El fraude de los yogures y bebidas de proteínas: seis mitos que los expertos desmienten

No es extraño toparse en los lineales de los supermercados con productos de proteínas que atraen a los fanáticos del fitness. Los yogures y bebidas proteicas están por todas partes. 

Si bien el mantra de antaño se basaba en que una dieta rica en proteínas te ayudaba a fortalecer tu cuerpo sin hacer deporte, el de los últimos tiempos sostiene que te ayuda a adelgazar como si de una varita mágica se tratase. ¿Cuánto de cierto hay en estas creencias populares?

Un sector demasiado amplio con un mensaje incongruente

En general, la mayoría de personas que se acercan hasta las estanterías de los supermercados para comprar yogures o bebidas de proteínas no saben qué es lo que están tomando. Además de pagar más por estos productos, hacen un flaco favor a su salud. 

Laia Gómez, nutricionista del Hospital HM Nou Delfos, explica a este medio que dentro de este sector se pueden encontrar diferentes opciones y, por tanto, distinta calidad del producto. Luis Cañada, fundador de Fitstore, sostiene que en el terreno de la proteína hay muchas incongruencias en el mensaje. La clave está en saber qué estamos comprando cuando uno recurre a los productos proteicos. 

Mito 1: si haces deporte, tienes que tomar suplementos proteicos

Una creencia ampliamente extendida es que "si haces deporte, tienes que tomar suplementos proteicos". Pues bien, no siempre es así. Gómez explica que los puede tomar cualquier persona siempre que no tengan que controlar el consumo de proteínas. Por ejemplo, alguien que padezca una enfermedad renal, no debe recurrir a este tipo de productos. 

Marina Diana, doctora en Nutrición de la Universidad de Barcelona, explica a este medio que los deportistas tampoco necesitan un exceso de proteínas. La experta subraya que lo único que requieren sus organismos es una mayor ingesta de calorías debido a la actividad física pero nada más.

Mito 2: los productos proteicos te fortalecen o adelgazan sin hacer ejercicio 

"Antes había la falsa creencia de que el que tomaba proteína se ponía fuerte sin tener que ir al gimnasio y ahora, paralelamente, tenemos el que hace la dieta proteica para adelgazar", sostiene Cañada. 

Este experto deja claro que ni lo uno ni lo otro. No se trata de ningún Santo Grial y debe ir acorde a las necesidades de cada persona. Esto pasa por tener una alimentación equilibrada y saber cuándo, cuánto y cómo consumir esta clase de productos proteicos (si es que es necesario). 

Mito 3: podemos consumir tantas proteínas como queramos

Otro mito sobre las proteínas bastante extendido es que las personas pueden ingerir tanta cantidad como quieran, Pues bien, la nutricionista Gómez deja claro que eso no es así. 

"Si consumimos más proteínas de las necesarias nuestro cuerpo las va a transformar en energía o en grasa y por lo tanto acabarán almacenadas en nuestro depósito de grasa. Si quiero perder peso debo modificar toda mi alimentación, no añadir más proteínas a mi dieta", argumenta la experta. 

Mito 4: rico en proteína es sinónimo de saludable

Una vez más, la doctora Gómez y Diana desmienten esta creencia. La primera de ellas sostiene que un alimento no es sano o insano en función de las proteínas que contiene sino por sus nutrientes. 

Por su parte, Cañada añade que es imprescindible saber qué calidad tiene la proteína que vamos a ingerir y los ingredientes del producto. "Debemos tener en cuenta si tiene azúcares simples, qué tipo de grasa tiene, si es saturada o insaturada y qué tipos de aditivos contiene", aconseja Gómez. 

Mito 5: los yogures y bebidas proteicas son alimentos ultraprocesados

La gran mayoría de los consumidores piensan que los yogures y bebidas proteicas son alimentos ultraprocesados. En muchas ocasiones, efectivamente, es así pero en otras tantas simplemente son productos procesados. ¿Qué quiere decir esto? La nutricionista Gómez y Cañada coinciden en que no todos son iguales. "No por ser productos procesados significa que no sean saludables", matiza la experta. 

Son varios los factores que diferencian un procesado de un ultraprocesado. Estos últimos suelen contener azúcares añadidos o similares como la compota de fruta, zumos o dátiles. "Si son productos con sabores, probablemente contendrán varios aditivos como saborizantes", detalla Gómez.

Mito 6: alto en proteínas es sinónimo de bajo en azúcares o grasa

Un producto proteico no tiene por qué ser bajo en azúcares o grasa. Así lo reconoce Diana. 

Una idea con la que también coincide Cañada. "La mayoría de productos proteicos tienen más grasa o azúcar que la propia proteína", apunta el fundador de Fit Store. 

Cómo identificar un buen yogur o bebida proteica

Para evitar caer en productos proteicos que nada bueno aportan al cuerpo, hay varios aspectos a tener en cuenta. Cañada subraya tres claves: 

1. Saber leer el listado de ingredientes: cuanto más al fondo esté la proteína, menos porcentaje de la misma contendrá el producto. 
2. Analizar si la proteína es de calidad o no: para identificar una buena proteína es mejor que el producto en cuestión no contenga aminoácidos añadidos y que fuente proteica provenga de la leche o el huevo, por ejemplo. Se aconseja huir de los productos que contienen glicina, glutamina o taurina. "Lo que estás haciendo es falsear el contenido total de proteínas con aminoácidos baratos", explica el experto. 
3. Examinar con qué se acompaña esa proteína. Normalmente estos tipos de productos son productos dietéticos los cuales van sobrecargados de polialcoholes. "Recomendaría el eritritol y la sucralosa y evitaría el maltitol", comenta Cañada. 

Un vacío legal que confunde al consumidor

El fundador de Fit Store, Cañada, pone el foco en el vacío legal que existe sobre la etiqueta de los productos proteicos. Un filón por el que el marketing cuela infinidad de reclamos comerciales que juegan al límite. "Si te dice que tiene mucha proteína, desconfía y mírate qué otros ingredientes tiene", recalca el experto. 

Así, un yogur no puede contener más de un 10% de proteína pero las marcas tienen libertad para poner el porcentaje que prefieran. Pueden indicar tanto un 10% de proteínas (10 gramos por cada 100ml) como pueden destacar 25 gramos por ración (250ml). "Al final es lo mismo pero la gente no lo sabe y se deja llevar cuando va al lineal y ve que un producto contiene más que otro", concluye. 

Mejor no obsesionarse con las proteínas

Lo que sí dejan claro Diana y Gómez es que no hay que obsesionarse con la ingesta de proteínas. ¿El motivo? Una dieta equilibrada cubre el volumen de proteínas que necesita el cuerpo en condiciones normales. Así lo subrayan tanto Diana como Gómez. 

Diana pone el foco en la proteína de origen vegetal. Esta es por ejemplo, la que procede de las legumbres o frutos secos. "Hay que reducir el consumo de proteína animal", concluye. Gómez argumenta que es más sostenible a largo plazo "comer comida". Es decir, tener buenos hábitos alimentarios que no dependan de añadir productos elaborados.