La temporada navideña de este año se perfila –de nuevo– como una época de sabores inusuales, gracias a otra colaboración de otras dos clásicas marcas que combina la tradición con un giro audaz. Estrella Galicia, la emblemática cervecera gallega, se une a El Almendro, la histórica marca de turrón de Jijona, para presentar un producto que revoluciona solo con ver su envoltorio, un turrón de chocolate negro infusionado con cerveza negra. Esta fusión, como explica Juan José Martin, director Off Trade de Hijos de Rivera, busca “unir el pasado y el presente con el sabor inconfundible de lo auténtico”.
La idea detrás de este turrón es intrigante. Según El Almendro, se trata de “uno de los turrones más especiales” que han creado, prometiendo una experiencia gustativa única. A través de esta creación, ambas empresas pretenden conectar con los fan lovers de múltiples generaciones, enfatizando la importancia de mantener vivas las tradiciones. Sin embargo, la pregunta persiste. ¿Realmente logra esta innovación capturar la esencia de las tradiciones navideñas? Además, ¿la búsqueda de combinaciones rocambolescas, como el turrón de chocolate negro con cerveza negra, nos lleva a un punto en el que el sabor queda relegado a un segundo plano? A primera vista, esta mezcla resulta extraña, e incluso risible. Consumidor Global lo ha probado y ha evaluado si realmente merece la pena adquirirlo de cara a la Navidad.
Nos comemos el turrón
Al abrir la caja del nuevo turrón de chocolate negro con cerveza negra, lo primero que llama la atención es su presentación. El envase combina los colores oscuros de la cerveza con detalles dorados que evocan la tradición del turrón. Al mismo tiempo genera escepticismo, y una se pregunta cómo se habrán fusionado estos dos mundos aparentemente tan distintos. Aunque el envoltorio llama la atención, la verdadera cuestión no reside en la estética del producto, sino en la autenticidad de su propuesta gustativa.
Al cortar un trozo, la textura densa y la capa exterior crujiente del chocolate negro son inmediatas. El aroma intenso y profundo del chocolate sugiere que se trata de un producto de calidad, pero las primeras impresiones pueden ser engañosas. Al llevarlo a la boca, la experiencia comienza con un impacto inicial de dulzura, característico del chocolate, pero rápidamente se complica al entrar en juego el sabor de la cerveza negra.
Un esfuerzo por innovar que engaña
En este punto, la combinación de sabores plantea interrogantes. La mezcla de chocolate y cerveza negra, aunque audaz, puede parecer forzada. El regusto a cerveza es sutil y, en ocasiones, casi imperceptible, lo que plantea la pregunta de si realmente aporta algo a la experiencia global del turrón. En lugar de una sinfonía de sabores, la combinación se siente como un esfuerzo por innovar a expensas de la tradición. La esencia del turrón tradicional, con su perfil de sabor bien definido, podría verse comprometida en esta búsqueda de originalidad.
La periodista especializada en nutrición Laura Caorsi sostiene que estas colaboraciones suelen despertar la curiosidad, aunque su originalidad sea cuestionable. “Ni el turrón de cacao ni la cerveza negra son nuevos, pero la unión de ambos despierta la curiosidad del consumidor”, explica la experta a este medio. Es una mezcla que, aunque poco común, no deja de ser un juego de marketing que intenta hacernos creer que estamos ante una novedad radical.
El problema es que no se apuesta por un producto saludable
Paloma Quintana, nutricionista y experta en alimentación, es más tajante en su valoración del producto: “El turrón en sí, aunque cuente con la colaboración de dos marcas importantes, es una porquería, como la mayoría de los turrones”. Quintana critica que, pese a la imagen de prestigio de El Almendro y Estrella Galicia, no se haya apostado por un producto más saludable. Señala que el turrón está compuesto principalmente por azúcar, jarabe de glucosa y mantecas de baja calidad, lo que lo convierte en una opción poco recomendable desde el punto de vista nutricional.
