La Ecomarca, la iniciativa que vende productos ecológicos sin intermediarios

No es una utopía. Hay vida más allá de la industria alimentaria. Fuera de Mercadona, Carrefour y las grandes cadenas de supermercados, aparte de las tiendas ecológicas, existen diversas iniciativas de comercio justo en las que se paga bien a los agricultores de la zona y los productos ecológicos se venden sin intermediarios para democratizar su consumo y permitir que lleguen a todo tipo de públicos.

Una de estas iniciativas es La Ecomarca, una red de producción y consumo agroecológico, gestionada por la cooperativa Garúa, que opera en la Comunidad de Madrid, donde hace accesibles estos alimentos a grupos de consumo, a escuelas infantiles municipales y a un restaurante vecino al Museo del Prado. 

La misión de La Ecomarca

La Ecomarca nace “para facilitar la vida a los grupos de consumo (personas autoorganizadas para conseguir alimentos ecológicos, de proximidad, etcétera) y ampliar las opciones de comercialización, a precios justos, a pequeños productores ecológicos”, expone el miembro de la cooperativa sin ánimo de lucro Garúa y activista de Ecologistas en Acción Abel Esteban. 

Con este proyecto “conseguimos que los alimentos ecológicos y locales lleguen también a una parte de la población que tiene menos oportunidades de consumirlos, porque normalmente cuestan más, porque son más difíciles de encontrar y porque para las personas con vidas más precarias hay otros temas más urgentes que solucionar”, incide Esteban, quien recuerda los beneficios para la salud de estos alimentos frente a los que comercializa la industria alimentaria.

Los precios de los productos ecológicos

La Ecomarca tiene una oferta bastante amplia de alimentos perecederos (hortalizas, verduras y frutas) y de no perecederos. Garúa compra directamente a los productores de Madrid y alrededores, y dos veces por semana un repartidor acerca los alimentos ecológicos en su furgoneta a los grupos de consumo, a las escuelas y al restaurante.

Todos ellos se venden “a un precio superior al de las ofertas de los supermercados y al producto convencional de la industria, pero más económico que el de las tiendas ecológicas”, recalca Esteban. Por poner algunos ejemplos, la lechuga cuesta 1,55 euros, el kilo de naranjas de Valencia sale a 1,96 euros, el de lentejas va a 3,69 euros y las dos raciones de cocido madrileño (770 gramos) se pagan a 6,63 euros.

Alimenta el Cambio

La Ecomarca surgió hace alrededor de 10 años, pero, desde este curso, también trabajan con 12 escuelas infantiles de la Comunidad de Madrid. “Son escuelas públicas que priorizan el acceso de familias en peores circunstancias socioeconómicas”, apunta Esteban sobre el proyecto La Ecomarca Alimenta el Cambio, que ya llega a más de 1.000 niños y niñas y cuenta con el apoyo de la Convocatoria de Medioambiente y Desarrollo Sostenible de Fundación Montemadrid y CaixaBank.

Gracias a La Ecomarca, los pequeños de la Escuela Infantil La Melonera (Arganzuela), Escuela Infantil El Alba (Acacias/Arganzuela), Gigantes y Cabezudos (Ciudad Lineal) y Escuela Infantil La Caracola (Fuencarral), entre otros colegios, pueden acceder a alimentos ecológicos en sus menús escolares.

¿Cómo acceder a los grupos de consumo de La Ecomarca?

La Ecomarca se apoya en un programa de gestión de pedidos de grupos de consumo ciudadanos denominado karakolas. Si te quieres unir a uno de estos grupos ubicados en la Comunidad de Madrid, basta con rellenar el formulario de la página web o escribir un correo electrónico a pedidos@laecomarca.org. 

Simplemente siguiendo estos pasos, los coordinadores te ponen en contacto lo antes posible con alguna de las dinamizadoras del grupo elegido y puedes entrar a formar parte de esta forma de consumo ajena a la industria alimentaria.

El fogón verde

En la calle Alameda número 4, en pleno centro de Madrid, el restaurante vegetariano El fogón verde también compra parte de su materia prima a través de La Ecomarca y ofrece un menú 100% ecológico por 15,50 euros.

“Es un restaurante al uso que tiene singularidades”, apunta Esteban. El fogón verde sólo ofrece comidas (por políticas de conciliación con los trabajadores), no hay servicio a la carta, sino un menú con varias opciones de primero, segundo, postre y bebida, y abre todos los días su cocina casera y saludable.