El Grupo Arzábal, fundado por Álvaro Castellanos e Iván Morales, se ha metido a Madrid en el bolsillo. Así, a base de seguir haciendo las mismas croquetas de jamón que sacaron en la primera apertura de su taberna hace ya quince años. Posicionándose en la cresta de la ola en un mercado tan competitivo como es el sector de la restauración, máxime si hablamos de que lo han hecho en una de las ciudades más vibrantes y cosmopolitas del mundo, como es la capital.
Donde no solo han destacado por su increíble oferta gastronómica en este universo culinario en constante transformación, en el que las opciones de negocios de restauración parecen casi infinitas, sino que han conseguido abrir 5 restaurantes en las localizaciones más emblemáticas de Madrid.
Todo un hito teniendo en cuenta que en propias palabras de Iván Morales: “Esta ciudad es muy caníbal”, comentaba sobre el esfuerzo que han invertido tanto él como su socio Castellanos en hacer ensayo y error con cada nueva apuesta que tenían en la cabeza.
Grupo Arzábal, una nueva apertura en el horizonte del Santiago Bernabéu
La última apuesta la abrirán próximamente en el nuevo Bernabéu, cerrando la larga lista de establecimientos bajo su tutela. El primero, Arzábal Retiro, su particular templo culinario donde el gusto por la cocina tradicional bebe de las mejores materias primas y una calidad exquisita de producto.
El Jardín de Arzábal, una terraza bucólica y absolutamente encantadora a las faldas del Museo Reina Sofía para todos aquellos amantes del buen comer y del arte; Su puesto n.º 18 en el Mercado de San Miguel, llamado Arzábal Market, donde es prácticamente imposible no verlo abarrotado de los que aprecian el tapeo y las raciones para los de buen comer.
Madrí, su castiza taberna de precios asequibles, pero con una fuerte apuesta por la excelencia de su producto tampoco se queda a la zaga en esta larga lista de establecimientos; Por no hablar de su local en la terminal del Aeropuerto Madrid-Barajas, al que han conseguido descontextualizar por completo de las comidas caras y algo malas propias de estas áreas de descanso entre vuelos.
“Nos gusta que el mismo croissant que te comes aquí, lo tengas en la T4”, matizaba Castellanos mientras señalaba uno de los lustrosos bollos que descansaban sobre el plato de una de las mesas del Jardín de Arzábal, así, esponjoso y dorado bajo el sol que se colaba por los cristales del techo estilo invernadero de esta idílica terraza en pleno centro.
Decimoquinto aniversario a toda una trayectoria gastronómica basada en el producto
Además de estos establecimientos, el Grupo Arzábal cuenta con otros establecimientos tales como son los especializados en carne de ave llamado Hermanos Pollo, la taberna sobre ruedas Foodtruck así como su local especializado en hamburguesas llamado Kricky Pelton. Ante tantas formas de explorar el sector de la gastronomía nos surge una pregunta que no para de rebotarnos en la mente.
¿Cómo consiguen llevar los productos de su alta cocina (en cuanto a estar muy centrada en materias primas frescas y de temporada) a un volumen tan elevado de clientes? Todo sin renunciar a su apuesta por trasladar el encanto de las tabernas y su oferta culinaria tradicional de toda la vida a un cliente que le presuponen exigente.
La fórmula que ha conseguido cautivar a más 124.000 clientes cada mes
Álvaro Castellanos e Iván Morales lo llevan teniendo claro desde 2009, desde que se lanzaron a la aventura como emprendedores han conseguido revolucionar la escena gastronómica madrileña a través de su forma de seguir llevando a cabo las mismas recetas y gustos culinarios de excelencia que les gustaría comer a ellos mismos.
La barra animada, los platos clásicos de siempre, una amplia selección de vinos y los productos frescos de temporada se convierten en los protagonistas absolutos de una experiencia culinaria inigualable que resulta ser el denominador común de todos sus locales que tanto gustan.
Las cifras no mienten, nada más y nada menos que 124.500 clientes atraviesan de media la puerta de sus establecimientos cada mes. Y aunque estos socios fundadores reconocen que el éxito no es más que una consecución de esfuerzo, y continuos ensayos y error, lo cierto es que la filosofía de mimar cada una de las producciones para mantener la esencia de lo casero sigue intacta como el primer día.
Cocina y producciones lentas para llevar la excelencia a la mesa
“Nosotros hacemos la masa de las croquetas con muy poca harina, lo cual no solo hace que se digieran mejor, también supone tres horas de reducción hasta que la leche de cabra que usamos espesa para adquirir la consistencia que nosotros queremos llevar a la mesa. De cada 3 litros de leche sacamos 900 kg de masa”, comentaba Álvaro Castellanos de su gusto por seguir trabajando los productos con el tiempo y cariño que necesitan las comidas de toda la vida.
“Lógicamente, hemos tenido que automatizar procesos, si no tendríamos a una persona ahí todo el día dándole vueltas a la masa, pero en esencia es el mismo modo de preparación”, comentaba divertido Iván Morales, quien comparte el orgullo de su socio por los resultados obtenidos en el ejercicio del cierre del año.
Cinco años más del Jardín de Arzábal, una terraza idílica en el corazón de Atocha
El Grupo Arzábal se encuentra en pleno proceso de consolidación, proyectando cerrar este año con una facturación total de 24 millones de euros entre todos los establecimientos que lo conforman. Además, su equipo ha experimentado un crecimiento significativo, alcanzando los 240 trabajadores desde el reducido grupo de 5 que conformaban en sus inicios.
Además, el grupo está de enhorabuena porque acaban de renovar la permanencia de su terraza de ensueño, El jardín de Arzábal, para estar cinco años más a orillas del Museo Reina Sofía. Un restaurante en el que podrás comer rodeado de arte, bajo su luz natural, de los techos altos y abovedados, de su terraza privada llena de encanto. Su carta incluye opciones a precios asequibles, ideales para degustar platos tradicionales de la gastronomía española con un enfoque más contemporáneo y creativo.