El primer refresco de la historia nació en 1783, cuando el relojero suizo Jacob Schweppe inventó el proceso de carbonatación industrial del agua añadiéndole gas carbónico. Un siglo después, los soldados empezaron a mezclar quinina (remedio natural contra la malaria) con agua carbonatada debido al mal sabor de esta medicina. Y así se creó la primera tónica del mercado.
Ahora, más de 200 años después, Suntory Beverage & Food Spain, filial de la multinacional japonesa Suntory, que es la propietaria de la tónica Schweppes, desvela las cualidades que hacen de esta agua carbonatada una bebida única.
La importancia de las burbujas
“Nuestros ingredientes y nuestro proceso de elaboración maridan perfectamente con nuestras burbujas, de tal forma que tanto la cantidad como la calidad de estas son las adecuadas en todo momento”, detalla Verónica Cortés, directora de investigación y desarrollo de Suntory Beverage & Food Spain.
Gracias a ello, “conseguimos que nuestra tónica mantenga la carbonatación durante el tiempo habitual de consumición, asegurando que la copa no quede plana, sin burbujas, garantizando así la experiencia de consumo”, añade la experta.
El secreto de la tónica Schweppes
La tónica Schweppes cuenta con una carbonatación inimitable debido a tres factores principales. En primer lugar, su elaboración, donde interactúan agua, quinina, endulzantes y un ingrediente principal que causa el sabor: el aroma de tónica. Este último aporta ese toque tan particular a la tónica Schweppes, ya que es un ingrediente que no lo tiene ninguna otra marca porque se elabora en la propia compañía.
“El aroma de tónica lo elaboramos internamente mediante un proceso de maceración único e inimitable que consiste en sumergir en líquido durante un tiempo y en unas condiciones controladas, distintos ingredientes como hierbas, frutas, especias… que aportan un sabor y aroma distintivos a nuestra tónica”, desvela Cortés. De hecho, la fórmula completa de la tónica es secreta y sólo la conocen cuatro personas del grupo Suntory en todo el mundo.
El equilibrio perfecto
Además de la fórmula secreta y el complejo proceso de carbonatación, el sabor que ofrece se debe al perfecto equilibrio entre los ácidos, dulces y amargos.
“Nuestra tónica tiene dos tiempos: el primero, un golpe intenso de aromas y sabores cítricos potenciado por las burbujas; y el segundo, donde la intensidad se reduce para permitir que afloren toda la complejidad y los matices de una tónica única, con un equilibrio perfecto, que te envuelve el paladar y te permite saborear una experiencia inimitable que se prolonga hasta el final de la copa gracias a las burbujas que siguen estando presentes”, sentencia Cortés.