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Me como la hamburguesa con sabor a Dalsy, el inolvidable jarabe infantil, y esto es lo que opino
Monkey Food, una hamburguesería de Sevilla, lanza esta peculiar combinación que sorprende a quienes la prueban y que ya es un éxito
Quienes fueron niños entre la década de 1990 y 2000 lo recuerdan con cariño. No era sólo un medicamento, sino también una especie de golosina que pedíamos sin parar, pero que mamá o papá nos reservaba sólo para cuando teníamos fiebre. El Dalsy era el jarabe más famoso de España y la hamburguesería Monkey Food lo ha rescatado del baúl de los recuerdos para devolver aquel dulce sabor a los niños de entonces, ya adultos ahora.
Bajo el logo del popular fármaco, el local sevillano ha diseñado su burger Dalsi. Si bien el aspecto es tradicional, el toque final se lo da la jeringuilla pinchada en mitad de la hamburguesa que está rellena de una salsa con un aspecto similar al del clásico ibuprofeno infantil. Tiene muy buena pinta y empiezo a salivar, así que la cojo con ambas manos (sin ensuciarme demasiado) y le doy el primer bocado.
Esta es mi opinión
La burger se ofrece con dos pattys de carnes smasheadas. En mi caso la pedí smasheada –que es como me comentaron los empleados que era la idea principal de la hamburguesa– y fue todo un acierto. El punto de la carne madurada (es una carne de vaca madurada durante 45 días) y la caramelización que le aporta el smash, combina a la perfección con el cheddar blanco ahumado, el bacon de Black Angus y el dulzor que le aporta el ingrediente principal: la salsa con sabor a Dalsy.
El motivo por el que está resonando tanto es, de hecho, su salsa Dalsi. Se trata de una especie de sirope de mandarina, cuyo sabor me recuerda, sin duda, al medicamento que tanto he tomado de niña. Aunque, al inicio, el nuevo producto de Monkey Food me pareció raro, la elección de ingredientes se compagina con armonía, haciendo de esta una burger única y rica.
No empalaga
Al terminarla, concluyo que el toque de Dalsi no me empalaga. Tiene la cantidad justa y necesaria que tampoco me mancha exageradamente las manos. No obstante, su precio es un hándicap a la hora de pedirla, pues cuesta nada más y nada menos que 14,95 euros. Este tipo de combinaciones rocambolescas siempre son una oportunidad para clavarle al consumidor.
“La idea surge de nuestro departamento de I+D que fusiona marketing con cocina y buscamos siempre el atrevimiento con las mejores ideas. Así es como surgió la burguer Dalsi, y otras como nuestra Platanoes (una hamburguesa bañada en oro), nuestras hamburguesas con macarrones, etc.”, comenta a Consumidor Global el CEO de Monkey Food, Francisco M. Recio.
Es cuestión de gustos
“Una vez elegidos los sabores, comenzamos con la búsqueda de ingredientes que combinaran bien, y que nos ofreciera productos originales y divertidos, como es el caso de esta burguer”, señalan desde el local. “Aproximándonos al concepto de trampantojo con la finalidad de romper con los esquemas de lo políticamente correcto, y sacar esa chispa que caracteriza a nuestra marca, lanzamos nuestra burger Dalsi”, anuncian.
Comer esta hamburguesa, como todo en la vida, es cuestión de gustos. “Hay quien prefiere el sabor del cítrico dentro de la burger, quien prefiere el sirope directamente de la jeringa a la boca y luego saborear los ingredientes, o viceversa. Personalmente, a mí me gusta que todos los sabores se mezclen por lo bien que casan el vacuno y los cítricos”, confiesa una empleada del local.
¿Cómo ha sido la acogida del público?
Al preguntar sobre la acogida del innovador producto por parte de los clientes, Recio destaca que ha habido sentimientos encontrados. “El público ha reaccionado de una manera brutal, sobre todo, por aquellas personas que añoraban ese sabor que simula el conocido jarabe. Si bien, es cierto que hemos tenido una lluvia de discrepancias y críticas, algo que ya asumimos antes de haber lanzado la hamburguesa”, expresa Recio.
De momento, según el CEO de Monkey Food, la burger Dalsi no se trata de un producto perecedero en la carta, sino que se instalará de manera indefinida en el menú. “A pesar de la controversia que ha generado, también ha despertado la curiosidad por probarla de muchas personas, y eso nos anima a seguir creando y buscando conceptos nuevos para nuestros productos”, concluye Recio.
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