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La Plantequilla no convence: por qué no es tan buena como proclama Tulipán
Esta alternativa a la mantequilla es similar a la margarina tradicional del fabricante, pero bastante más cara y con unos retoques cuestionables en términos de sostenibilidad
Cuando en 1945 un grupo de empresarios vascos creó Tulipán, la dieta de los españoles era pobre, algunas carnes y lácteos eran muy escasos y una parte del país pasaba hambre. Sobra decir, por tanto, que la preocupación por el medio ambiente era mínima o inexistente, y que muchos consumidores ignoraban qué era el gluten o el aceite de palma. Algo más tarde, en los años 50, Tulipán se anunciaba en los periódicos definiéndose como un “alimento graso, puro y de riquísimo paladar”.
Hoy, su producto más innovador, la Plantequilla, lo hace describiéndose como un alimento que “unta, cocina y hornea como la mantequilla, todo ello con 100% de ingredientes naturales y vegetales, sobre todo, con ese delicioso sabor a mantequilla”. Utiliza además el eslogan skip the cow. “De la planta a tu tostada, sin lo raro de pasar por una vaca”, proclama el fabricante en la web.
Diferencias de Plantequilla con la margarina
Pero, ¿hasta qué punto es realmente raro ese proceso? ¿En qué sentido es mejor saltárselo? ¿No pasa la leche del café que desayunamos a diario por una vaca? También cabe preguntarse por las diferencias entre la Plantequilla y la margarina original de Tulipán. La novedad más notable es que la primera tiene un porcentaje de materia grasa para untar más elevado que la segunda (79% frente al 59%) y menos agua.
@tulipan_espana ¿Alguna vez has pensado por qué las plantas tienen que pasar primero por una vaca? Es un poco raro, ¿no? Sí, así es. Con Tulipán #plantequilla podrás disfrutar de un sabor delicios, pero sin la vaca. #SkipTheCow #plantbased #foodtok ♬ sonido original - Tulipán
Ambas evitan el aceite de palma y sí contienen aceites vegetales (nabina, girasol en proporciones variables), grasa de coco y emulgentes.
Impacto climático
Pero si hay un elemento sustancial en la Plantequilla, ese es la palabrería. El fabricante resalta que su producto tiene un 73% menos de impacto climático que la mantequilla de origen animal en España, y cita, para respaldar el dato, la Herramienta de Análisis de ciclo de vida (desarrollada por Quantis).
Ahora bien, en la ficha del Tulipán Original con Sal se dice que ésta tiene un 86% menos de impacto climático que la mantequilla, de modo que el propio fabricante explicita que el primer sucedáneo es mejor, a nivel medioambiental, que esta pomposa vuelta de tuerca (un 15% más, concretamente).
Diferencia de precio
Lo peor es que, a pesar de que la margarina de Tulipán es similar a la Plantequilla a nivel nutricional, es mucho más cara: el envase de 200 gramos cuesta en el supermercado aproximadamente 2,15 euros (es decir, 10,75 €/kg), mientras que el paquete de 400 gramos de margarina Tulipán vale unos 2,59 euros (6,48 euros/kg, aproximadamente).
Parece tratarse, por tanto, de una oportunidad de mercado. Un hueco rentable. Al fin y al cabo, en 2016 a Tulipán parecía no importarle tanto que el origen de los alimentos fuese animal, puesto que lanzó una versión de Tulipán con mantequilla, que describió además como la “mayor innovación en la historia de untables de la marca”. El producto ya no se vende, pero el anuncio aún es visible en las redes sociales de la empresa.
“Deliciosa y cremosa”
“Deliciosa y cremosa, pero sin la vaca. Es ideal para cocineros, panaderos y amantes de la mantequilla. Es 100% vegetal”, dice Tulipán de su Plantequilla.
La primera parte del enunciado, es justo reconocerlo, puede ser cierta. Al menos para ciertos paladares: los incondicionales de la mantequilla quizá sí perciban muchas diferencias organolépticas, pero un consumidor estándar comprobará que el sabor es correcto (ligeramente más anodino) y que se funde perfectamente.
No tan saludable
La dietista-nutricionista Cristina Lajas explica a este medio que, más allá de los valores nutricionales, es pertinente revisar los ingredientes del producto. “La Plantequilla contiene grasas, como es lógico, pero se trata de aceites vegetales que no consideramos saludables. El único aceite que se considera saludable es el aceite de oliva y éste no aparece, no lleva absolutamente nada. Partiendo de esta base, ya podemos asumir que la Plantequilla no sería una buena opción”, argumenta.
“Tanto el aceite de harina como el de girasol y el de coco son refinados, y además el colorante es un añadido que no es interesante”, agrega.
Debate sobre la sostenibilidad
En cuanto al impacto climático, Lajas considera que no es del todo ético “vender un producto así como menos contaminante, puesto que sigue conteniendo aceites refinados que tampoco son buenos para el planeta. En general, los alimentos que sean procesados o de origen animal serán más dañinos para el medio ambiente que las legumbres, los frutos secos o que, por supuesto, las frutas y verduras. Y, desde luego, este lo es”.
A nivel culinario, esta experta sí concede que la Plantequilla “tiene pinta de acercarse mucho a lo que es la mantequilla”, por lo que puede ser una opción válida para algunos consumidores veganos, sobre todo para hacer postres. “Pero, evidentemente, lo que salga de ahí no va a ser un producto sano”, zanja.