La nutricionista también menciona que el uso de la cerveza negra no aporta gran valor, ya que su sabor apenas se percibe en el producto. Para Quintana, el problema radica en que las marcas siguen lanzando productos que dañan la salud en lugar de apostar por alternativas más nutritivas. Sugiere que podrían haberse utilizado ingredientes de mayor calidad, como almendras nacionales o incluso haber innovado con un turrón sin azúcar, manteniendo la esencia de la colaboración pero sin comprometer la salud del consumidor.
Estrategia de marketing en el turrón: una cuestión de impacto
Beatriz Robles, dietista-nutricionista y profesora de la Universidad Isabel I, también ofrece su visión crítica sobre este tipo de colaboraciones entre marcas. Según Robles, su propósito es principalmente captar la atención del consumidor en un mercado saturado: “Este tipo de colaboraciones aparecen frecuentemente entre dos marcas y lo único que están buscando es llamar nuestra atención”. Robles destaca que, nutricionalmente, este turrón no es mejor ni peor que otros turrones tradicionales: “Ya sabemos que va a ser un alimento que está hecho básicamente de azúcar, el 40% es azúcar, tiene una cantidad muy elevada de grasa como corresponde a un turrón de chocolate porque lleva manteca de cacao”.
Además, Robles subraya que estas combinaciones “antiintuitivas” tienen como objetivo destacar entre la multitud de productos disponibles: “Nunca se nos ocurriría esta mezcla o no parece una mezcla como muy probable. Bueno, pues precisamente eso, llamar nuestra atención en un lineal en el que hay cientos de opciones, la más llamativa, por novedosa, por innovadora, por disruptiva va a ser la que capte nuestra atención”. Asimismo, destaca que la estrategia no se limita solo al punto de venta, sino que comienza desde el lanzamiento del producto, generando conversaciones en medios y redes sociales. En cuanto al contenido en alcohol, Robles advierte que, aunque es bajo (0,5%), debe evitarse en ciertos grupos de riesgo, como personas medicadas o con problemas de adicción.
Análisis nutricional
A medida que analizamos el producto más de cerca, nos encontramos con una etiqueta que revela su verdadera naturaleza. Clasificado como un “turrón diverso”, este dulce no sigue la tradicional receta con almendras, sino que sustituye sus ingredientes por un 41% de azúcar, un 20% de grasas saturadas y un 6,5% de cerveza negra. Con 500 kilocalorías por cada 100 gramos, el producto no se puede catalogar como saludable, y Laura Caorsi advierte que no debería formar parte de la alimentación habitual.
“Como siempre, cuando nos enfrentamos a un producto de este estilo, es fundamental consultar su nombre real, sus ingredientes y la información nutricional”, destaca la periodista especializada en nutrición. “Se trata de un turrón diverso, una categoría definida por ley y que permite sustituir las clásicas almendras por otros frutos secos o materias primas. Y esto es justo lo que pasa aquí, donde el principal ingrediente es el azúcar, seguido por la manteca y la pasta de cacao, y por un 6,5% de cerveza negra, que es lo que se usa como reclamo. Además, de un 0,5% de alcohol”, explica Caorsi.
¿Es una estrategia ingeniosa?
A pesar de las críticas que puede recibir, el turrón de cerveza negra también ha generado expectativas y comentarios positivos. Joan Colás, un entusiasta del chocolate, ha compartido con Consumidor Global su experiencia al probarlo. “Ni cerveza ni turrón, pero está buenísimo. Tanto de aspecto como de textura parece más una tableta gruesa de chocolate negro”. Según Colás, aunque es más dulce que el chocolate convencional, su sabor es sutil, ya que el regusto a cerveza solo se percibe después de un rato. “Es ideal para los que odiamos cualquier chocolate al licor, porque no tiene sabor intenso alcohol”, concluye.
No obstante, la estrategia de unir sabores tradicionales a través de productos emblemáticos como el turrón y la cerveza plantea interrogantes sobre hasta qué punto esta innovación puede ser realmente significativa. ¿Es suficiente con romper esquemas en un mercado saturado? La mezcla de chocolate y cerveza negra podría ser una estrategia ingeniosa para captar la atención de los consumidores, pero en última instancia, la autenticidad de la experiencia gustativa es lo que determinará su éxito.