduría de la Grecia clásica hasta el encanto del japonés o el calor de las lenguas hawaianas, el libro es una invitación a mirar la vida desde nuevas perspectivas.
Tres joyas griegas para acercarte a la felicidad
“El lenguaje nos conecta y nos da consuelo. Las palabras son como abrazos para el alma. Nos permiten encontrar esperanza y avanzar con mayor fortaleza”, comenta el psicólogo Miguel Ángel Velasco.
La psiquiatra Marian Rojas Estapé comentaba con bastante tino que “comprender es aliviar”, una afirmación que viene al caso. El foco lo pone en tres palabras clave de los manuscritos de la antigua Grecia: Eudaimonía, areté y ataraxía.
¿Qué hacer cuando ya nada te hace feliz?
Los estudiosos de la filosofía siguen obteniendo de los antiguos eruditos griegos términos del camino hacia la felicidad. Según Velasco, tres términos griegos capturan la esencia de lo que significa vivir una vida plena. A continuación desmenuzamos estos tres conceptos y su efecto en nuestra psique.
'Eudaimonía', el propósito que guía tu vida
Aristóteles describía la eudaimonía como la verdadera felicidad, aquella que surge de explorar nuestro máximo potencial humano y vivir de acuerdo con nuestras virtudes y valores.
“No es solo ser buenos en lo que hacemos, sino encontrar un propósito profundo y duradero que dé sentido a nuestras vidas”.
Areté: la excelencia como estilo de vida
La palabra areté hace referencia a alcanzar el máximo potencial y desarrollo en todas las áreas de nuestra vida a las que damos valor.
Según Velasco, esta virtud no solo se cultiva con talento o esfuerzo, se cimenta sobre grandes cuotas de valentía, equilibrio y justicia. Vivir con areté significa ser la mejor versión de uno mismo.
Ataraxía: la serenidad que nos sostiene
La ataraxía propone un ancla. Esta palabra habla de tener paz interior y serenidad ante las situaciones más desafiantes de la vida. Aceptar lo que no podemos cambiar y concentrarnos en cómo tomarnos la vida con menos estrés y más filosofía: “Es esa estabilidad que nos ayuda a resistir las tormentas sin quebrarnos”, señala Velasco.
¿Qué hay que hacer para ser felices?
El experto en psicología propone 3 estrategias prácticas para integrar estos conceptos en busca de la felicidad.
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Acepta lo que no puedes controlar e intenta soltarlo. Identificar aquello que está fuera de nuestro alcance y dejar de darle tanto poder en nuestra mente es clave para encontrar la paz interior.
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Asume que la vida te va a presentar desafíos. Intentar no negar o evitar a toda costa las adversidades, puede ayudarte a afrontar con otro tipo de mentalidad los problemas.
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Valora la vida y las pequeñas cosas. Imaginar la pérdida de algo importante es una manera poderosa de cultivar gratitud, no dar por sentado nada ni a nadie es primordial para entender que la vida es un regalo.
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Toma consciencia y relativiza. Cuando entiendes que todos estamos haciendo lo mejor, que podemos todo y que cada uno lidia con sus propias palabras, los problemas parecen encontrar cierto reposo y serenidad. Nada es personal y tomárnoslo, así nos hará vivir en paz y bajar las armas.