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Oreo sabor a 'brownie': la "engañifa" que juega en el límite de lo legal

La popular marca tiene una gama de productos en los que adapta el relleno de la galleta a otros sabores y, en este caso, el del bizcocho brilla por su ausencia

Ana Siles

Oreo con sabor a brownie / OREO

Hay una delgadísima línea entre decir que un alimento es "de" o tiene "sabor a". ¿Un ejemplo? No es lo mismo "paté de atún" que "paté con sabor a atún". ¿Por qué? En el primer caso debe contener el pescado mientras que el segundo basta con incluir un mejunje de aromas que recuerden a él. 

Hace tan solo unas pocas semanas, Consumidor Global ya puso el foco en el caso de los yogures de Eroski, que se presentaban como yogures de fruta cuando, en realidad, no eran más que lácteos con sabor a frutas. Ahora llega el turno de Oreo. La firma del grupo Mondelez incluye una gama de productos donde la galleta se reinventa con otros sabores, como el brownie

Una expectativa que defrauda

Cuando uno echa un vistazo al paquete de Oreo sabor a brownie llama la atención varias cosas. En primer lugar, el gran tamaño de las palabras choc'o y brownie que no pasan desapercibidas para el cliente. Las estrellas con la bandera de Estados Unidos junto a la palabra flavour (sabor) quedan en un segundo plano. 

Oreo con sabor a 'brownie' / CG

Claro está que cualquiera que compre esas galletas lo hace con un solo objetivo: toparse con una oreo que recuerde al bizcocho. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Basta con hincarle el diente a una de ellas para descubrir que no es más que una cookie con sabor a chocolate

La diferencia clave

Un bocado a la galleta es suficiente para preguntarse "si son de brownie, ¿dónde está?". Y ahí es donde está el quid de la cuestión. Precisamente, la marca incluye la palabra flavour (bien pequeña, eso sí) para recordar al consumidor que esas cookies simplemente son de sabor a brownie

Por tanto, no contienen el bizcocho como tal sino una mezcla de aromas, aditivos y saborizantes que recuerdan a él. Lo explican a este medio Manuela López, profesora del Departamento de Comercialización de la Universidad de Murcia, y Rafael Urrialde, doctor en Ciencias Biológicas y especialista en seguridad alimentaria.

Detalles que despistan

Que no haya nada ilegal en el envase, no quiere decir que no genere cierta confusión. ¿Por qué? La palabra flavour viene en inglés, lo cual puede ser que otros consumidores no conozcan el significado. Además, Urrialde subraya que tanto la palabra brownie como flavour deberían aparecer en el mismo tamaño de letra. 

Por si fuera poco, tampoco pasa desapercibido la expresión choc'o. Marina Diana, doctora en Nutrición de la Universidad Ramón Llul-Blanquerna, cuenta a este medio que esto induce a pensar que lleva chocolate. Sin embargo, Oreo no puede utilizar la palabra chocolate porque no hay ni rastro de él en su composición.

Listado de ingredientes

En el reverso del envase, el brownie brilla por su ausencia. En su listado de ingredientes, Oreo subraya "galletas de cacao rellena de crema (29%) de chocolate". 

Además, el sabor al supuesto brownie llega a través de un cacao magro en polvo (6,6%). "Esto no es chocolate es un sucedáneo por eso en la denominación no ponen chocolate, solo choc", confirma Diana. 

Un 'brownie' con nata / PIXABAY

Por los pelos

La doctora en Nutrición deja muy claro que este producto está al límite de lo legal. ¿El motivo? Basta con poner el término flavour "para no pillarse los dedos", tal y como explica Urrialde. 

Por su parte, López reconoce que el consumidor podría quejarse del sabor de las galletas pero no por su etiquetado. En cambio, para Diana no es más que "una engañifa, ni hay choco, ni brownie ni nada de nada. Es absurdo". 

Productos poco recomendables

Partiendo de la base de que las galletas Oreo son un alimento ultraprocesado, sobra decir que en el caso del brownie es un producto repleto de calorías. 173 calorías por cada 100 gramos, para ser exactos. 

Un producto que nada bueno aporta a la salud y en el listado de ingredientes no hay ni rastro del bizcocho. Solo hay un derivado del cacao, aromas, grasa de palma y azúcar, entre otros elementos. ¿Y qué hay del brownie? Un mero reclamo comercial que se justifica con una mezcla de aditivos y aromas.