Una de las preguntas que frecuentemente surge en los hogares es si se pueden consumir yogures una vez superada la fecha de caducidad. Boticaria García, doctora en Farmacia y conocida divulgadora en temas de nutrición, ha abordado este misterio, ofreciendo una respuesta que podría cambiar la forma en que gestionamos los productos lácteos en nuestras neveras.
Según García, desde hace una década, específicamente desde el año 2014, los yogures han dejado de llevar una fecha de caducidad para incluir en su etiquetado la leyenda de “consumo preferente”. Esta modificación se debe a la naturaleza del yogur como un alimento microbiológicamente estable bajo condiciones de conservación adecuadas.
¿Qué significa la fecha de consumo preferente?
La fecha de consumo preferente indica el período durante el cual el producto mantendrá sus propiedades en óptimas condiciones. Sin embargo, esto no significa que después de esta fecha el yogur se convierta en un riesgo para la salud. García asegura que, siempre y cuando no haya signos evidentes de deterioro y se haya mantenido una correcta conservación, los yogures pueden consumirse sin peligro.
Cabe destacar que el yogur se caracteriza por tener un pH muy ácido, lo que dificulta la proliferación de patógenos, esos agentes biológicos que pueden causar enfermedades. Además, el proceso de elaboración del yogur comienza con leche pasteurizada, lo que elimina la carga microbiana desde el inicio. Por estas razones, el consumo de yogures después de la fecha de consumo preferente generalmente no conlleva consecuencias negativas para la salud, aunque en microbiología el riesgo cero no existe.
¿Hasta cuándo se puede estirar la fecha?
La respuesta a cuánto tiempo se pueden “estirar” los yogures una vez pasada la fecha de consumo preferente depende de varios factores. Boticaria García menciona que puede ser de varias semanas, variando según el tipo de yogur y siempre que se haya respetado la cadena de frío.
Es importante destacar que mientras las propiedades nutricionales se mantienen, los efectos probióticos pueden verse alterados con el tiempo, ya que la cantidad de microorganismos vivos disminuye con los días.