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El pollo que compras en Lidl "está contaminado"
Un análisis europeo examina cientos de bandejas de pollo de la cadena de supermercados alemana y el 71% de las españolas tiene la carne afectada
"No aconsejaría a mis pacientes comprar estos productos de pollo de Lidl". Así de contundente se muestra la doctora Imke Lührs, especialista en medicina interna y exasesora del Parlamento Federal alemán (Bundestag), tras conocer los resultados del análisis científico que ha examinado 142 bandejas de pollo procedentes de supermercados Lidl de España, Alemania, Italia, Gran Bretaña y Polonia.
Los productos comprados en los establecimientos de Lidl en España fueron alitas de pollo, jamoncitos, cuarto trasero, canal y pechuga de pollo. Tras analizarnos microbiológicamente en un laboratorio avalado por el organismo alemán de acreditación (Dakks), el estudio concluye que “un 71% de las muestras están contaminadas por bacterias resistentes a los antibióticos”.
El pollo "contaminado" de Lidl
El análisis, publicado por el Observatorio del Bienestar Animal, ha hallado que el 38% de la carne de pollo adquirida en tiendas Lidl de Madrid, Valencia y Barcelona contiene listeria y el 83% patógenos diarreicos como Escherichia coli y Campylobacter.
De este modo, el pollo de Lidl en España obtiene los peores resultados del análisis, frente al tercio de productos contaminados en Alemania y el 58% en Reino Unido.
Alerta por potencial afectación a la salud pública
El Observatorio de Bienestar Animal ha trasladado esta alerta a los Ministerios de Consumo, Asuntos Sociales y Agenda 2030 y al de Agricultura, Pesca y Alimentación, solicita que se investigue la presencia microbiológica de gérmenes resistentes a los antibióticos y otros patógenos con potencial afectación a la salud pública en la carne de pollo de Lidl y que se emita un informe público al respecto.
Cabe recordar que estas bacterias pueden causar infecciones del tracto urinario, neumonía o septicemia, y que la resistencia a los antibióticos es una de las diez causas de muerte más comunes en todo el mundo. En España, por ejemplo, se contabilizan alrededor de 3.000 muertes anuales, según datos del Ministerio de Sanidad.
Cómo llegan a nosotros las bacterias resistentes a los antibióticos
“Las bacterias resistentes pueden llegar hasta nosotros de muy diversas formas: por consumo directo de productos contaminados o a través del agua de embalses de abastecimiento a los que acaban llegando los efluentes ganaderos”, expone Eduardo Costas, catedrático de Genética y experto en mecanismos de adaptación de microorganismos a contaminantes antropogénicos en la Universidad Complutense de Madrid.
El catedrático alerta de que los patógenos resistentes a los antibióticos también se filtran de las granjas hacia el medioambiente, por ejemplo, hacia masas de agua, el suelo o las verduras. Y asegura que, en cuanto a la presencia de estos gérmenes en la cocina, las reglas de higiene rara vez pueden cumplirse meticulosamente, siendo comunes los descuidos a la hora de limpiar los utensilios de cocina o no cocinar completamente la carne, por lo que la presencia de estas bacterias en el pollo de Lidl supone un evidente riesgo para consumidores y consumidoras.
Listeria, patógenos diarreicos y otras bacterias
El análisis también revela la presencia de patógenos diarreicos. En concreto, un 83% de la carne de pollo de Lidl España presenta Campylobacter, cuyo contagio puede causar desde una infección asintomática, pasando por una diarrea grave con fiebre y síntomas generales de enfermedad, hasta una inflamación de las articulaciones y signos generalizados de parálisis o síndrome de Guillain-Barrée.
El laboratorio también ha detectado Listeria monocytogenes en un 38% de los productos en España. Una infección con listeria puede causar daños graves en bebés no nacidos, incluyendo abortos espontáneos, y en personas con defensas inmunológicas debilitadas puede llevar a enfermedades graves. El 83% de las muestras españolas también presentan Escherichia coli, que puede provocar diarrea o infecciones urinarias con la posibilidad de intoxicación sanguínea u otras enfermedades orgánicas.
"Una amenaza seria para la salud"
El estudio del pollo de Lidl "muestra que la carne está contaminada con numerosos patógenos potenciales. Aunque estos no suelen causar enfermedad inmediata, todavía existe el riesgo de que los gérmenes puedan transmitirse a los humanos si la carne no se prepara adecuadamente”, advierte la doctora Lührs.
Además, en caso de circunstancias desafortunadas -enfermedades preexistentes, administración de antibióticos por otras razones, una lesión o una operación- “pueden convertirse en una amenaza seria para la salud”, recalca la doctora alemana.
La asignatura pendiente de Lidl
No debemos olvidar que los antibióticos se han utilizado de manera masiva y abusiva en la agricultura durante décadas. “A animales completamente sanos se les administran antibióticos que en realidad no necesitan. Y esto se hace con el único propósito de poder mantener de manera rentable a animales sobrealimentados en naves superpobladas”, expone el doctor Rupert Ebner, veterinario y exvicepresidente de la Asociación Estatal de Veterinarios de Baviera (Alemania).
Por todo ello, “garantizar la seguridad alimentaria de la carne que vende es responsabilidad de Lidl”, recuerda Julia Elizalde, directora de campañas del Observatorio de Bienestar Animal, quien añade: “criar pollos hacinados entre excrementos es un paraíso para la propagación de patógenos. Atiborrar a los animales con antibióticos es un problema de primer nivel para la salud pública. Hacemos un llamamiento urgente a que reduzcan la densidad de aves”.
La postura de Lidl
Consumidor Global ha trasladado esta alerta al departamento de comunicación de la cadena de supermercados en España y la respuesta ha sido la siguiente: "Queremos dejar constancia de que garantizar la calidad de nuestros productos es una prioridad para Lidl, extendiéndola a los propios procesos para garantizar que los productos conservan las mejores condiciones desde el proveedor hasta el cliente final. Para ello, realizamos exhaustivos controles de calidad a lo largo de toda la cadena de suministro a través de organismos independientes y acreditados".
Y prosiguen: "Todos nuestros proveedores cuentan además con avales de certificación internacionalmente reconocidos como International Food Standard (IFS) o el British Retail Consortium (BRC) que certifican los más altos estándares de calidad, y, en especial, la seguridad alimentaria".
"No existe ningún riesgo sanitario para el consumidor"
"Respecto a la última acusación de esta organización (por OBA), nos gustaría recalcar que las bacterias que una carne fresca de pollo pueda contener no son consecuencia del método de cría de nuestros proveedores en particular, sino que representan un reto general para toda la industria de la carne avícola", apuntan desde Lidl.
"Además, en todos nuestros envases siempre especificamos de forma transparente que el producto debe ser cocinado completamente antes de su consumo y que es necesario cumplir con las normas de higiene durante el proceso. De este modo, si se manipula de forma correcta no existe ningún riesgo sanitario para el consumidor", sentencian.
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