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Así maltratan a los peces en las macrogranjas marinas de España
Greenpeace publica imágenes inéditas de las instalaciones de cría masiva de peces que asolan las costas españolas
“Lo esencial es invisible a los ojos” escribió Antoine de Saint-Exupéry en su libro más leído, El principito. Esta frase se puede extrapolar a numerosos ámbitos de la vida entre los que se incluye la cara oculta del pescado, que es la cría masiva en las macrogranjas marinas españolas, o, hablando en plata, el maltrato que sufren los peces antes de pasar por el supermercado de camino a nuestro plato.
Greenpeace ha comprobado el estado de hacinamiento y estrés al que someten a los peces en las jaulas de confinamiento de distintas macrogranjas marinas situadas en Roquetas de Mar y Villaricos (Almería) y en Guardamar del Segura y Campello (Alicante), y las imágenes hablan por sí solas...
Así maltratan a los peces en la macrogranjas marinas
Desde la superficie no se ve, pero existe un auténtico horror de explotación animal bajo las costas españolas. Así lo documenta la investigación que ha llevado a cabo Greenpeace en varias granjas de engorde de lubina y dorada presentes en la costa levantina.
Algunas de ellas, tal y como se aprecia en las imágenes, se encuentran en un estado de conservación y suciedad lamentables, con las aguas turbias y ejemplares muertos en los fondos de las redes. Unas imágenes impactantes que sirve a la oenegé para poner el grito en el mar y denunciar el maltrato animal que sufren los peces en estas jaulas y los daños que generan en los ecosistemas marinos.
El mito de la acuicultura
“Intentan convencernos de que la acuicultura es la solución a la sobrepesca y esto no es real: las macrogranjas marinas están contribuyendo al colapso de los stocks pesqueros”, expone la responsable de la campaña de océanos de Greenpeace Marta Martín-Borregón.
La acuicultura industrial en España “no es una actividad sostenible”, recuerdan desde la oenegé, pues cuenta con numerosos establecimientos de especies carnívoras a las que no tiene ningún sentido criar y engordar, ya que para alimentarlas hay que extraer enormes recursos pesqueros que sirven para la producción de harina de pescado.
El sinsentido de la cría de engorde
En España se producen, entre otras especies, dorada, lubina, rodaballo y atún rojo. En el caso de esta última hay que tener en cuenta que hacen falta 20 kilogramos de pescado para que engorden 1 kilo. Además, se trata de un producto de lujo que se exporta en más de un 85%, principalmente a Japón.
En el caso del resto de las especies, se engordan con harina de pescado, es decir, piensos procesados. Para hacer una tonelada de harina de pescado se necesitan, aproximadamente, entre cuatro a cinco toneladas de pequeños peces pelágicos, y durante el periodo 2011-2021 la producción de lubina y dorada en España fue de casi 200.000 toneladas y cerca de 140.000 toneladas, respectivamente.
El estado de los océanos
Al menos el 35% de los recursos pesqueros están sobreexplotados a nivel mundial y, en el caso del Mediterráneo, esta cifra aumenta hasta el 90%. Por eso la organización medioambiental denuncia que la pesca industrial es nociva, genera unos graves impactos sobre los océanos al devastar los fondos marinos, capturar especies protegidas de forma acccidental y tener un elevado porcentaje de descartes.
Es una realidad que los océanos están sometidos a numerosos impactos que los están llevando al borde del colapso, como la sobrepesca, la contaminación, el cambio climático, las actividades industriales o la pérdida de biodiversidad.
Medidas urgentes
“Necesitamos que se tomen medidas urgentes ante los terribles impactos que generan las macrogranjas marinas en España y que se impida la puesta en marcha de nuevos establecimientos acuícolas, como las granjas de atún rojo en Getaria y Castellón o la granja de pulpos de Canarias”, advierte Martín-Borregón.
Asimismo, desde Greenpeace exigen al Gobierno la implementación del artículo 17 de la Política Pesquera Común, es decir, que se distribuyan las posibilidades de pesca (cuotas y esfuerzo pesquero) en beneficio de la pesca de bajo impacto y de las comunidades locales, incluyendo criterios sociales y ambientales en el reparto, como el número de trabajadores y trabajadoras o la inyección a la economía local, el aumento de la selectividad, o la reducción de impacto sobre el fondo, siguiendo las recomendaciones científicas para terminar con la sobrepesca. "Para asegurar el futuro de nuestros océanos y de los recursos pesqueros, debemos cambiar el modelo de producción, el actual es completamente insostenible”, sentencian desde la oenegé.
La postura de Apromar
Desde la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar) consideran que los datos proporcionados por Greenpeace son inexactos. "La concentración y volumen de peces en una instalación de acuicultura depende de la especie, la etapa de cultivo y duración del proceso productivo, también del sistema de cría, la temperatura del agua y del tamaño de los peces. Pero los peces siempre disponen del espacio necesario para desarrollarse en condiciones óptimas", aseguran fuentes de Apromar.
"En general, en las granjas marinas, como mínimo el 98% del espacio productivo es agua y solo el 2% es el espacio que ocupan los peces, lo cual se corresponde con densidades máximas de 20 kilogramos por cada metro cúbico", añaden.
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