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Galletas digestivas, un "ultraprocesado más" que engaña al consumidor
Estas 'cookies', entre las que destacan las Fontaneda Digestive, aparentan ser una opción más saludable frente al resto pero los expertos advierten de que se trata de una alternativa insana que bordea la legalidad
Los lineales de los supermercados están repletos de productos ultraprocesados que se camuflan entre reclamos comerciales y diseños sofisticados de los envases. Uno de los mayores fraudes es el de las galletas digestivas.
A pesar de su popularidad, estas cookies han sabido aprovechar el desconocimiento del consumidor y posicionarse como un producto más saludable de lo que realmente es. Con eslóganes que evocan el bienestar digestivo y diseños que resaltan ingredientes naturales, ocultan su verdadero perfil nutricional: el de un ultraprocesado repleto de azúcares y grasas de baja calidad.
Fontaneda, la reina de las falsas galletas 'digestivas'
Fontaneda es una de las marcas más conocidas por su galleta digestive. Durante años y en la actualidad, muchos usuarios creen erróneamente que poseen propiedades diuréticas o beneficios digestivos. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
La confusión no es casual. El término digestive induce a pensar que se trata de un producto más sano. En cambio, en el propio reverso del envase de Fontaneda se aclara que "la palabra digestive no significa que la galleta contenga características dietéticas digestivas".
Una ilegalidad camuflada
La razón por la que los envases de las galletas digestivas incluyen esta nota aclaratoria es sencilla: las marcas son conscientes de que el término digestive puede confundir (y confunde) a los usuarios.
Marina Diana, doctora en Nutrición de la Universidad Ramon Llull-Blanquerna, sostiene que el Reglamento (UE) 1169/2011, encargado de regular la información alimentaria, advierte en su artículo 7 que los datos proporcionados sobre un producto no deben inducir a error al consumidor. "Las marcas saben que están incumpliendo bastante la normativa y, por eso, aclaran por detrás que la palabra digestive no implica que haya propiedades digestivas", explica a este medio la experta.
Un "ultraprocesado más" y más caro
Las galletas digestivas suelen ser más caras que las tradicionales, con precios que en el caso de Fontaneda rondan los cuatro euros por paquete. Aunque existen opciones más económicas de marcas blancas, estas también suelen costar entre dos y tres euros.
Ahora bien, no importa el precio porque todas estas cookies son "un ultraprocesado más", aclara a Consumidor Global Mónica Cortés, nutricionista de Blua de Sanitas. "Algunas versiones modernas tienen un contenido calórico y de azúcar similar o incluso superior al de otras galletas menos 'saludables'", confiesa Cortés.
El origen del engaño: el bicarbonato sódico
El término digestive tiene su origen en el uso de bicarbonato sódico, un ingrediente empleado en la bollería industrial como gasificante para aumentar el volumen de la masa. Se trata de un compuesto conocido por su efecto antiácido y que dio lugar al nombre comercial de "digestivas". No obstante, cuando el bicarbonato se somete a fuentes de calor pierde su capacidad antiácida.
El resto de los ingredientes que componen estas galletas son harinas refinadas, azúcar, aceites vegetales de baja calidad como el de palma, algo de harina integral, sal y, en ocasiones, miel o jarabe de glucosa. "Aunque la fibra de la harina integral es un punto positivo, no es suficiente para compensar los ingredientes menos saludables", advierte Cortés.
Una mera estrategia de marketing
Queda claro que el perfil nutricional de las galletas digestivas es igual que el del resto de cookies. Pero la engañifa también se traslada al envase de estas galletas. En el caso de Fontaneda, el diseño destaca el trigo como si las galletas estuvieran hechas principalmente de este cereal, cuando en realidad solo contienen harina de trigo refinada.
Así, el término "digestivas" o "digestive" es "más una estrategia de marketing que una verdad nutricional", sentencia Cortés. "Hacen un juego de palabras para engañar al consumidor", concluye Diana.