Muchos son los estudios científicos que han confirmado como la alimentación juega un papel clave en la gestión de nuestras emociones. De hecho, es muy habitual que en momentos de tristeza o ansiedad nuestro apetito se vea completamente afectado, ya sea disminuyendo notablemente o, por el contrario, aumentando con un deseo intenso de consumir alimentos ricos en azúcares y grasas.
La cultura china asocia el consumo del picante al sentimiento de pena, afirmando que quienes eligen estos sabores potentes pueden verlos como una vía al sentimiento de tristeza, se dice que el ardor podría llegar a calmar cierta sensación interna de desasosiego. Esta creencia también la comparten muchos expertos en nutrición, que afirman como ciertos alimentos tienen el poder de influir en nuestro estado de ánimo.
La conexión entre lo que comes y cómo te sientes existe
Héctor Castiñeira, reconocido divulgador en redes sociales de temas de salud, conocido bajo el pseudónimo @EnfermeraSaturada, lo explica en su libro ¿Quién se ha llevado mi energía?, sin embargo, aclara desde el principio que aunque la alimentación puede ayudar a mejorar tu ánimo, no es una cura para trastornos más serios como la depresión o la ansiedad.
“Vivimos en una sociedad agotada, con poca vitalidad”, señala Castiñeira. Por eso, su libro ofrece una guía práctica de hábitos y consejos para recuperar energía, reforzar el sistema inmune y, por supuesto, sentirnos más felices dando de comer a nuestro sistema hormonal alimentos que nos ayudan a subir ciertos niveles en el organismo y consecuentemente a sentirnos mucho mejor.
¿Podemos alimentar a nuestro cerebro para que sea más feliz?
Seguro te ha pasado: hay días en los que, después de comer, te sientes radiante y otros en los que la tristeza o el cansancio parecen haberse colado como el aderezo estrella de tu plato.
Según el nutricionista, esa conexión entre lo que comemos y cómo nos sentimos está directamente relacionada con dos neurotransmisores clave de nuestro cerebro: la serotonina y la dopamina, responsables de la felicidad, la motivación y la energía.
Qué dos grupos de alimentos te hacen más feliz
La ciencia ha demostrado que bajos niveles de serotonina pueden provocar irritabilidad y problemas para dormir, mientras que la falta de dopamina se asocia con poca motivación y fatiga. Por eso, el autor nos propone priorizar alimentos que estimulen la producción de estas sustancias y, así, marcar la diferencia en nuestro día a día.
Si tuviéramos que ordenar la lista, podríamos decir que la fuente de la felicidad se encuentra en las grasas más saludables, como son las del cacao, aguacate o frutos secos, y las proteínas limpias, como pueden ser la que te brinda el pavo o las legumbres.
Alimentos para estimular la serotonina:
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Legumbres: fuente de nutrientes esenciales.
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Aguacate: un must en tu cocina.
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Pavo: ligero y saludable.
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Frutos rojos: pequeños pero poderosos.
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Nueces y avena: para incluir en desayunos y snacks.
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Semillas de sésamo y chía: ideales en ensaladas y batidos.
Alimentos que potencian la dopamina:
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Plátano y manzana: opciones dulces y naturales.
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Nueces y almendras: aliados de la energía.
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Semillas (sésamo, girasol, calabaza): ¡una bomba de nutrientes!
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Té verde: un toque de antioxidantes.
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Chocolate negro (más del 85%): el capricho que te hace bien.
Cómo sentirnos más enérgicos y motivados: Activa tu triptófano
El triptófano, el precursor de la serotonina, es un nutriente clave que no puede faltar en tu dieta. Aquí tienes algunos alimentos ricos en este aminoácido que te ayudarán a sentirte vital y motivada:
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Carnes blancas: especialmente pavo y pollo.
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Huevos: completos, con yema y clara.
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Pescados azules: sardina, anchoa, bonito o salmón.
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Frutos secos: nueces, almendras, avellanas, pistachos y cacahuetes.
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Lácteos: leche y queso fresco.
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Cereales integrales: como arroz, avena y amaranto.
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Aguacate y legumbres: perfectos para tus comidas principales.
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Patatas: versátiles y nutritivas.
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Cacao puro: el toque dulce para una vida más feliz.
Recuperar la energía y mejorar tu estado de ánimo empieza en el plato. Prioriza estos alimentos, experimenta con recetas y escucha a tu cuerpo. Pequeños cambios en tu alimentación pueden marcar una gran diferencia en cómo te sientes cada día. ¿Lista para empezar?