La pasta es un clásico de la dieta mediterránea. Hecha principalmente de trigo, agua y a veces huevos, es un alimento rico en carbohidratos complejos, que proporcionan energía sostenida.
Cuando se hierve la pasta, se libera el almidón que tiñe el agua de un color blanquecino. Una vez cocido el alimento, lo más frecuente es tirar el líquido. Pues bien, esto es un error y te explicamos por qué.
Potencia el sabor de las salsas
El agua donde se cuece la pasta puede ser un gran aliado en la cocina. De hecho, es perfecto para emulsionar la salsa con la que se sirve la pasta.
No solo mejora el sabor de la salsa. También su apariencia. El almidón que desprende la pasta permite que los ingredientes se integren bien aportando un toque cremoso a la salsa en cuestión.
Otras recetas
Además, el agua donde se hierve la pasta puede ser perfecta para hacer una sopa exprés. Desde el portal Quora recomiendan picar un poco de cebolla en una sartén. Añadir un poco de aceite, ajo, sal y alguna verdura.
Luego, hay que sofreir al gusto y, por último, se añade el agua sobrante de la cocción de la pasta hasta que hierva. Una forma de aprovechar este líquido y evitar el desperdicio alimentario.